Malkavian de 8a generación, chiquillo de Yislei
Naturaleza: Festejador
Conducta: Bromista
Abrazo: Año 1130
Edad aparente: 16
Desde las primeras noches de Lituania, cuando la magia gobernaba esa región con una mano más firme que ahora, el título de Krivê ha sido siempre sinónimo de diplomacia y mediación. Los auténticos señores de la zona, el Pueblo Hermoso, siempre han aceptado a uno de los hijos de Caín como emisario y mentor espiritual de su raza. Cuando tiene lugar alguna disputa, el hada acude a este agente escogido antes de resolver el problema por su cuenta, evitando así muchos derramamientos de sangre y malentendidos entre ambas razas. Así ha funcionado todo siempre en Lituania, y la relación se ha mantenido cordial durante siglos.
A principios del siglo XII, el cargo lo ocupaba un sumo sacerdote Malkavian llamado Yislei, un hombre amable conocido en toda la región por su amor hacia todas las cosas sagradas para todos los lituanos paganos, fueran vampiros, licántropos, hadas o mortales. Su propio aprendiz, un joven ghoul llamado Adrojaí, era un estudiante devoto que ansiaba conocer todo lo que pudiera sobre los deberes de su mentor, pero al que siempre le echaba a perder su talante de bromista incansable. De niño, Adrojaí había sido secuestrado por unos duendes perversos. Le llevaron a su morada ultraterrena y le entretuvieron con lo que ellos consideraban juegos, que suelen ser más taimados y, en ocasiones, más grotescos que los nuestros. La experiencia le marcó para siempre, afectando definitivamente a su sentido del humor y su moralidad.
Por lo tanto, cuando Yislei decidió por fin ayudar a su aprendiz a cruzar el umbral que separa la vida de la muerte, lo hizo con ciertas reservas. Sin embargo, lo hizo en el momento idóneo, pues ese mismo año,
Adrojaí había perdido a su mentor por culpa de una estúpida disputa con varios intrusos mortales, una pérdida que todos los paganos de Lituania lamentaron profundamente. Desolado y sediento de venganza, Adrojaí siguió a los viajeros responsables del crimen y les tendió una complicada trampa en un claro de bosque apartado. Cuando la trampa se activó, los mortales huyeron rápidamente y fueron perseguidos por los aliados salvajes que tenía Adrojaí entre el fae, hasta que llegó la mañana, momento en el que los ofensores fueron ejecutados.
Aunque simplemente actuaba de acuerdo a su naturaleza, Adrojaí pronto descubrió que se había convertido en el centro de un culto que le adoraba como a un héroe y que se extendía por toda su tierra natal. Por su valentía a la hora de defender el honor de su mentor (y, con ello, el honor de todos los paganos de Lituania), tanto sus amigos como sus enemigos acabaron considerándolo el heredero obvio del legado de Yislei… y también de su título. En un primer momento el joven vampiro mantuvo las distancias, pues no tenía claro cuál sería su cometido. Al principio se sentía honrado, afortunado por estar en posición de alcanzar tal «herencia» a una edad tan temprana, pero sin aprender del todo su naturaleza específica. Buscando consejo desesperadamente, volvió a recurrir a sus aliados feéricos.
Sin embargo, en esta ocasión acudió a aquéllos del Pueblo Hermoso que habían aconsejado a su señor en tiempos de necesidad, y no a los siniestros duendes con los que Adrojaí había disfrutado cuando era mortal.
Y fue entonces cuando todo cambió para Adrojaí.
El aliado más querido de Yislei entre las hadas envió al muchacho errante hasta un alka, o claro pagano sagrado. Allí la tierra se abrió, y ante sus ojos apareció la imagen fantasmal del sire de Adrojaí. Al principio el muchacho pensó que se trataba de un sueño, pero en cualquier caso, la aparición se dirigió a él, reconfortándole con las palabras que tan desesperadamente necesitaba escuchar, y que sólo la sabiduría de su señor podría haber concebido, Adrojaí no sabía si lo que vio fue una visión desde más allá de la tumba o simplemente una alucinación provocada por un amigo bien intencionado, pero lo que sí tenía muy claro en el fondo, es todo lo que necesitaba saber — era que la aparición había dicho la verdad. Le conocía, y sabía por qué había ido hasta allí. El fantasma le explicó el auténtico significado y propósito del título de Krivê, en palabras que Adrojaí jamás había llegado a comprender del todo antes, y sólo cuando Adrojaí tuvo claro el auténtico alcance de sus responsabilidades, llegó a comprender a su señor, y sólo cuando realmente aceptó todo lo que representaba su señor tuvo claro su propio propósito en la vida.
Adrojaí salió de aquel bosque encantado transformado para siempre. Ya no era el bromista infantil de su juventud. Más bien, se había convertido en el hijo de su sire, un virtuoso del Camino del Cielo y el auténtico líder del pueblo de la noche de Lituania, Desde entonces, Adrojaí ha liderado a los Fieles de esa región como su Krivê. Aunque la llegada del Dios Crucificado ha causado ciertos problemas a Adrojaí y a los mortales de los que cuida, los ha afrontado siempre con dignidad y elegancia; tal y como pretende afrontar todos los desafíos que se le presenten en el futuro.
Extraído del Libro Camino del Cielo pagina 93 y si buscas algún dato mas en la pagina 83 de Transilvania Nocturno lo podrás encontrar.