El Círculo Interior esperaba que sus enemigos más poderosos quedarían convertidos en sombras junto con el Sabbat. Para lograr la destrucción del Sabbat encargaron a los Justicar que redoblaran sus esfuerzos para espiar a sus miembros y los mantuviera informados de las novedades, pues el Sabbat estaba enzarzado en su segunda guerra civil. Con ese fin, los Justicar se centraron en destruir a Petaniqua y ordenaron a los Alastores que se dedicaran a infiltrarse en el Sabbat. Durante un tiempo, los Alastores lograron acabar con varios miembros, pero para cuando el Código de Milán fue plenamente reconocido, el Círculo Interior sospechó que el Sabbat empezaba a estabilizarse y que sería más difícil acabar con Petaniqua.
Hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial los Alastores decidían qué Anatemas serían buenos objetivos basándose en su afiliación política. Este tipo de maniobra estratégica era un raro suceso que difícilmente se volvería a dar, pues los Alastores no tardaron en aprender una lección que no olvidarían.
En la década de 1930, el Clan Tremere descubrió a Kemintiri cuando se hacía pasar por el Justicar Ventrue Michaelis, lo que minó a los Justicar del peor modo posible. Mientras el Círculo Interior se preocupaba por la amenaza exterior del Sabbat, el número uno entre los Anatemas de la Lista Roja logró asesinar y suplantar a un miembro de alto rango de la Camarilla. Tal traición no podía tomarse a la ligera e inmediatamente los Justicar nombraron nuevos Alastores que recibieron el encargo de dar Caza a la Reina Oscura de la Noche. Este reclutamiento fue tan generalizado que no sólo demostró la existencia de los Anatemas a los Vástagos sin cargos, sino que también divulgó todo aquello relacionado con la Lista Roja. Esto tuvo un efecto positivo en el número de Alastores, pues muchos Vástagos de las Generaciones más jóvenes creyeron que convertirse en Alastor era un modo “fácil” de ganarse el respeto de sus Antiguos.
Tras la incorporación de nuevos Alastores hubo dos sucesos de importancia que tuvieron lugar en la década de los cincuenta y que afectaron a su número. La tercera Guerra del Sabbat, aunque breve, descubrió a muchos Alastores infiltrados que perdieron la no-vida cuando los Brujah Antitribu de Nueva York empezaron a señalar a los Vástagos de la zona. El segundo suceso está relacionado con la Caza de vampiros impíos, una cacería que a día de hoy aún continúa, En 1953 una Ravnos Infernalista llamada Rebecca Kotova fue derrotada gracias a una acción conjunta de los Josianos y los Alastores en Polonia. Mientras los Alastores inspeccionaban las posesiones de la Anatema descubrieron que Kotova trabajaba en connivencia con un demonio babilónico llamado Pazuzu y que había escrito un diario con los nombres de los vampiros impíos que se ocultaban en la Camarilla y el Sabbat, junto con otros muchos secretos.
Aunque se presupuso que el diario estaba lleno de mentiras, el impacto psicológico de su existencia tuvo consecuencias. A medida que se difundieron rumores de su existencia entre los miembros de alto rango de la Camarilla, muchos Alastores, como el Ventrue Basilio Radovan, recibieron el encargo de investigar a Vástagos sospechosos de ser Infernalistas. Pocos de ellos fueron hallados culpables, pero el contenido del diario inquietó tanto a los Justicar que éstos decidieron incrementar sus esfuerzos en la lucha contra los vampiros impíos y en consecuencia nombraron más Josianos. A la mayoría de Alastores no les importa recibir ayuda de los Josianos pero, siendo su principal preocupación la Lista Roja, preferirían enfrentarse a los trece Anatemas en vez de dispersar en exceso sus esfuerzos. Actualmente, algunos Alastores se refieren a la batalla entre Vástagos e Infernalistas como la “Guerra del Rey Pescador”, pues no habría nadie más adecuado que un arrepentido Caín para combatir contra los doblemente condenados.
Los vampiros impíos no son los únicos Anatemas que han sido Cazados en este tiempo, pero, a pesar de que los Alastores han sido más eficaces tras la destrucción de Kotova, han sufrido también muchas misteriosas bajas. Por ejemplo, un equipo de Alastores avistado en Irlanda fue destruido en los setenta por su propia mano. Ésta fue la primera vez en la historia contemporánea en la que sucedía algo parecido. Muchos sospecharon que Kemintiri fue la responsable, pues a menudo los Alastores que le siguen la pista acaban por desaparecer.
A veces, a pesar del hecho de que los Alastores hayan recibido el encargo de eliminar a los más buscados de la Camarilla, no siempre se les ha tratado con respeto. A finales de los setenta se añadió al Tremere Antitribu Jue Han a la Lista Roja y en menos de un año fue destruido por un grupo de Alastores y Arcontes. La Arconte Gangrel Klaudia Lange recibió el Trofeo y durante la presentación acabó insultada por el Justicar Tremere Karl Schrekt, quien intentó hacerla entrar en Frenesí. Las tensiones entre ambos se suavizaron con la intervención del Arconte Tremere Ian Carfax, pero el Clan Gangrel no ha perdonado aún ese desliz.
Las sangrientas batallas contra los Anatemas, junto con las misteriosas desapariciones, redujeron el número de Alastores a unas pocas docenas de Vástagos alrededor del mundo. Durante algunos años los Justicar dejaron a un lado la Lista Roja y trabajaron de forma interna en fortalecer el papel del Alastor Rojo para poder apoyar sus responsabilidades. Todo esto cambió tras la muerte de Linette de Brisay, la Primogénita Malkavian de Marsella, en la década de los ochenta. Cuando se descubrió que fue Petaniqua quien la había matado, la noticia sorprendió a muchos Vástagos, pues sospechaban que había huido al baluarte Sabbat de Ciudad de México tras el fin de la Segunda Guerra Civil del Sabbat en los años treinta. El avistamiento de Petaniqua fuera de los baluartes del Sabbat, a medio mundo de distancia, reavivó a los Alastores y muchos voluntarios que odiaban al Sabbat se incorporaron a sus filas. Algunos de ellos fueron enviados a esa zona, pero no descubrieron nada.
El fracaso en la búsqueda de Petaniqua no menguó el empeño de los Alastores, sino que lo incrementó. En ese punto, la Caza de la Inquisidora del Sabbat era algo personal e inmediato, pues la muerte de Brisay causó un efecto de contagio que animó a los Alastores a emplear su fuerza y perseguir a los Anatemas con un renovado vigor que no habían sentido desde que se descubriera la traición de Kemintiri.
A mediados y finales de los ochenta, los Alastores empezaron a incorporar a las Generaciones más jóvenes en sus cacerías, con lo que crearon una vasta red de espías. En parte, estos esfuerzos se llevaron a cabo de forma conjunta con los deseos del Clan Nosferatu de estudiar la tecnología humana, que avanzaba más deprisa de lo que ningún Vástago hubiera imaginado posible. Mientras los Nosferatu aprendían a usar computadoras, los Vástagos más jóvenes iban en busca de Anatemas peinando las calles en busca de información sobre los más buscados de la Camarilla. Al final, estos esfuerzos tuvieron su recompensa, pues ni siquiera los Anatemas podían eludir la gran cantidad de ojos y oídos que los buscaban. A principios de los noventa, un Gangrel llamado Martello Sánchez interceptó un mensaje escrito por la propia Kemintiri que estaba dirigido al Anatema Valerius Maior. De acuerdo con el contenido de la carta, Maior quería unir a los Anatemas como parte de un plan para derrotar a la Camarilla.
Tras autentificar la carta de Kemintiri, los Justicar pusieron a los Alastores en alerta máxima y les confirieron un acceso sin precedentes a los recursos de la Camarilla. Durante los años siguientes, esto tuvo como resultado la destrucción de varios Anatemas. En 1998, se reconoció a la Justicar Lucinde haber acabado con la Samedi Genina en San Francisco. Poco después, Angeló fue destruido a las afueras de Milwaukee en 1999 gracias a los esfuerzos conjuntos del entonces Látigo de Milwaukee Thomas Gerhieren y Balthazar, Sheriff de Chicago. Se confirió el Trofeo al Gangrel Thomas Gerhieren después del testimonio de varios testigos oculares de la lucha, según los cuales fue él quien asestó el golpe mortal, hecho que enojó a Balthazar e inició una rivalidad que aún perdura.
La otra muerte destacada de un Anatema tuvo lugar a mediados de la primera década del nuevo milenio a causa de ser también la más controvertida. El Matusalén Gangrel de la Cuarta Generación Enkidu, de cuyo Sire se rumoreaba que era la Antediluviana Gangrel Ennoia, era un antiguo ser cubierto de misterio. Los Poderes de Animalismo de Ennoia se consideraban legendarios y durante mucho tiempo se creyó que podía absorber el cuerpo de cualquier animal dentro del suyo propio y conservarlo eternamente en su carne. Muchos Alastores creen que este poder fue transmitido a su Chiquillo Enkidu, aunque éste fue incapaz de sobrellevar el peso que causaba la gran cantidad de animales fusionados con su cuerpo sobre su Bestia.
En ocasiones anteriores los Alastores se habían enfrentado a Enkidu, a quien se referían como El Noah, y habían perdido sus vidas a merced de Su ira. Esta vez, se envió a un equipo especial de Alastores y de los mejores luchadores del Señor de la Guerra de la Camarilla para derrotar al Matusalén, a quien siguieron hasta un pequeño calvero a las afueras de Praga.
Oficialmente, la batalla entre Enkidu y la Camarilla duró desde el ocaso hasta el amanecer e implicó alrededor de treinta Vástagos y unos cuantos Ghouls. Antes de que Enkidu pudiera fusionarse con la tierra, algunos de Sus animales Ghoul lograron escapar y los Alastores acabaron con esas bestias, y con el Matusalén Gangrel junto con ellas. Sin embargo, extraoficialmente nadie admitirá haber visto morir a Enkidu, ni tampoco quiere hablar sobre lo sucedido, no vaya a ser que provoque la furia de los Justicar o la ira del Clan Gangrel.
Desde la caída de Enkidu los Alastores han seguido contando con los recursos que los Justicar les han ofrecido. Sin embargo, desde hace poco dichos recursos se han usado para otros menesteres como localizar Alastores prófugos o llevar a cabo misiones de rescate. En el año 2005, una de estos Alastores renegados, Alyssa Maas, fue capturada por un grupo de Josianos. Maas confesó lo que varios Alastores ya se temían: que el Anatema Dylan Bruce había encontrado un modo para subvertir la Marca del Trofeo y expandir la mácula del Infernalismo mediante esa marca taumatúrgica.
En las noches actuales, el número de Alastores que han sido asesinados o corrompidos por Infernalistas ha aumentado considerablemente. Y ahora la Camarilla se encuentra con un desaguisado entre manos, pues los Alastores son el objetivo de sus enemigos, la Marca del Trofeo ha sido corrompida y algunos Vástagos sienten que ser nombrado Alastor es equivalente a recibir una sentencia de muerte. Por este motivo los Justicar han encargado a los Josianos encontrar a Dylan Bruce y han decretado que, por el momento y hasta nueva orden, los Alastores disfruten de la hospitalidad de cualquier Clan Trofeo mientras viajen o se encuentren en territorio controlado por la Camarilla.
Algunos Príncipes se han mostrado incómodos con este cambio, pues la presencia de un Alastor en su ciudad pone patas arriba la población vampírica local. Puesto que los Alastores ya no están de visita en una ciudad de camino “hacia” otra, sienten que no es correcto que se espere que todos los Vástagos les presten su apoyo, ya sea moral o físicamente. Y fue así hasta que entró en escena Brody MacKenzie, un Alastor Toreador, cuyo talento como orador rivalizaba con el de los grandes filósofos de antaño. Sus discursos inflamaron a las Generaciones más jóvenes y las animó a proteger a la Camarilla a la vez que regalaba a las masas relatos sobre hechos acontecidos en la Caza.
Muchos creen que, si no fuera por los apasionados discursos de MacKenzie, los Alastores jamás habrían sido capaces de derrotar a Enkidu ni obtener información sobre los Infernalistas de la Lista. Gracias al tour de charlas de MacKenzie, los Alastores han empezado a ser más apreciados, se han combatido los rumores y se ha animado a nuevos reclutas.
Si los Alastores conservan su buena consideración dependerá de sus acciones durante el desempeño de su trabajo el cual, pese a sus beneficios, no se acaba nunca. Siempre habrá un Anatema más contra el que combatir, un Trofeo más que reclamar, una noche más que sobrevivir.
LOS JUSTICAR DE LA CAMARILLA
Así quedó configurada la lista de Justicar tras el cónclave de 2011:
- Ventrue – Lucinde.
- Tremere – Ian Carfax.
- Malkavian – Juliet Parr.
- Gangrel – Geoffrey Leigh.
- Brujah – Manuela Cardoso Pinto.
- Toreador – Diana Iadanza.
- Nosferatu – Molly Macdonald.
Para los Narradores que hagan uso de la línea argumental opcional según la cual los Assamitas se unieron a la Camarilla y que quieran otorgarles un Justicar, éste sería Kasim Bayar.