La existencia de Anne of Lilies no es tanto un secreto como algo en lo que nadie en particular quiere pensar a menos que sea inevitable. Nacida en 1852, es la única hija de un comerciante británico que vive en Hong Kong. Su madre murió de tifus a una temprana edad, dejando solo a su padre para cuidar de ella. En 1874 su padre la llevó a un viaje a China con la intención de asentar nuevas relaciones comerciales. Los detalles de la expedición son desconocidos; su padre nunca volvió del viaje, ni tampoco ninguno de los criados que llevaron consigo. Sólo Anne volvió a su casa en Hong Kong, sin dar aviso alguno y aparentemente ilesa, pero declinando contestar cualquier pregunta sobre su padre o lo que había pasado. De hecho, nadie pareció saber exactamente como había vuelto a Hong Kong.
En pocos días fue a hacer una visita al mayor operativo encubierto británico de la isla (que quedó absolutamente impresionado de que una joven muchacha descubriera su tapadera con tal facilidad) y le dijo tres cosas:
Primera, tendría toda la cooperación del gobierno británico en cualquier empresa que quisiera realizar. Segunda, a cambio, ella los proveería de información detallada sobre seres sobrenaturales que podrían amenazar la integridad del Imperio, y de cualquier complot que el gobierno chino tuviera intención de llevar a cabo contra el británico. Y finalmente, que cualquier tentativa de violar su intimidad o de dificultar sus movimientos resultaría ser terriblemente costosa de maneras que no podían ni imaginarse aún.
Para demostrar que debía de ser tomada en serio, seguidamente inutilizó la funcionalidad del cuerpo del agente de cintura para abajo, con una sola palabra. Tranquilamente le informó de que permanecería en este estado hasta que le diera una respuesta afirmativa, y si tal respuesta no llegaba antes de que se hubiera marchitado el lirio que se sacó de debajo de la lengua y puso sobre su escritorio, volvería para comerse su alma y hacer la oferta a su sucesor.
El agente fue encontrado tirado en su cara alfombra, enmarcado en su propia basura corporal. Incapaz de mover la parte inferior de su cuerpo ni una fracción de pulgada, se tomó la amenaza en serio y no perdió tiempo alguno en ponerse en contacto con el gobernador de Hong Kong para decirle claramente que independientemente de lo que deseara hacer, esta mujer debería de ser dejada en paz a toda costa.
Anne ahora reside en una pequeña isla al sur de Kowloon, donde vive sola, sin ningún criado o compañero. La mansión es grande y está en buenas condiciones; Anne exige con frecuencia que el Imperio se haga cargo de algún problemilla u otro en ella. El edificio entero está plagado de lirios. No hay ni un solo cuarto sin varios desbordados floreros y maceteros. Ella no parece ingerir nada más que flores, y durante una negociación a menudo se acerca a los lirios, escoge uno y se lo traga entero.
En los pocos casos en que ha revelado alguna información sobre sí misma, proclama ser inmortal y venir de las estrellas. Aunque esta proclama es obviamente insana, vale la pena notar que no parece reconocer a su familia o antiguos amigos en absoluto y, por supuesto, nadie niega sus considerables poderes que desafían toda razón. También parece ser capaz de solucionar cualquier ecuación, independientemente de su complicación, al instante y de cabeza, no envejece de ningún modo visible y sigue aparentando tener poco más de veinte años. Hoy en día, nadie que sepa de ella puede fingir que simplemente se conserva bien.
Además, loca o no, está claro que sabe de qué habla. Aunque los agentes de Su Majestad son numerosos y eficaces, Anne tiene información a la que nadie más parece tener acceso, y nunca se equivoca. Los representantes de Su Majestad se ponen en contacto con ella cuando afrontan dilemas que no pueden solucionar por sí mismos. Aquellos que visitan su mansión dicen haber visto miles y miles de hojas de papel esparcidas por doquier, por el suelo y el mobiliario. En estos papeles hay ecuaciones matemáticas extrañas y se han dibujado con meticuloso detalle dibujos de constelaciones desconocidas. Observar dichos papeles durante demasiado tiempo parece causar dolores de cabeza particularmente desagradables, y al menos dos invitados han declarado tener hemorragias nasales que comenzaron junto con el dolor, así como sueños inquietantes durante las noches siguientes.
Para empeorar el tema, hace peticiones siempre que se encuentra con alguien de negocios. Quita lirios de su boca, oídos, fosas nasales, hasta bajo sus párpados y se los da a los desgraciados enviados a negociar con ella. Entonces hace una exigencia y les informa con una voz melodiosa, pero sin emoción que de no ser satisfecha antes de que la flor se marchite, se comerá sus almas.
Estas peticiones van desde repintar su mansión o alguna otra tarea completamente mundana, a traerle las cenizas de cinco niños nacidos muertos u otra petición aparentemente malsana. Más a menudo de lo que no, estas demandas se relacionan con sus flores (las cenizas de niños nacidos muertos, por ejemplo, las echó en el agua que seguidamente utilizó para regar sus lirios ante la mirada ojoplática del hombre que hizo la entrega).
Las flores son sorprendentemente resistentes, durando desde unos días a no más de tres semanas. Sólo existe un caso registrado de alguien que no haya cumplido sus demandas. El hombre en cuestión fue encontrado en su oficina a pleno día, cubierto de hermosos lirios que se habían clavado por lo visto profundamente dentro de su cuerpo. La oficina olía a tierra limpia y fresca y a lirios dulces. Aquellos que encontraron al hombre se sintieron felices y relajados con la vista. Algunos hasta se tomaron el tiempo de oler las flores. Sólo después de que se marcharon del área fueron golpeados por el horror de lo que habían atestiguado.
No es sorprendente que no sea una fuente popular de información. De todos modos, a veces dirigirse a ella es el menor de los males. Algunas cosas ahí fuera harían al Imperio un daño irreparable, y si uno tiene que tratar con el diablo para salvar el dominio de la Reina, sea.
Si la pregunta concierne a vampiros, magos mortales, lupinos o algún otro tipo de amenaza sobrenatural, ella puede responderla. Curiosamente, parece ignorar dichos asuntos hasta que alguien le pregunta por ellos (en algunas ocasiones alguien le ha hecho una pregunta, que ella ha respondido, para enfadarse inmediatamente después por la respuesta que había dado). No es nada raro en ella el que rechace responder a alguna pregunta cuya respuesta no sea relevante para el asunto entre manos o para la seguridad del Imperio.
En estas situaciones no hay posibilidad de negociación. Rara vez deja la isla, y es aún más extraño que abandone Hong Kong. Ha estado en Londres algunas veces durante la última década y ha jurado no volver allí jamás, alegando que el aire impuro oscurece la visión de sus queridas estrellas. Las noches despejadas prefiere pasarlas apoyada en la barandilla de su enorme balconada mirando las estrellas con la cabeza echada hacia atrás, o agachándose sobre el caro telescopio que pidió al y recibió del Imperio junto con la isla y la mansión.
Apariencia: Anne of Lilies parece tener poco más de 20 años y suele vestir simples blusas y otras prendas similares, y su largo pelo rubio cae suelto. Parpadea tan pocas veces que cuando lo hace es generalmente para enfatizar algo que acaba de decir. Habla con voz tranquila y agradable salvo que alguien o algo la enojen.
Pautas de interpretación: Nadie te comprende, ya que nadie podría, y es ofensivo incluso que lo intenten. Lo que tienen que hacer es dejarte tranquila o darte lo que pides. Amas las estrellas; si tan solo pudieras volver a alcanzarlas, todo volvería a la normalidad, pero empiezas a pensar que nunca ocurrirá. Aquellos que sugieren o tan solo pretenden que estás loca son los mayores estúpidos de la existencia, y no soportas a los estúpidos en absoluto. La muerte es demasiado amable para ellos, pero por desgracia no tienes nada más para ofrecer.
No haces peticiones caprichosas o sin razón, y aquellos que aprecian su alma lo entenderán.
Aplicaciones: Pocos vampiros saben de la existencia de Anne of Lilies o de lo que es capaz, y aquellos que lo saben tienden a evitarla. De este modo es más probable que sea una fuente de información para cazadores de vampiros empleados por el imperio. El hecho de que pueda contestar cualquier pregunta que se le plantee, suponiendo que sea con respecto a lo sobrenatural o al gobierno chino o a cualquier cosa que amenace de forma inmediata al imperio, y que sea preguntado por un oficial representativo del Gobierno de Su Majestad, es motivo más que suficiente para llamar la atención de los vampiros que, naturalmente, la considerarán una seria amenaza a la Mascarada.
Naturaleza: Director
Conducta: Arquitecto
Edad aparente: Unos 20 años
Físicos: Fuerza 4, Destreza 5, Resistencia 5
Sociales: Carisma 2, Manipulación 3, Apariencia 4
Mentales: Percepción 5, Inteligencia 5, Astucia 4
Talentos: Alerta 3, Empatía 3, Esquivar 1, Intimidación 4, Callejeo 4, Subterfugio 3
Técnicas: Armas de fuego 2, Etiqueta 2
Conocimientos: Academicismo 1, Cultura local (Hong Kong 3), Finanzas 4, Lingüística (alemán, francés) 2, Política 3
Trasfondos: Contactos 4, Influencia 2, Posición 1, Recursos 4, Rebaño 5
Virtudes: Consciencia 1, Autocontrol 5, Coraje 5
Moralidad: Humanidad 1
Fuerza de Voluntad: 9
Nota: Anne of Lilies es inmune a todos los poderes que afectan la mente; la suya es una inteligencia tan inhumana que simplemente no puede ser alcanzada a dicho nivel. Además, el dolor físico no parece afectarle en absoluto, y los asuntos terrenales parecen ser irrelevantes para ella. Así, forzar su cooperación es muy difícil a menos que el extorsionador aspirante tenga el poder de extinguir las mismas estrellas.
El poder de las Flores
Anne of Lilies es un perturbador personaje de considerable poder. Sus orígenes reales quedan en manos del Narrador, pero aquí presentamos dos posibilidades:
Humana: Anne está obviamente bastante loca y bendita o maldita con extraños poderes nacidos de la hechicería, la mutación o un pacto infernal, pero en definitiva es un ser humano que puede ser asesinado. Incluso con todo su poder, sangra con normalidad y las balas en la cabeza la matarán con toda normalidad permanentemente y sin consecuencias, como a muchos otros humanos.
Poseída: Anne y su padre descubrieron algo proveniente de los reinos oscuros y cometieron el fatal error de ir a su encuentro. Como resultado, algo profunda e intensamente inhumano ocupa el cuerpo de la chica. Si alguien (un miembro de la Iglesia o un académico adecuadamente versado en ocultismo, por ejemplo) exorcizara el espíritu o simplemente matara al recipiente, la criatura tendría que buscar un nuevo individuo con una voluntad lo suficientemente débil como para resistirse a sus intentos de tomar un nuevo cuerpo físico. Un taumaturgo versado en magia espiritual podría ser capaz de encerrar a la criatura mientras se encuentra entre cuerpos receptáculo y quizá incluso aprender a aprovechar sus poderes.
Existen muchas posibilidades, pero los Narradores deberían de tener en mente que explicar algo con sumo detalle a los jugadores puede convertirlo en mundano.
Aunque Anne puede matar o paralizar humanos con una sola palabra, los seres sobrenaturales, como los vampiros, no son blancos tan fáciles para ella. Si intenta utilizar su poder en una criatura así, ambos contendientes tiran Fuerza de Voluntad a dificultad 6. El primero en conseguir cinco éxitos más que el contrario vence en el enfrentamiento. Si Anne vence, su Fuerza de Voluntad abruma la del contrincante y puede paralizar a voluntad partes del individuo, dejándolo efectivamente tullido, mudo, ciego o incluso muerto, dependiendo de lo que le parezca más divertido.
Mientras se resuelve la contienda, ni Anne ni su contrincante pueden hacer nada más; tienen que mantener toda su concentración en su lucha mental.
Si Anne le diera uno de sus lirios a un vampiro e hiciera una petición, las cosas podrían volverse de hecho muy interesantes. O el vampiro satisface la petición, o sufrirá la misma muerte floral que cualquier mortal sufriría (si Anne consume realmente almas mortales no queda claro, pero ningún mortal muerto de esta manera se convierte en uno de los muertos sin descanso). Debe notarse también que el hecho de que Anne haya muerto es irrelevante; una vez que se ha planteado la demanda, su existencia es irrelevante para la continuidad de la maldición.
La buena noticia es que un vampiro no puede morir por las flores; para los Vástagos, a diferencia de los mortales, las flores creciendo de dentro de su cuerpo no son particularmente dañinas. Las malas noticias son que no pueden ser escondidas, ni eliminadas con menos de tres desangramientos completos (drenando al personaje hasta reducirlo a un Punto de Sangre y dándole sangre fresca o vitae de otros) y tres ciclos de ser reducido a letargo con un panicular proceso de Atrofia que se registra solamente en tomos almacenados en dos bibliotecas chinas de magia de sangre. Si las flores fueran cortadas o incluso arrancadas de raíz (un proceso desagradable y pringoso, seguramente) vuelven a crecer en pocos minutos. Cubren cada porción de piel del personaje y podrían crecer incluso en lugares molestos como la boca u otras localizaciones poco apropiadas, haciendo el habla imposible o dejando a la víctima sorda o ciega.
Llegados a este punto, desde luego, el personaje se convierte en una transgresión andante de la Mascarada. Encontrar la única solución existente podría requerir una gran cantidad de exacerbante investigación y la asociación con taumaturgos competentes. Si convertir el cuerpo de uno en un patio de recreo para los Tremere es un modo o no de dar con una cura para los lirios es una duela que ningún vampiro desea resolver.
El bello aroma es un pequeño consuelo al menos.