Mi Hermano de Penitencia, espero que tus noches sean apacibles y que puedas encontrar el equilibrio entre el hambre terrible y tus meditaciones. Agradezco tu consejo y esperanza para mi alma. Aunque no tengo esperanzas para mi redención en Cristo, me esfuerzo por ser un buen hombre en un lugar malvado. Creo que aprobarás mis actos a pesar de que no rece.
Puedo explicar aquello que te causa perplejidad. He entregado a tu sirviente ciertos libros traducidos del árabe. He copiado yo mismo los grabados. En ellos encontrarás descripciones de los edificios más antiguos de los griegos, los romanos y los egipcios, y de nuevos palacios con los mejores diseños. He tomado especial cuidado en describir la naturaleza de sus cimientos. Esto te será de particular utilidad cuando trates de reparar y expandir tus criptas. Más aún, puedo explicar la naturaleza de los curiosos objetos que me enviaste, que hablan de la antigua presencia de nuestro Clan en tu patria. Parece que representan algún retorcido bosque otoñal con inusuales ramas que giran y se separan en formas que ningún árbol real haría y que a veces terminan en frutos de piedra y hueso, o en cajas. Pero no son ramas. Son mapas.
Poseo una colección de tales grabados, que me fueron entregados cuando asumí las labores de mi maestro y me ocupaba de las ruinas y catacumbas de Roma. Describen, no obstante, otras estructuras. Imagina un sistema de túneles, todos inundados, que se congelan. Piensa en cómo el hielo aparecería si la tierra y la piedra circundantes se deshicieran en polvo y desaparecieran. Imagínate como un gigante capaz de sostener estos filamentos y nódulos de hielo en tu mano. Se parecerían a los objetos que describo. Algunos son extraños árboles con docenas de ramas, más altos que hombres, pero otros cabrían en los bolsillos de tu manto y solo constarían de unas pocas ramificaciones. Otros tienen símbolos grabados sobre ellos, pero no puedo leerlos.
Estos artefactos no describen túneles construidos durante el reinado de Roma ni el de ninguno de los reinos conocidos por el ganado. Son mapas de viejos caminos encontrados bajo las más profundas catacumbas, y no solo de la cristiandad, sino en las tierras de los turcos. Hay algunos lugares por los que los Cainitas viajan muchas millas sin ver el cielo, aunque podrían verse forzados a romper sus propios huesos para caber a través de los pasajes más estrechos.
Recomiendo una exploración cautelosa, no obstante. La tradición de construir laberintos como refugios viene de antiguo entre los Cainitas. Las criaturas que tratan de ocultarse de la vista de Dios moran bajo tierra, «lejos de la vista de los ángeles», como ellos dicen, «y más cerca del Infierno». Los Gentiles tienen túmulos y criptas. No necesito recordarte al mayor enemigo de tu Clan, el cual también busca refugio en la oscuridad. Explora estos caminos secretos con precaución. Usa las artes que te describo para convertirlos en moradas más grandes, seguras y civilizadas.
Maginardo, Edil de Roma.