Arzobispo Ambrosio Luis Monçada

Arzobispo Ambrosio Luis Monçada, Plenipotenciario y Guardián de la Fe.

Libertad frente a organización, voluntad frente a rectitud, antiguos frente a neonatos… Todas estas luchas caracterizan a los vampiros del Sabbat, que parecen unidos tan sólo por el odio que sienten hacia los Antediluvianos y por el desprecio que demuestran hacia el ganado.

Trasfondo: Poco se sabe de la primera etapa de la vida de Monçada; las mejores conjeturas lo sitúan entrando en Madrid con los esfuerzos repobladores de Alfonso VII en calidad de religioso asignado a la iglesia central de la ciudad (que anteriormente era una mezquita).

Aparentemente, Monçada era un hombre de gran ambición, talento y fe, según afirman los fragmentarios documentos del período que detallan su rápido ascenso en la jerarquía eclesiástica. Llegó incluso a hacerse con el título de arzobispo, y si no alcanzó el Papado fue por motivos puramente políticos, pues incluso con la proliferación de papas y anti-papas, no había lugar para un intruso cuya agenda carecía del apoyo de patrones poderosos. Así, Ambrosio Luis se encontró con que su ambición habría de reducirse a la Península Ibérica. Las mareas de la Reconquista se habían decantado irrevocablemente en favor de la Cristiandad, y el hecho de servir como pilar de la Iglesia durante una guerra religiosa podía suponer una posición realmente ventajosa.

A nadie le sorprendió que Monçada sacara el mayor provecho de su posición. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, lo hizo adhiriéndose a un estricto monacato. Para él no existían las cacerías, los lujosos banquetes ni las persecuciones lascivas tan queridas por otros clérigos de la época. Por el contrario, se mostraba absoluto respecto a su fe, firme en sus convicciones y resuelto a utilizar el poder para lo que consideraba la causa de Dios. En una época en la que los religiosos corruptos eran unos personajes más que habituales, Monçada fue una anomalía que se erigía como una torre en medio del panorama eclesiástico, así como un intrigante enigma para los Lasombra que habían puesto sus intereses sobre la Reconquista.

El Abrazo cambió a Monçada menos de lo que se podría suponer. Muchos de sus compatriotas en la Sangre eran visitantes asiduos de su confesionario; otros eran los patrones de religiosos que conocía o que él mismo había ordenado. En cuestión de semanas, el arzobispo se había acostumbrado lo suficiente a su nueva posición como para retomar su búsqueda del poder.

Sin embargo, esta vez no buscaba el dominio sobre las marionetas, sino sobre los titiriteros. Nada que no fuera una posición de supremacía entre los Lasombra satisfaría al recién Abrazado Monçada, si bien sus motivos para perseguir el poder no habían cambiado. Ambrosio Luis (humilde cáscara de carne) no ansiaba su gloria personal, sino la de Dios. Era evidente que el Abrazo había sido la Voluntad Divina, y a través de la Maldición de Caín, Monçada tendría toda la eternidad para cumplir los designios del Señor.

No obstante, los planes mejor trazados por ratones, hombres y clérigos, a veces cambian. La influencia del arzobispo se extendió rápidamente, tanto por la sociedad mortal como por la inmortal. La red de confesores reales y de humildes párrocos educados bajo su tutela le conferían una capacidad de comunicación y de persuasión que muy pocos Cainitas podían igualar. Iglesias y catedrales se erigieron, y muchas encontraron su génesis en el corazón de la fortaleza monasterial de Monçada. Como ocurriera durante la Reconquista, con el peso del clero respaldándole firmemente en el politiqueo interno de los Lasombra, el apoyo del clan se decantó por completo hacia el lado cristiano, y los acontecimientos siguieron su curso.

Sin embargo, con el paso de los siglos algo le ha ocurrido a la fe de Ambrosio Luis. Aunque nunca se ha desvanecido, ha evolucionado hacia algo oscuro y terrible, una firme creencia en la propia condenación y una determinación a alcanzar tal destino. El arzobispo aún cree, y con una fe perfecta, en la redención y en la Resurrección, pero simplemente sabe, con perdurable abnegación, que no habrá salvación ni para él ni para los de su raza, y ya que Dios ha considerado adecuado condenarle así, es su obligación hacerse merecedor de esta condena lo mejor que pueda. De hecho, muchos eruditos Cainitas han desarrollado la Senda de la Noche en honor de Monçada, como tributo a su fe e influencia sobre el resto del clan, si bien el arzobispo sonríe con desprecio, por sus propios motivos, ante esta conclusión.

La posición de Ambrosio Luis en el Sabbat y su prominencia en el clan se han ido consolidando, más que expandiendo, a lo largo de las muchas noches que han transcurrido desde su Abrazo. Él es el ancla espiritual de muchos de sus hermanos de Sangre, y la confesión con el arzobispo es una distinción codiciada (al menos para los Guardianes que siguen siendo católicos). Sin embargo, su influencia en la política exterior está menguando; algunos Sabbat murmuran que pierde demasiado tiempo en asuntos espirituales y no presta atención a los terrenales, o que frecuenta la compañía de seres extraños e inquietantes en su búsqueda para servir la Voluntad de Dios.
En los noches más recientes, Monçada se ha confinado en su refugio, estando sus aposentos protegidos por un laberinto de corredores y capillas de santos que rezuman Fe Verdadera. Si el mundo quiere el consejo del Lasombra tendrá que ir a él, ya que no tienen ninguna intención de abandonar su hogar, y mientras no haya ninguna necesidad de hacerlo seguirá siendo la araña en el centro de una red blasfema.

Imagen: Monçada es inmensamente, casi repulsivamente gordo, y sin embargo se mueve con una gracia y un silencio notables para un hombre de su tamaño; los intrusos a su laberinto nunca le han oído aproximarse. El arzobispo viste ropas talares adecuadas a su posición hacia el siglo XII; considera que tal atuendo es apropiado, y la propiedad sigue significando mucho para él.

Sugerencias de Interpretación: Sé consciente de tu posición y de tu mandato del Cielo. La Condenación es tu derecho de nacimiento, y sólo aceptándola sirves a la causa de Dios.
Así, intentas con todas tus fuerzas cumplir con la misión que el Señor te ha encargado. Juegas en el gran tablero de las almas; las vidas tienen menos importancia para ti de lo que se podría suponer. Los Cainitas sin fe te molestan, pero en realidad no son más que obstáculos menores en el camino hacia tus grandes obras. A pesar de las preocupaciones de tus bisnietos y de sus inmaduros amigos, sigues siendo uno de los manipuladores más capaces que posee el Sabbat, solo que utilizas tus talentos de una forma ligeramente distinta a como lo harían ellos. Aplastarás casi sin pensártelo a cualquier advenedizo que oponga su voluntad a la tuya. Después de todo, las hormigas que importunan a un coloso no deberían esperar menos.

Clan: Lasombra
Sire: Silvestre de Ruiz
Naturaleza: Director
Conducta: Juez
Generación: 6ª
Abrazo: 1153
Edad Aparente: Mediada la cincuentena
Físicas: Fuerza 2, Destreza 3, Resistencia 5
Sociales: Carisma 6, Manipulación 6, Apariencia 1
Mentales: Percepción 5, Inteligencia 5, Astucia 6
Talentos: Alerta 4, Empatía 5, Esquivar 3, Expresión 5, Gracia 4, Intimidación 5, Liderazgo 4, Pelea 3, Subterfugio 5
Técnicas: Armas C.C. 3, Etiqueta 5, Interpretación 2, Pericias 1, Sigilo 3, Supervivencia 2
Conocimientos: Academicismo (teología) 4, Finanzas 3, Leyes 4, Lingüística (virtualmente todas las lenguas y dialectos europeos) 7, Medicina 2, Ocultismo 5, Política 4
Disciplinas: Auspex 4, Dominación 7, Fortaleza 3, Ofuscación 1, Obtenebración 6, Potencia 5, Presencia 5
Trasfondos: Aliados 4, Contactos 5, Criados 7, Influencia 3, Posición en el Sabbat 4, Rebaño 5, Recursos 5
Virtudes: Convicción 5, Instinto 4, Coraje 5
Moralidad: Senda del Poder y la Voz Interior 9
Fuerza de Voluntad: 9
Méritos / Defectos: Voz Encantadora, Fe Verdadera 3, Sino Aciago

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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