Al trabajar hacia el Ideal no deseamos más que la mejora de la sociedad Cainita. Deja que los condenados Lasombra crean lo que quieran: todos somos iguales, solo que algunos somos más viejos que el resto.
Algunos Brujah llegan a considerar que no somos más superiores a los mortales de lo que somos entre nosotros, pero creo que podrás ver lo absurdo de esta idea. Para mejor lograr nuestro objetivo, el clan ha explorado las profundidades de su naturaleza humana y vampírica, creyendo que mediante el adecuado conocimiento e integración de estos aspectos podremos alcanzar la perfección, la entelequia, en todo cuanto nos rodea. Los medios por los que queremos alcanzar este estado definitivo han cambiado a lo largo de los siglos, variando el foco de la exploración interior al uso de la influencia en el mundo exterior.
Podemos haber dejado de ser humanos, pero aferrándonos a estos valores nos disciplinamos para encararnos a la Bestia y mantener nuestra empatía con los mortales. Ningún clan tiene un contacto tal con los mortales, ni es tan eficaz implementando su visión por medio de los canales humanos.
La ansiedad por cuestionarnos las creencias prevalentes y formular otras nuevas, no como clan sino como individuos, nos deja con un débil asidero sobre nuestras creaciones. Cuando nos concentramos somos maestros de la planificación momentánea, pero una vez pasa el instante no gobernamos nuestro rumbo mejor que un barco en una tormenta. El mismo acto de organizarnos provoca disensión entre nuestros hermanos. El idealismo provoca suspicacias hacia el orden, y lo que nuestras luchas internas comienzan suelen terminarlo las manipulaciones de nuestros enemigos.
Hace más de medio siglo logramos el poder en Italia y en Sicilia mediante el ascenso de Roger II. Gracias a él abrimos las puertas de la libertad y la iluminación a todos los mortales, y del mismo modo a todos los Cainitas. ¡Ah, eso era lo más parecido al Paraíso que los Brujah habíamos logrado en el último milenio! También era una trampa. Nuestros hermanos en Palermo dieron entrada a los Toreador como el primer paso en la integración de los demás vampiros en la nueva sociedad. Los débiles Artesanos eran peones perfectos de los Lasombra. Sus sugerencias más inocuas, expresadas de forma intachable para apelar al idealismo de nuestros hermanos, hicieron creer a la ekklesia de los Brujah en una falsa seguridad. ¡Malditos sean todos, pero los Lasombra son maestros de su arte! Los nuestros no vieron las sombras rodeándolos hasta que saltó la trampa. La ekklesia podría haber logrado expulsar a los Magister, pero a su lado tenían algo… antiguo. Por muy numerosos que fueran los Brujah de Palermo, no eran rivales para tal poder empleado por sorpresa. ¡Pocos escaparon, pero los que se perdieron a manos de las sombras serán vengados! ¡Ya veremos si se reflejan en mi espada cuando la hunda en su hígado! ¡Ya veremos si pueden dominar las sombras proyectadas por sus cadáveres ardientes! ¡Ya veremos cómo su orgullo convierte sus cuerpos en cenizas…!
Mis disculpas, Francisco, ya puedes salir. Los Ventrue pueden ser nuestros mayores enemigos, por los Lasombra inflaman mi ira como ningún otro. ¡Cobardes titiriteros, todos ellos! Esto nos lleva a una importante cuestión, una que hasta los antiguos ponderan más con cada año que pasa: ¿podemos alcanzar el ideal mientras vivan los demás Cainitas? ¿Puede existir un lugar como Cartago en un mundo destrozado por la Yihad? Cada vez pienso más que no, y sé que no estoy solo. Algunos clanes, como los Gangrel y los Toreador, son los bastante amigables o indiferentes hacia nuestros objetivos como para no representar un problema. Sin embargo, ¡te deseo suerte si quieres hablarle a los Tzimisce sobre nuestra hermandad! ¡Intenta explicarle a los Lasombra el significado de la igualdad! Pueden asentir y sonreír, pero solo esperan a que vuelvas la espalda.
¿Qué podemos hacer entonces? Por poco práctico que parezca el Ideal en esta época, somos muy pocos los que deseamos abandonarlo por completo. Algunos sueñan con hacer la guerra sobre nuestros camaradas, pero se engañan tanto como los que pensamos que todos podemos ser amigos. Estoy de acuerdo con los hermanos que creen que solo la separación total de los demás Cainitas nos permitirá acercarnos al Ideal de Brujah. Nuestros camaradas en el pujante reino de Portugal apoyan esta teoría, pero hacen más ruido con sus disputas que los Tzimisce torturando. No obstante, para mí son la mejor esperanza actual de crear una nueva Cartago.
Nuestro éxito más importante en los años recientes surgió, irónicamente, no de las inquinas inmortales, sino de los sueños humanos de independencia de la nobleza. En el año 1020 el rey de Castilla concedió a la ciudad de León el primer fuero de gobierno, liberando a la población del dominio noble. Aprovechamos la oportunidad para clavar una espina en el costado de los Magister, solo para verla florecer en algo más: una revolución. Nuestra habilidad para guiar a los mortales por la senda elegida nos sirvió bien. Hacia el final del siglo, Burgos, Toledo, Barcelona y otras ciudades recibieron fueros propios, y el fuego se extendió a Lombardia, Inglaterra y Francia, donde aún arde con intensidad. Oh, si conversas con un Magister te hablará orgulloso de sus planes cumplidos, pero con cada fuero concedido el temblor aumenta.
Recuerda esta lección: cuanto mayor es el poder ostentado por los mortales ordinarios, más dificultades tienen nuestros enemigos para mantener el control sobre sus marionetas en la nobleza y el clero. Este tipo de subversión silenciosa puede parecer contrario a nuestra naturaleza, pero si los plebeyos logran el poder y los Brujah les apoyamos, ¡barreremos a nuestros enemigos del tablero! La nobleza y el clero franceses y sus amos Cainitas aún se resisten amargamente a esta expansión, motivo por el que hemos regresado tan pronto de Portugal. La lucha en Tournai terminó en nuestro favor, y ni siquiera las amenazas de excomunión papal pudieron vencer la pasión mortal por la independencia. En Troyes decapité a Guillaume Duese, y en Rouen incité al pueblo a que saqueara los hogares de los canónigos de la catedral. Recuerda, Francisco, que los mortales son la clave de la victoria sobre nuestros enemigos.
Son la palanca de Arquímedes con la que podemos mover el mundo. Deja que los Lasombra y los Ventrue traten con los aristócratas y los obispos; ¡Mientras los Brujah moldeemos la mente de las masas nos tendrán miedo!
Los Dedicados
Aunque son pocos en número, los Dedicados dominan los asuntos del clan cada vez que hacen sentir su presencia. Llevan la búsqueda de la Entelequia mucho más allá de los límites que nos imponemos los demás, tratando de convertirse en eidolon de la perfección Brujah en cuerpo y mente. Los Dedicados llevan muy en su interior la herencia helénica del clan. Mediante Lycurgus llegaron a dominar Esparta, instituyendo el código que convirtió a artistas y a aristócratas en los más poderosos guerreros de su época. Estudian la filosofía y la ciencia con la misma diligencia que el arco y la espada, e incluso los Abrazados hoy deben aprender el idioma y las costumbres de Hellas.
Profesan tres bases en la búsqueda de la Entelequia, a las que se refieren por sus nombres helénicos: enkrateia, la fuerza interior, andreia, la hombría y el coraje, y la más importante, saphrosyne, el control del yo. No son habilidades que se adiestren, sino requisitos para cualquier candidato al Abrazo. Los neonatos, mediante los ritos y entrenamientos que los Dedicados guardan en secreto, pulen estas cualidades hasta alcanzar niveles únicos. Los que no logran mejorar lo suficiente son destruidos.
Estos Cainitas se retiran de la civilización como sire y chiquillo, manteniendo el contacto mínimo con la sociedad humana para asegurar un suministro constante de vitae. Persiguen un riguroso régimen de desarrollo físico y mental durante décadas, perfeccionando sus Disciplinas tanto como su fuerza y su sangre les permite, al tiempo que llevan sus capacidades físicas y mentales a su límite. Solo tras alcanzar la absoluta maestría de su cuerpo y sus poderes se reconoce al neonato como Dedicado y se le permite regresar de su exilio. El recién nombrado busca inmediatamente a un hermano y lo domina, ya sea mediante su simple presencia o probando su superioridad.
Los métodos de los Dedicados son sistemáticos y a menudo brutales, justificados por su perfección y la causa del Ideal de Brujah. Estos hermanos no suelen actuar solos, prefiriendo convertir a Brujah “menores” a su causa, por la fuerza si es necesario. Para ellos, el concepto de la hermandad solo es sagrado dentro de su grupo. Nunca ocultan el hecho de que consideran a los demás inferiores, y de que deben guiarlos o dirigirlos como mejor deseen. Se sabe que llegan a matar a los camaradas de clan que desobedecen sus órdenes, o que no las desempeñan de modo satisfactorio.
No todos los Brujah ven favorablemente a estos Cainitas casi míticos. La versión Dedicada del Ideal exige frialdad, eficacia y una eterna búsqueda de la perfección. Uno con el que hablé, de nombre Mandarti, me habló de un asalto que había realizado contra un enemigo hacía unos siglos. Hizo que los Brujah menores que iban con él Abrazaran a los hombres del pueblo que servían como rebaño del rival, cuya naturaleza nunca llegó a revelarme. Las mujeres y niños servían como alimento para estos chiquillos, asegurando
también que el enemigo muriera de hambre aunque el asedio fracasara. Con este pequeño ejército arrolló al oponente, dejando después a los neonatos al sol de la mañana.
Una táctica eficaz, sin duda, pero no hay muchos Brujah que emplearan ese método. Algunos hermanos acusan a los Dedicados de Infernalismo, pero creo que sus motivaciones son más oscuras y menos monstruosas. Ni con el que hablé ni los que se describen en las historias explican quiénes son sus verdaderos enemigos. Nos interrogan sin descanso sobre otros Cainitas con los que nos hemos encontrado, y los hermanos que luchan junto a ellos no suelen recordar detalles sobre sus rivales. Sea cual sea el secreto que guardan estos altivos vampiros, no hay duda de que nos consideran indignos de conocerlo. Sin embargo, pese a su increíble arrogancia y su evidente desdén por la mayoría del clan, se trata de poderosos aliados… si tu estómago es lo bastante fuerte y su causa es la tuya.
El Juego de los Reyes
Como un clan decidido a lograr la perfección nos ponemos constantemente a prueba, incluso a la hora de decidir nuestras diversiones. Sé que disfrutas de los dados, pero para desarrollar tu mente e impresionar a tus antiguos recurriremos a los juegos de habilidad. El Backgammon y el pachisi son clásicos, pero es el ajedrez el que llama la atención de casi todos los Brujah, que lo consideran una mezcla perfecta de arte y estrategia. Muchos hermanos tienen una actitud casi fanática hacia el juego, y pagan grandes sumas por tableros y piezas de oro, plata o marfil. Salassa, entre otros, se enorgullece de tallar sus propias piezas, y las salas de entrenamiento de casi todos los jugadores ardorosos contienen decenas de juegos. Lograrás más respeto de tus maestros derrotándolos al ajedrez que reconstruyendo con una sola mano la torre más alta de Cartago.