Refugio – CVN70, USS Carl Vinson
La Marina de los Estados Unidos se refiere a sus portaaviones como «ciudades flotantes», y con razón. Con una tripulación de casi seis mil personas y la capacidad de realizar el mantenimiento de navíos escolta, aviones y barcos en maniobras, estos gigantes del océano pueden ser considerados no sólo como barcos enormes, sino también como catacumbas convertidas en pueblos, que rivalizarían con una ciudad medieval en tamaño y población. En una vivienda así, un vampiro puede llevar una existencia arriesgada, aunque sólo gracias una gran habilidad para esconderse y mediante la más cuidadosa planificación puede un Cainita evitar ser detectado, en un lugar tan abarrotado y entre tanta precisión militar. Influenciar al personal no resulta una opción viable, puesto que el comportamiento extraño de algún miembro de la tripulación atraería rápidamente la atención y acarrearía serias consecuencias. En las entrañas más profundas del barco, kilómetros de tuberías y materiales aislantes…