Transilvania Nocturno: Ciudades y asentamientos del Este I
Caído entre esos lobunos idiotas, tu gloría será hecha trizas, mientras todo lo incomprendido será vituperado por lenguas zumbonas…
No se preocuparán por toda la luz que tu labor derramó sobre el mundo, sino por los pecados y todas las ofensas y fallos humanos que puedan encontrar, y toda minucia que deba sobrevenir en días desventurados, de todo mortal hijo del polvo.
—Eminescu
Como las joyas de un collar, las ciudades del este y el centro de Europa se extienden por el continente. Uniendo Oriente y Occidente, sirven como bastiones de la civilización (y por tanto, refugios de Cainitas) en una vasta tierra de salvajismo y barbarie. Muchas empezaron como avanzadillas de Roma; guarniciones o estaciones de suministro para los soldados del remoto imperio, aunque ahora muestran el carácter de sus conquistadores orientales. A pesar del cortés nombre de ciudades, muchas acaban de salir de su antiguo estado de campamentos, aldeas y pueblos bárbaros, estando en una situación de crecimiento y cambio.
Más allá de esos enclaves están las tierras salvajes: leguas y leguas de estepas, llanuras, bosques y montañas, interrumpidas aquí y allá por las ruinosas reliquias del poderoso y caído imperio de Roma. Restos de viejas carreteras, puentes y puestos de avanzada abandonados, un arma oxidada o una vasija rota son testimonios mudos de la retirada romana frente a las sucesivas invasiones.
Algunos Calinitas se encuentran atrapados en estas ruinas, sitiados por Lupinos que están esperando a que salgan de los confines de sus fortalezas. Unos pocos y curtidos Cainitas (sobre todo Gangrel, Nosferatu y Ravnos) se aventuran por las peligrosas tierras salvajes del este. La mayoría de los vampiros que tienen asuntos con el exterior envían agentes mortales para que actúen en su nombre, incluso los Cainitas nativos de la región viajan con mucho cuidado, rodeados de servidores bien armados. Los más sensatos se quedan en los seguros confines de su ciudad.
Tras los muros de las ciudades, los mortales empiezan a deshacerse de los grilletes feudales, mientras los Cainitas siguen con sus rencillas. La soberbia oriental se enfrenta a la arrogancia occidental, cada bando esforzándose por imponerse. Los tratados se firman y se rompen en el mismo año (o la misma noche), los aliados de ayer se convierten en enemigos y los antiguos adversarios ofrecen alianzas. Pero las viejas enemistades son fuertes en estas tierras sin civilizar, y quien se fía de un aliado reciente es un estúpido. Los mortales combaten entre sí por razones étnicas y religiosas. Los corazones de los hijos de Caín arden de venganza por las ofensas de siglos atrás, atormentados por los celos, codiciando las riquezas y el poder de sus vecinos. Las oscuras pasiones se imponen al pensamiento iluminado. Los Cainitas que no gozan del abrigo de las ciudades deben unirse en busca de protección, como hacen los Tremere en su capilla de Ceoris (ver Capítulo Seis), o llevar la existencia de muchos Tzimisce, dominando pequeñas aldeas como señores de puño de hierro. Estos Cainitas suelen verse obligados a luchar todavía más ferozmente por los limitados recursos disponibles. Y así, aunque una capa de civilización cubre el este de Europa, no llega a hacerse realidad. Bajo la piel sigue latiendo el verdadero corazón bárbaro, un alma salvaje que aún no ha sido domada y que quizá nunca lo sea. Como muchas otras regiones, estos territorios cayeron bajo la matanza de las legiones romanas. Como una fuerza civilizadora, los romanos construyeron carreteras y asentamientos en el este de Europa como en textos las tierras conquistadas. ¿Por qué, entonces, es Europa Oriental tan salvaje? La respuesta está en la misma tierra.
IDIOMAS
Esta es una región de gran diversidad étnica, con la consiguiente acumulación de idiomas. Puede que los personajes de una zona tengan que aprender el idioma de sus pares del otro lado de la frontera si quieren comunicarse. Ofrecemos un modelo idiomático muy simplificado, que busca más la facilidad de juego que la precisión histórica. Aprender cada uno de estos idiomas requiere sumar un punto al Conocimiento de Lingüística.
- Eslavo: La lengua más extendida en la región se encuentra en el proceso de metamorfosis en la familia de idiomas de la moderna Europa Oriental. Tiene tres dialectos: el occidental (hablado en Bohemia y Polonia), el oriental (regiones rusas) y el meridional (Bulgaria y Macedonia). Debe elegirse uno de los dialectos: entender mensajes complicados en otros dialectos requiere una tirada de Inteligencia + Lingüística (dificultad 6). Puede tratarse como un éxito automático si la Reserva de Dados del personaje es superior a 6.
- Húngaro: El idioma de los conquistadores magiares. Se habla en Hungría.
- Rumano: El idioma de los habitantes de Panonia. Se habla en los confines orientales del Reino de Hungría (que acabaran conviniéndose en Rumania).
- Báltico: Un término genérico para los idiomas hablados por las tribus de la costa báltica y el Reino de Lituania. Hay varios dialectos, pero a efectos de juego es más fácil considerarlos más o menos una sola lengua. Puede hacer falta una tirada de Astucia + Lingüística para evitar las malas interpretaciones al hablar con gente de una región con otro dialecto.
- Alemán: El idioma de los colonos y mercaderes del Sacro Imperio Romano. Una buena «lengua común» para gran parte de la región… aunque usarla en zonas habitadas por eslavos partisanos (o voivodas) es una forma segura de meterse en apuros.
LAS REGIONES ARRASADAS
Bendecidas con fértiles llanuras, ríos navegables, abundantes bosques y majestuosas montañas, estas tierras parecen el paraíso. Pero bajo su belleza yace una enfermedad que infecta hasta el último rincón… aunque al hacerlo unge la tierra con una magia que lleva a sucesivas oleadas de aspirantes a conquistador a intentar poseerla a toda costa. Quienes residen aquí parecen prosperar por un tiempo, pero hasta los más fuertes acaban sucumbiendo a la corrupción que cubre la Tierra.
En algún lugar del subsuelo de la Vieja Patria yace el negro corazón del demonio Kupala. Cada uno de sus latidos despide maldad: odio, fanatismo, terror, deseos antinaturales, rabia, corrupción… Y por si no bastase con la presencia de su corazón, esbirros menores (llamados kupalas en honor a su amo) recorren la región. Viven en ciertos árboles, cuevas y formaciones naturales, y salen pura atacar a los incautos, infectando a algunos, mutilando a otros, matando alegremente cuando están de humor para ello. Alguna vez un pueblo entero ha caído víctima de una plaga sin nombre o simplemente ha desaparecido en medio de la noche. No todas las depredaciones son obra de los chupasangres de la región: incluso los Cainitas temen aquello que no entienden y contra lo que no pueden luchar. Pero los vampiros se sienten a salvo en sus refugios.
Encerrados y seguros, con sus conspiraciones y maniobras políticas, consumidos por la sed, los chiquillos de Caín se dedican a sus juegos de dominio. Prefieren ignorar la maldad que hay al otro lado de los muros: eso descansa sus mentes, y muchos creen que es mejor así.