Transilvania Nocturno: Ciudades y asentamientos del Este VI (HUNGRÍA II)
Otro trueno estremeció la tierra, y un tercero. Después llegó el silencio, tan súbito y profundo que era más aterrador que la tormenta. El viento cesó tan bruscamente como había llegado, y el humo volvió a elevarse en el aire. Sólo el camino del fuego crepitó poco a poco hacia el oeste, ardiendo de forma llamativa.
– Kate Seredy, «El ciervo blanco» (cuentos del pueblo magiar y los viejos dioses)
LA COLINA DEL ERMITAÑO
Esta colina se alza sobre Obuda, ofreciendo una despojada vista de la ciudad, Buda, el Danubio y Pest. Antiguamente había una torre de vigilancia, cuyas ruinas pueden verse todavía. Los romanos aprendieron, tras repetidas desapariciones, a no dejar hombres en la torre, y dice la leyenda que la colina esta embrujada. Más recientemente, algunos habitantes han visto a un hombre de larga barba blanca yendo y viniendo por la colina. La misteriosa figura, vestida con una túnica sucia y andrajosa, baja a veces hasta el Mercado de Ámbar de Obuda y el mercado central en Pest. También se le puede encontrar en una discreta mesa de la segunda sala de Taberna del Erizo Rojo. Tras haberle observado cuidadosamente, los guardias han dejado de considerarle una amenaza, tomándole por un ermitaño. De tanto en tanto, algunas personas caritativas le ofrecen carne, vino u otros alimentos, pero se limita a sacudir la cabeza y marcharse. Muchos creen que ha pronunciado un voto de silencio y no le molestan. Pero unos pocos dicen que le han oído hablar… aunque sólo cuando él quiere.
PEST
Construida sobre una capa de piedra y mampostería cerca de la orilla del río, gran parte de los edificios de Pest están hechos de madera. Mostrando el ojo húngaro para la decoración, muchos mercaderes acaudalados han encargado a artesanos de la madera que adornen sus casas con elegantes tallas. Las más populares son diseños de parras y flores, águilas y caballos. Algunos árboles y relámpagos demuestran que los habitantes no han abrazado del todo el cristianismo (u olvidado a los viejos dioses). Todas las calles de Pest se proyectan hacia fuera desde una plaza del mercado central. La calle principal sigue el curso del río desde el puerto, atraviesa el mercado y sigue hacia el este, saliendo por la puerta principal de Pest, más allá de la cual hay sólo llanuras infinitas.
MERCADO DE GANADO
Justo tras la puerta principal está el mercado de ganado, una polvorienta plaza donde de venden y compran reses, ovejas y caballos. Conocido como «esa cueva de ladrones» el mercado es famoso por el numero (y la habilidad) de los cortabolsas que se congregan en él. Cualquier animal no vigilado en todo momento es probable que desaparezca de inmediato, al igual que las bolsas de los compradores… sobre todo en las horas nocturnas en que el mercado permanece abierto. Los Cainitas perjudicados por estos robos culpan al Ravnos conocido como Izydor, y suelen tener razón. Muchos tratan de vender sus bestias el mismo día en que llegan a Pest en lugar de guardarlas en establos durante la noche, pues han notado que cuanto más tiempo pasan los animales tras los muros de la ciudad, más enfermizos y débiles se vuelven algunos. Se cree que el río libera malos vapores que afectan a las bestias; otros dicen que el diablo atormenta a los pobres animales durante la noche. Las bendiciones y rezos no parecen servir de nada.
LA IGLESIA PARROQUIAL
En el punto más bajo de Pest, la iglesia románica conocida como la Capilla de la Virgen está construida sobre las ruinas de Contra-Aquincum. Solo queda una pared exterior de la fortaleza, que alberga media iglesia. La cercana torre del siglo III sigue en pie, y se usa como improvisado campanario para la modesta iglesia.
MERCADO REAL
Pest se ha desarrollado en torno a intereses mercantiles. En ningún sitio es tan evidente como en el mercado real, la plaza central de la ciudad. Todos los caminos llevan al mercado, al que rodean el salón de los legisladores, el edificio del tesoro y el Jabalí de Oro y el Venado Blanco, dos posadas que atienden a los viajeros; los alemanes tienden a frecuentar el Jabalí, mientras los húngaros prefieren el Venado. El mercado central está lleno de vivos colores, mucho ruido y casi cualquier mercancía disponible en Europa Oriental. Todo puede encontrarse aquí por un precio, los servicios de un herrero, los de un tonelero, unas botas nuevas o un trabajo de orfebrería. Vinateros, adivinos y prestamistas se codean con escribanos, mercenarios, alcahuetes, granjeros y criados domésticos. El principal mercado de esclavos de Hungría se abre una vez a la semana: los Cainitas locales (y algunos agentes enviados por vampiros de toda Europa del Este) asisten a las subastas, comprando recipientes selectos. Aunque Istvan liberó a sus propios esclavos, esta práctica no es todavía ilegal en todo el reino. Las mercancías del oeste dominan la mayor parte del mercado, pero dos zonas ofrecen productos sorprendentemente distintos: una sección está a cargo de judíos, que venden hierbas raras, terciopelo, miel, velas de cera de abeja, elixires medicinales y mercancías de Bizancio; la otra está atendida por comerciantes de la pequeña comunidad musulmana de Pest, que venden telas finas, raros perfumes y armas exóticas. Según los rumores, tanto los judíos como los musulmanes esconden asombrosos elixires, armas y otros objetos mágicos, que venden sólo a los muy ricos y poderosos. El comercio con el este se concentra sobre todo en manos de estos pocos comerciantes.
ESZTERGOM
Viajar de Austria a Esztergom por el Danubio es como navegar por una cinta de plata entre las boscosas riberas del río. Los canales y afluentes forman pequeñas islas, refugios para las aves fluviales y la caza menor.
Puede verse alguna choza ocasional, el hogar de un cazador o algún otro solitario, pero la mayor parte de la región es naturaleza salvaje. Justo antes de que el Danubio haga un amplio giro hacia el sur, el bosque se interrumpe con la visión de la cúpula de la Catedral de San Adalberto, alzándose sobre la elevación rocosa que forma la Colina del Castillo de Esztergom. Bautizada en honor del primer obispo bohemio de Praga, que convirtió al Príncipe Geza y su familia, la catedral fue lo primero construido sobre la colina. La elevación pertenecía a la Iglesia antes de que el rey erigiese allí su palacio. Istvan fue coronado en la catedral en el año 1000, con una adornada corona enviada por el Papa Silvestre II. Esztergom es quizá la región más occidentalizada de Hungría: tiene un estrecho vínculo con Alemania por razones políticas y económicas. Como sede del poder eclesiástico y capital escogida por el rey, Esztergom recibe a numerosos embajadores y comerciantes en busca de inversiones o favores. Aunque no carece de sus propias intrigas, la ciudad (y su población) está casi por completo aislada y benditamente libre de la rabia y la guerra que marcan la región más oriental de las tierras reclamadas por Hungría: Transilvana.
PALACIO REAL
Mayor que el castillo de Buda, el palacio real de Esztergom sirve como corte y residencia del rey. Comparte la Colina del Castillo con el palacio del arzobispo y la catedral. Las tres grandes estructuras de piedra dan una arrebatadora grandeza a la ciudad. Con sus numerosos arcos y pórticos, el castillo parece mucho más ligero y abierto que su equivalente de Buda. La Sala Abovedada es la estancia más famosa del castillo, una vasta habitación con hermosos labrados y ventanas de cristal de Bohemia; el rey la usa como su corte.
PALACIO DEL OBISPO
Construido cuando Esztergom se convirtió en arzobispado, este palacio románico es tan suntuoso y bello como la residencia real (si no más). Los ciudadanos consideran adecuado que esta hermosa propiedad pertenezca al Arzobispo de Esztergom, que como Primado de toda Hungría es la cabeza del sínodo de los obispos del país. El arzobispo extiende su hospitalidad a varios eclesiásticos menores que tienen su hogar en el palacio. La mayoría son clérigos en ascenso, y unos pocos sobresalen por su conocimiento de la ley canónica. Uno de ellos, un joven sacerdote llamado Janos que ha sido designado para un rápido progreso, oculta a su amante en su habitación del palacio. Liseta Iluminada, una bella y ambiciona Lasombra, usa a Janos como medio para dominar los asuntos de la Iglesia en Europa Oriental: está preparándole para que se convierta en Arzobispo de Esztergom y gobernarle desde las sombras. Liseta usa una olvidada puerta trasera cuando quiere salir del palacio, y recorre las calles vestida con el hábito de una de las monjas del Convento de Santa Ana.
DISTRITOS
Bajo la Colina del Castillo, entre ésta y el Danubio, se encuentra el Distrito Archiepiscopal, así llamado porque alberga al clero y a los comerciantes y artesanos que sirven a la Iglesia. Los ingresos del puerto pertenecen también a la Iglesia, y la justicia entre los residentes y quienes entran en la zona sigue la ley canónica. Según la costumbre, si un fugitivo consigue entrar en este distrito, se le considera bajo la protección de la Iglesia, y puede acudir sin que nadie le detenga a la Catedral para pedir santuario: estas personas pueden quedar al servido de la Iglesia o ser devueltas a las autoridades civiles, a discreción del arzobispo. Los habitantes del distrito no están sujetos a la ley civil, ni siquiera aunque se les atrape cometiendo un delito en otra parte de la ciudad: son devueltos a la Iglesia, que suele administrarles un castig omayor que el que hubiesen sufrido bajo la ley civil. En este distrito se encuentra la Iglesia de la Magdalena la fortaleza de Geza Arpad, Príncipe Cainita de Esztergom. Muchos hombres santos son enterrados en las catacumbas bajo la iglesia. Sin que el arzobispo lo sepa, Geza celebra aquí rituales profanos, corrompiendo el lugar y consagrándolo a Kupala. El séquito y el personal del rey viven en el Distrito Real, un extenso territorio en el centro de la ciudad al otro lado del área pantanosa bajo la Colina del Castillo. El mercado y el puerto principales de Esztergom están aquí. Los ingresos de las aduanas van a parar al rey. La Iglesia Parroquial de San Lorenzo señala el límite norte del distrito, y el gueto judío hace lo mismo en el sur.
HUNGRÍA ORIENTAL: TRANSILVANIA
La región más oriental de Hungría se conoce como Transilvania. Entre el río Prut al este, el Tisza al oeste y el Danubio al sur, se extiende un territorio de más de 100.000 kilómetros cuadrados. En esta región se encuentran los exuberantes bosques, las majestuosas cordilleras y los numerosos tirsas, knezatos y dominios de Transilvania. Muchas culturas han prosperado y muerto aquí, redefiniendo los límites de la tierra en el proceso, pero la oscura belleza de Transilvania perdura. Aunque las fronteras de Transilvania cambian, las montañas que las rodean no lo hacen. Al sur se alzan los Alpes Transilvanos, al noroeste Las Montañas Bihor, y al nordeste los Cárpatos. Los Alpes Transilvanos suelen recibir también el nombre de Cárpalos del Sur.
Estas tres cordilleras rodean la cuenca cárpata y son una gran defensa natural. Varios pasos atraviesan las montañas: en tiempo de paz, los usan los comerciantes, y cuando se esperan hostilidades, el ganado es guiado por aquí. En tiempo de guerra, los pasos se convierten en rutas de invasión, y los señores feudales los encuentran cruciales para defender el Voivodato de Transilvania. Al nordeste está el Paso de Tihusa, conocido como Paso de Borgo en el Medievo Oscuro. Señala la frontera entre el Reino de Hungría y Rusia. El territorio hacia el este recibirá el nombre de Bucovina siglos más tarde. El Paso de Oituz es una ruta a través de los Cárpatos de la frontera oriental de Transilvania, uniendo la región a lo que más tarde se llamará Moldavia. La ruta más accesible a través de los Alpes Transilvanos es el Paso de la Torre Roja al sur, que conduce a lo que algún día será Valaquia. Desde la llanura del Tisza hasta los Cárpatos, la elevación varía entre altas montañas y bajas planicies. La cordillera occidental tiene una altura media inferior a los 1000 metros, la oriental unos 1.500 y los Alpes Transilvanos del Sur alrededor de 1.700. Los picos de estas montañas no son especialmente impresionantes, pero ocultan bellos pastos alpinos. Las Puertas de Hierro están en la frontera sudoeste de Transilvania. Aunque define la Frontera entre Hungría y Rumania en tiempos modernos, en el siglo XII toda Transilvania forma parte del reino de Hungría. La geografía de los demás países es bastante similar: al norte de los Cárpatos están las estepas rusas, Lituania y Polonia (de este a oeste); al sur de Hungría está Bulgaria; Rusia se extiende hacia el este, como el Mar Negro. Bajo las imponentes cumbres de los Cárpalos hay colinas y valles verdes, así como varias cuencas. Para complicar las cosas, algunas regiones se conocen con el nombre de esas cuencas, desde Birsa al sur hasta Maramures en el norte. Al oeste están Sibiu y Secas. Las cuencas ayudan a guiar cinco ríos que fluyen hacia el oeste desde las montañas orientales: Olt, Mures, Tirnave, Cris y Somes. La mayoría se unen al Tisza y siguen su curso hacia el Danubio.
PUEBLOS
Hay algunas aldeas construidas sobre las ruinas de antiguos asentamientos romanos, pero la mayoría de los pueblos están empezando a erigirse ahora. No obstante, hay cientos de pequeños caseríos y aldeas. Muchos están a un día de viaje de distancia entre ellos. Sus habitantes son campesinos en su mayor parte, con los artesanos necesarios para hacer toneles o arreglar aperos. Muchas aldeas son demasiado pequeñas para tener un sacerdote, y los clérigos ortodoxos viajan de un pueblo a otro. Casi todos los lugareños son analfabetos, y pocas tienen otros intereses aparte de hacer su trabajo y no provocar la ira del boyardo local. Algunas de las aldeas más remotas, especialmente las que están cerca de los Cárpatos, son en realidad pueblos ghoul, llenos de miembros de las familias de aparecidos creadas por los Tzimisce. Aunque los habitantes pueden dar refugio a los Cainitas, también es posible que intenten capturar o matar a los desconocidos, considerándoles una amenaza para sus demoníacos amos. Aunque hay muchos asentamientos en el territorio, las ciudades grandes son escasas. A finales del siglo XII, muchas aldeas son poco más que caminos de tierra con unas pocas casas a cada lado (por suerte, esto facilita mucho integrarlas en las crónicas). Hay menos de una docena de poblaciones de tamaño significativo, y han crecido tanto gracias a la influencia de los Cainitas.
LAS CIUDADES DE TRANSILVANIA
Muchas ciudades acaban de tomar forma, y crecerán considerablemente y lo largo del próximo siglo. Siete fueron construidas sobre antiguos enclaves romanos o dacios por los colonos sajones germánicos. Cada una es la pieza central de un dominio separado, y esta nominalmente bajo el control de un Príncipe Cainita. Nova Arpad gobernaba desde Mediasch hasta su rapto; ahora es su doble Ruxandra quien gobierna en su puesto.
Pocos de estos príncipes tienen un gran poder. Cualquiera con la temeridad de imponer orden sobre un dominio se convierte de inmediato en un blanco. Los Tzimisce matan a los príncipes afortunados; los que no tienen tanta suerte son raptados y secuestrados por su intrusión. Por su parte, los Tremere están ganando rápidamente el control en los territorios del sur, de la misma forma en que los Gangrel compiten por el control de las zonas salvajes que rodean a las ciudades que tanto desprecian. La competencia por el territorio es muy feroz. Los príncipes restantes han empezado a consultar al Nosferatu Zelios para mejorar sus defensas, y la creciente población de colonos sajones llegados del norte le facilita la tarea al vampiro. Siete de estas ciudades formarán un sistema de defensas para Transilvania tras la invasión mongola de 1240; estas ciudades serán conocidas colectivamente como las Siebenburgen.
Dominio Príncipe (1197)
Balgrad –
Bistritz Radu, Tzimisce
Hermanstadt Marusca, Nosferatu
Klausenburg Mitru, Gangrel
Kronstadt –
Mediasch Nova Arpad, Ventrue (ahora sustituida por la impostora Ruxandra)
Schaasburg –
Aunque la típica aldea transilvana tiene una población de entre 30 y 200 mortales, cada una de estas siete ciudades alberga entre 3.000 y 5.000. A efectos de comparación, Transilvania contiene en total a unos 30.000 mortales en el Medievo Oscuro.