Transilvania Nocturno: Ciudades y asentamientos del Este VII (HUNGRÍA III)
Otro trueno estremeció la tierra, y un tercero. Después llegó el silencio, tan súbito y profundo que era más aterrador que la tormenta. El viento cesó tan bruscamente como había llegado, y el humo volvió a elevarse en el aire. Sólo el camino del fuego crepitó poco a poco hacia el oeste, ardiendo de forma llamativa.
– Kate Seredy, «El ciervo blanco» (cuentos del pueblo magiar y los viejos dioses)
CEORIS
En lo alto de los Alpes Transilvanos se eleva la capilla Tremere de Ceoris (ver Capítulo Seis). Muchos transilvanos han oído los rumores sobre una «escuela del diablo», donde los magos negros aprenden sus siniestras artes. Pero pocos saben dónde podría estar dicha escuela. Aunque los Tremere tenían antaño varias capillas en Transilvania, la guerra con los Tzimisce se ha cobrado su precio. Ahora sólo queda su mayor posesión: la temible fortaleza conocida como Ceoris.
POLÍTICA Y RELIGIÓN
Aunque reconocida como estado soberano y parte de la comunidad cristiana europea, sólo en el oeste de
Hungría prevalecen la civilización y el catolicismo. Sus porciones orientales, incluyendo el siempre difícil territorio de Transilvania, permanecen en un estado cercano al paganismo. A pesar de los recientes esfuerzos por asentar el catolicismo en la región, la población rumana (que afirma ser el verdadero pueblo dacio) se aferra a la ortodoxia… o directamente al paganismo y la herejía. Los boyardos gobiernan a su pueblo por medio del terror y la barbarie. Los Cárpatos engendran historias todavía más supersticiosas de hombres lobo, vampyrs y magos enfrentados en conflictos centenarios. Al contrarioque sus vecinos de Buda-Pest o Esztergom, el pueblo de Hungría Oriental parece tener poco interés por la «civilización» del gobierno del Oeste. Varios poderes gobiernan estas tierras, cada uno con su propia autoridad y autonomía. El gobierno mortal es una pretensión en el mejor de los casos. Reconocer el derecho divino del Reino de Hungría implica aceptar su versión del feudalismo. Esto es poco más que el derecho de una raza a reprimir y explotar a otra en el este. En ningún sitio es tan feroz la batalla entre el catolicismo occidental y la ortodoxia oriental como en
Transilvania. Temiendo la fuerza de los boyardos locales, el rey ha enviado colonos magiares y alemanes de religión católica para construir ciudades comerciales y reclamar propiedades. Los lugareños, en su mayoría rumanos ortodoxos (o paganos) han sido conminados a convertirse o entregar sus tierras a los magiares. Los soldados enviados con los magiares han hecho cumplir este edicto, arrancando a familias aterrorizadas de sus hogares ancestrales y forzando a sus miembros a convertirse en siervos en las nuevas propiedades magiares. Algunos boyardos se han negado, retirándose a sus fortalezas en lo más profundo de los Cárpatos para preparar la guerra. Los Cainitas de la región se dividen de la misma forma: húngaros y szeklers han sido abrazados por los Demonios en un tosco intento de acumular poder.
Estos «bastardos» son odiados por los Tzimisce rumanos con más intensidad de la que las antiguas familias Tzimisce se odian entre sí, pues los Tzimisce rumanos se sienten amenazados por miembros de su propio clan en el corazón de su baluarte: Transilvania. Siempre un clan territorial y fraccionado, parece ser que las últimas luchas han dejado a los Tzimisce demasiado débiles para luchar a la vez contra los Señores de la Sombra y el clan Tremere. La guerra estremece Transilvania durante las horas oscuras, una guerra que se refleja en las atrocidades cometidas por los peones humanos de cada bando. Los occidentales han intentado establecer una red de príncipes en Transilvania. Dado que el tamaño de las ciudades apenas basta para sustentar a dos o tres vampiros, cada príncipe es considerado el protector de un dominio. Cada dominio debe su nombre a una de las ciudades más importantes, presentes o pasadas. Los Ventrue occidentales están ansiosos de reconocer la autoridad de los príncipes de estos dominios, y su derecho a hacer cumplir la Seis Tradiciones. Los Tzimisce no se preocupan mucho por las formalidades de los húngaros occidentales. Esta tierra es suya… siempre lo ha sido y siempre lo será. Los señores feudales Tzimisce marcan las fronteras de sus dominios sin atender a qué príncipe (o knezi) tiene su corte allí.
Los metamorfosistas celebran sus ritos y sacrifican a quien les place, sin hacer caso de la oposición de los monarcas Cainitas. No es que ignoren las protestas de esos príncipes: sencillamente no les importa. Para acabar de complicar las cosas, están los Gangrel y los Nosferatu de la región. Los miembros de ambos clanes tienden a aliarse con los Tzimisce contra los odia- dos Tremere, que capturan y usan a Cainitas de estos tres clanes en sus extraños ritos mágicos. De hecho, han descubierto recientemente que sus compañeros de clan están siendo convertidos en esclavos Gárgola por los Tremere. No obstante, Gangrel y Nosferatu tienen problemas a veces para distinguir los enemigos, territorios y objetivos de unos y otros Tzimisce, Esto, combinado con la tendencia de los Demonios a cambiar de bando como una veleta, hace que su poder combinado contra los Tremere sea mucho menor de lo que podría ser. El clan Tremere está ejerciendo una gran fuerza contra los divididos clanes de Transilvania. Los Usurpadores son unos enemigos formidables, y la unidad de su clan les da una gran ventaja sobre los divididos señores feudales y los amargados príncipes Cainitas. Su influencia se extiende por los territorios que rodean el sudoeste de Transilvania, y los Cainitas más prudentes corren a ponerse a cubierto cuando patrullan las Gárgolas.
Los Señores de la Sombra, que también desean liberar la región de la presencia Tremere, están concentrados en eliminar a sus enemigos ancestrales. Los Ventrue apoyan en secreto a los Tremere con hombres, dinero y favores políticos, viendo al clan como la mejor herramienta para librarse de los molestos e incontrolables Tzimisce. Los Ravnos se mueven por la zona vendiendo información (normalmente una mezcla de mentiras y verdades) a ambos bandos, diciendo la falsa buenaventura y robando todo lo que no esté clavado o empalado. Y por debajo de todo ello, el corazón del demonio late con un ritmo de caos y locura al que todos bailan.
VIDA COTIDIANA
Budapest y Esztergom son centros del comercio, cruces de caminos para las mercancías que se mueven araba y abajo por el Danubio. Mientras Esztergom ha quedado occidentalizada casi por completo, Buda-Pest sigue atada a muchos de los problemas del este. Los ciudadanos de Esztergom disfrutan del privilegio de vivir en una ciudad tranquila y ordenada como tantas en Alemania. Acuden directamente al rey o al arzobispo en busca de justicia. Aunque el rey la visita, de vez en cuando, Buda-Pest tiene el aire de una ciudad fronteriza, en asentamiento justo en el límite de las tierras salvajes… un breve respiro del terror y la furia de Transilvania.
Transilvania misma es un enigma. Unos pocos lugares del territorio son tranquilos oasis donde hay poco que afecte al pueblo aparte del cambio de estaciones. La gente nace, trabaja, se casa, cría hijos y muere, todo en unos pocos metros cuadrados que reconoce como su aldea. La gente de otros pueblos lucha por sobrevivir, apiñándose en medio del pánico tras puertas trancadas, escuchando con miedo los gritos y alaridos del exterior, demasiado asustados para tender una mano a sus amigos y vecinos cuando cae la noche. De día, estas mismas almas desdichadas se comportan como cáscaras vacías, como viejos fantasmas o muñecas rotas, moviéndose asustados de ofender a un poderoso señor o atraer la atención de alguien con poder. Estos campesinos permanecen sucios y andrajosos, no porque estén demasiado incivilizados, sino para desviar la atención de sí mismos y sus seres queridos. Muchos se aferran a su fe ortodoxa, creyendo fervientemente que el horror terminará algún día si rezan lo bastante.
GENTE
La verdadera historia de una ciudad está en la gente que puede encontrarse tras sus muros… o en sus campos de batalla.
— Anonymus, «Obras»
Hungría y Transilvania son dos hervideros étnicos. Que un personaje sea sajón o magiar, szekler o valaco, puede ejercer una gran influencia sobre sus aliados y enemigos. Esto es así incluso más allá de la tumba, con Gangrel valacos que resisten salvajemente las incursiones de Ventrue szekler, mientras el Drang nach Osten alemán sigue imparable sobre las tierras del este.
MORTALES
Anonymus el Cronista: Un humilde escribano al servicio de Bela III, el Maestro P (reconocido popularmente como Anonymus) es la quintaesencia del observador. Vestido con un oscuro y sencillo hábito de monje, su rostro ensombrecido por la capucha de forma que nadie pueda verlo, se mueve por Buda-Pest, Esztergom e incluso los más peligrosos territorios de Transilvania, elaborando la crónica de todo lo que ve y oye. Es el autor de la primera historia del pueblo húngaro, la Gesta Hungarorum. Al escribir en latín vulgar, Anonymus permite que otros estudiosos accedan a su obra, y no sólo los hombres de la Iglesia. Algunos cainitas afirman que escribe en este idioma porque es su lengua materna, murmurando que ha vivido desde el auge del Imperio Romano. Dado que no parece temer a nada, emergiendo tranquilamente de batallas, cautívenos y otras situaciones peligrosas sin ningún daño, muchos vampiros (y unos pocos mortales) susurran que es inmortal… quizá el Judío errante. Al menos unos pocos vampiros creen que es Caín. Como su aura es tan anónima como su nombre, nadie puede decirlo con certeza.
Bilal al-Hanbal: Este comerciante musulmán tiene un puesto en los aledaños del Mercado Real de Pest.
Una vez al ano, deja la ciudad para hacer el peligroso viaje hacia el sur y el este, donde adquiere mercancía para su venta y negocia con las caravanas pura que entreguen lo que no puede llevar él personalmente. Bilal es un tipo amigable y curioso, que disfruta hablando con todos los clientes que visitan su establecimiento. Aunque conserva su fe musulmana, intenta aprender todo lo posible sobre el cristianismo «para conocer y entender mejor a sus vecinos», o eso dice. Muchos ciudadanos de Buda-Pest le creen un espía; algunos dicen que es un asesino enviado para acabar con la vida del rey, pero la mayoría desecha esa teoría puesto que el Rey Bela entró hace unos años en su tienda y salió ileso y en posesión de una magnífica espada nueva hace algunos años, En realidad, es el ghoul de Fariq el Assamita. Cumple lealmente los encargos de su amo, incluyendo suministrar a Geza Arpad potentes drogas orientales que el Príncipe de Esztergom administra a su sire, Bulscu.
Delizbieta de los Ojos Oscuros: Hace algunos años, un pequeño grupo de gente morena y de cabello oscuro, vestida con vivos colores, entró en la ciudad de Buda- Pest. Muchos dijeron que recordaban a las inscripciones de los antiguos egipcios de los pergaminos. Claramente distintos de los húngaros en su ropa, costumbres y forma de hablar, el grupo vive en un carromato en la Ciudad nueva, justo al otro lado de los muros de la ciudad. Uno de ellos es un calderero que trabaja en el Mercado Real; otros comercian con caballos en el Mercado de Ganado. Pero una joven particularmente agraciada ha puesto su tienda en el Mercado Real, y allí dice la buenaventura y predice el futuro a todo el que le dé un pre- sente de plata. Se rumorea que los que han perdido algo valioso y quieren pagar para recuperarlo pueden visitar a Delizbieta y hablarle del objeto perdido. Si «Dios está con ella», puede «encontrar» el objeto y devolvérselo a su dueño… por un precio previamente acordado. Delizbieta pertenece a la kumpania (compañeros itinerantes) del Ravnos que se hace llamar Izydor (la causa de la «desaparición» de muchos de estos objetos).