Clan Grangrel – Edad Victoriana

No vengas aquí a alimentarte, chupón. Este es mi dominio. De hecho, todo es mi dominio, mientras siga siendo más rápido que tú.

Los Vástagos incautos no toman en serio a los Gangrel, y basándose en las apariencias, los consideran perros leales de la Camarilla o bárbaros furiosos demasiado salvajes como para someterse a cualquier sociedad de los no-muertos. La realidad, por supuesto, se encuentra en un punto medio. Los Gangrel son suficientemente astutos como para darse cuenta de que la Camarilla tiene su lugar, pero no son tan fervorosos para permitir que los Vástagos conspiradores de ésta se aprovechen de ellos (normalmente …)

Sea cual sea el objeto de su lealtad, todos los Vástagos saben que los páramos de las afueras de una ciudad y los terrenos de más allá pertenecen a los Gangrel. Que los Ventrue conspiren sus «cortes» insignificantes y los Toreador se oculten tras los dandis amanerados de la época. Los Gangrel saben que ser un Vástago es estar condenado para siempre, y que la parafernalia de una época o de otra no son más que granos de un reloj de arena. Ya posean un aire bestial de majestuosidad o el semblante de un monstruo merodeador, los Gangrel rara vez se molestan en cargarse a las espaldas el rígido equipaje de la conducta de esta época distinguida.

En cierto sentido, los Gangrel son los defensores de la Camarilla, ya que sus dominios situados en las afueras de una ciudad serían los primeros en sufrir una invasión. Además, los animales poseen tremendas habilidades de combate, para el caso de que el contacto con un desconocido se torne violento. Por esta razón, los príncipes astutos tratan bien a los Gangrel, porque saben que sus propios dominios bien podrían enfrentarse a más peligros en caso de que los Gangrel no estén allí para acometerlos.

Resumen

El sobrenombre de «aventurero» lleva consigo una gran carga de sarcasmo durante la época victoriana. A los aventureros rara vez se les considera arrojados héroes de ficción o de hazañas inconmensurables. Más bien se les tiene por embaucadores, buscavidas, depredadores de los desprevenidos y granujas. Este arquetipo se corresponde bien con muchos Gangrel, ya que son dados a la inquietud viajera y ciertamente no les importa tomar un poco de vine de aquí y de allá para mantenerse, y dejar la tristeza tras de sí. Sin embargo, acusar a los Gangrel de maldad es hacer una afirmación excesiva. Sencillamente hacen lo que deben para poder sobrevivir.

Aunque unos pocos Gangrel crueles pueden disfrutar de la tragedia que crean, a la mayoría les da igual, porque nunca se les pasa por la mente. Como han sido siempre, los Gangrel son en gran parte un clan fiero, y normalmente tiene más en común con los animales (u otros habitantes menos naturales de los bosques) que con los mortales. Hay algo en el Abrazo de los Gangrel que acerca a los miembros del clan a la Bestia que acecha dentro de todos los vástagos. Los Gangrel victorianos a veces forman parte de la jerarquía oficial de sus sectas para contrarrestar esto: muchos se convierten en «azotes» de las afueras de sus ciudades en dominios de la Camarilla o se unen a las filas de las diversas órdenes de caballería apocalípticas del Sabbat.

Unos pocos se convierten en autarcas, y escogen seguir su propio camino en la noche, ignorando así los deseos de los príncipes. Tal y como están las cosas, la mayoría de los Gangrel pertenecen a la Camarilla, aunque su interés por el clan, que nunca ha sido de tendencia política, ha ido menguando a lo largo de las últimas décadas. Los Gangrel, si la historia oral de los Vástagos es fiable, se unieron a la secta con el mismo fin que cualquier otro clan: la seguridad del grupo. Sin embargo, con el paso de los años, éstos han visto a la secta pasar de ser una organización protectora a una entidad exclusivista que sólo recompensa a los que tienen la suerte de heredar su favor. Lo único que de verdad mantiene a la mayoría de los Gangrel en la Camarilla es la apatía en cuanto a este punto, aunque todavía creen que su objetivo original es valioso y ayudan gustosamente a la secta cuando les necesita.

En la era victoriana, los Gangrel se encuentran divididos no sólo geográficamente, sino también por los caminos que deciden seguir en sus no-vidas. Especialmente en Europa Oriental, muchos Gangrel abandonan por completo las lindezas de la sociedad mortal y se convierten casi en bestias ellos mismos, y toman posesión de terribles dominios en territorios lejos de las moradas de los mortales. Este destino es peligroso, ya que estas zonas remotas a menudo están repletas de servidores de otros vampiros que aún conservan ideas atrasadas sobre la aristocracia, por no hablar de los Lupinos, que consideran los bosques sus propias tierras por derecho. Otros Gangrel se han aliado con las fuerzas civilizadoras del Imperio, ya que creen que el verdadero depredador debe seguir a su presa, y si el mundo mortal decide resguardarse en comunidades de ladrillo y cristal, ¡quiénes son ellos para discutirlo? Estos Gangrel a menudo llegan a parecerse a animales de los que se encuentran en las calles y los callejones de las ciudades, desde ratas hasta perros mestizos, hasta cornejas, felinos y criaturas urbanas más esotéricas en ciertos asentamientos remotos.

En las no-vidas de muchos Gangrel, la necesidad de asentarse viene y va, y ciertos miembros del clan crean refugios y se quedan en ellos durante un tiempo antes de volver a vagar por los confines del mundo al cabo de un tiempo. Raro es el Gangrel que permanece en el mismo dominio durante toda su existencia, aunque esto a veces sucede, y ay de aquel que no se tome en serio a quien lo haga, ya que éste ciertamente habrá aprendido muchos secretos y lecciones de astucia a lo largo de sus muchos años. Entre los más dados a permanecer en un lugar están los que adquieren una posición como antiguos u otro puesto importante entre los Vástagos de su zona. Aunque los Gangrel detestan admitirlo, muchos aprecian los puestos que se han ganado. Sin embargo, esto es tanto por lo práctico tanto como por cualquier otra razón.

Después de todo, si los no-muertos ya reconocen a un Animal como vampiro preeminente de su clase en un determinado dominio, ¡qué se gana con ir a otro lado y volver a empezar desde el principio?

Dominio

La forma más común de dominio entre los Gangrel es la franja hostil de territorio de las afueras de una ciudad. Como a los Gangrel no suelen importarles los juegos políticos de otros Vástagos, a menudo quedan relegados a los dominios menos deseables, aunque este arreglo les viene a pedir de boca. Que los otros no-muertos se queden con su pompa y su lujo en la ciudad. Lo único que necesita un Gangrel es un pedazo de tierra poblado por suficientes recipientes como para mantener su vitalidad. En la época victoriana, al sentirse muchos Vástagos atraídos hacia las ciudades y al abandonar éstos los dominios menos formales que los mantenían en el pasado, el territorio escasea. Los dominios de los Gangrel en ocasiones se solapan, y cuando esto sucede, sin duda es probable que se desencadene una relación primaria. Esto a veces tiene como resultado que un Gangrel se gane el reconocimiento como «alfa», como importante entre los demás Animales de la ciudad, y que ocasionalmente obtenga un puesto como primogenitura del clan, si el príncipe se molesta en darle el título. En otras ocasiones, surgen feroces rivalidades, y los Gangrel se lanzan literalmente unos al cuello de otros en zonas donde el dominio es escaso o los recipientes que contiene éste sólo bastan para una alimentación de subsistencia. Ciertos Vástagos malintencionados incluso han aprovechado circunstancias como éstas, y conspiran para mantenerlos enfrentados para evitar que supongan un peligro en potencia para sus propios planes.

De todos los Vástagos, los Gangrel se encuentran entre los más solitarios, y la dedicación a sus propias causas y el mantenimiento de sus propios dominios dan sentido a s existencia. En las noches góticas, no es raro ver que un Gangrel toma posesión de un dominio enorme y lo custodia vigorosamente. Especialmente en las tierras bárbaras ajenas al Imperio, esto producir historias terribles de monstruos sedientos de sangre que merodean por los bosques. Comunidades enteras han sufrido el terror de un solo Cainita potente, y cierran bien las puertas para protegerse de este peligro en cuanto el sol se pone en el horizonte. Otros Gangrel se oponen al crecimiento de las ciudades durante la época victoriana, y acechan fuera de estos terrenos, poniendo a prueba así la habilidad de un príncipe de proteger su dominio, y apesadumbrando a otros Vástagos significativamente.

En las mentes de éstos, la ley natural nunca ha dejado de existir, y la cuestión del dominio verdaderamente tiene que ver con los derechos de caza que corresponden al depredador más hábil. El Abrazo de los miembros de este clan también impone cierto comportamiento de dominio en ocasiones. Aunque la mayoría de los Animales dan el Abrazo a descendientes y los abandonan para que sobrevivan solos poco después, ciertos Gangrel poseen un instinto de manada más pronunciado. Aunque no son tan dados a crear proles como los Brujah, algunos dan el Abrazo a un chiquillo y luego ocupan un dominio con él. Este comportamiento especialmente habitual en las tierras bárbaras de Europa Oriental, donde los dominios aún son suficientemente amplios y los recipientes están adecuadamente aterrorizados ante la posibilidad de que pueda ocurrir algo así, pero ciertos Animales especialmente civilizados del Imperio también se han dado a esta costumbre.

Cuando los Gangrel adoptan este tipo de existencia, a menudo se vuelven muy territoriales, y reservan a cualquier invitado no deseado una hostilidad digna del peor de los enemigos (ya que así consideran a los intrusos).

Los refugios individuales en estos dominios adoptan muchas formas, desde vulgares imágenes de las residencias que poseían en vida hasta poco más que agujeros llenos de lodo, donde los Animales excepcionalmente feroces pueden acostarse de día y evitar el sol. Las cuevas y cavernas siguen siendo populares en los dominios más rústicos; los urbanos van desde casas abandonadas y fábricas cerradas hasta cloacas compartidas con los Nosferatu e incluso guaridas artificiales construidas bajo puentes o junto a muelles de embarque.

La presencia de los Gangrel varía ampliamente dependiendo de la zona. Como fuerzas animales y monstruos de leyenda, merodean por la «tierra de más allá del bosque», Transilvania, y otros territorios de Europa Oriental. Muchos poseen dominios en regiones aisladas de Italia, en lodazales de Irlanda y Escocia, e incluso entre las colinas del País Vasco y Cataluña en España, y en Aquitania. Sin duda, los Gangrel abundan en Escandinavia, donde su propia historia los relaciona inextricablemente con la cultura de la zona. Pueden ser incluso superiores en número a cualquier otro clan en Noruega, Dinamarca, Suecia, Islandia y Finlandia si se hace un recuento, pero dada su tendencia al viaje y su negativa habitual a participar en las actividades organizadas de los Vástagos, sería imposible realizar este tipo de censo.

Intereses

En conjunto, los Gangrel son demasiado dispares como para tener objetivos comunes. Mientras que un Gangrel puede preferir las colinas serpenteantes y los bosques densos, otro puede estar igual de cómodo entre callejones estrechos y viviendas altas.

Más que nada, la mayoría prefiere la autonomía y hacer lo que sea necesario por establecer la soberanía de sus terrenos de caza. Aunque rara llegan a excluir a cualquier secta a la que deban fidelidad, esto ha llegado a ocurrir, y se sospecha que existe un número mayor de Gangrel los anarquistas y autarcas que de miembros de cualquier otro Clan.

A pesar de esta tendencia a la autonomía, muchos Gangrel realmente disfrutan uniendo sus destinos al éxito de la Camarilla. Aunque obtienen un verdadero respeto a duras penas, muchos se ganan una ración al servicio de príncipes como sabuesos, azotes, sheriffs y demás servidores de la voluntad de la Torre de Marfil. Esto rara vez tiene que ver con un deseo de contribuir a los intereses de la secta (como se mencionaba anteriormente, los Gangrel tienden a lo apolítico y a la apatía), sino más bien con un deseo de ganarse cierta comodidad sin atraer la ira de los poderes establecidos. Para alguno, se trata de pragmatismo ya que saben que con su desorganización no pueden aspirar enfrentarse a la Camarilla como institución. Para otros Gangrel el apoyo de la Camarilla no es más que el camino de menor resistencia, y mediante el cual tienen más que ganar.

Es la ley de la selva, la supervivencia del mas hábil. Pero para que sea mas interesante, te daré ventaja. – Endimión, análla Gangrel

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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