Clan Malkavian – Edad Victoriana

Las noches de la era victoriana representan un período feliz para los locos del Clan Malkavian. Aunque es un clan demasiado fraccionado como para presentar una postura fuerte ante otros Vástagos, los Malkavian individualmente han cobrado fama merecida en todo el Imperio, e incluso en menor medida en los terrenos indómitos de más allá de éste. Ellos mismos no suelen reconoces el fenómeno, y o bien disfrutan con emoción de su nueva influencia o siguen siendo tan inescrutables como siempre sin entender aparentemente su posición prominente.

Los observadores avezados de la época atribuyen el auge de la influencia de los Malkavian al hecho de que su idiosincrasia se corresponde con el espíritu de la época en el Imperio. Los Malkavian son el nexo entre la racionalidad (que no la cordura) y el misticismo. Por cada Lunático que recibe el Abrazo bajo la luz esclarecedora de la nueva ciencia de Freud, acecha un profeta merodeador en la oscuridad, con un semblante oculto de tiempos más supersticiosos. En la época victoriana, los Malkavian son tan representativos como los imperiosos Ventrue o los anacrónicos Tzimisce, y habitan entre el misticismo y el pensamiento científico.

Estas atrevidas afirmaciones, no obstante, proporcionan a los Malkavian más credibilidad de la que merecen como clan. Este linaje no suele actuar de forma unida, y el aumento de su prestigio sólo se debe a los ideales del momento en comparación con los logros de cada Malkavian en cuestión. De hecho, el respeto hacia ellos es un hecho ajeno al propio clan, producto de una época que ha comenzado a ver la locura como una enfermedad codificable más que una maldición por parte de poderes divinos. Al mismo tiempo, esta locura está «en boga» entre los artistas populares del momento, y la novela gótica explota la locura y las historias espeluznantes de las calles sobre criminales no del todo sanos.

Resumen

Como siempre, los Malkavian de la época vitoriana siguen estando decididos y motivados por sus propios estímulos inescrutables. Sin embargo, han alcanzado una posición de importancia que les estaba vedada hasta ahora.

Poco de esto tiene que ver con el clan en sí, y la mayoría de sus miembros no suscriben los mismos conjuntos de valores culturales o sociales que otros clanes aprecian, y sólo actúan de acuerdo con lo que sus propias mentes fracturadas consideran adecuado. Lo que sucede es que la sociedad de los Vástagos contempla a los Malkavian con una nueva fascinación durante este período. Al igual que la sociedad mortal ha incorporado culturalmente la idea de que la locura es más que una simple aberración, los Vástagos también lo han hecho, y muchos vampiros ahora examinan a los Lunáticos con curiosidad morbosa. Tal vez sociedad vampírica haya comprendido mal a los Malkavian durante toda la historia; tal vez los Lunáticos representen un paso (¿cuál era el término del señor Darwin? ¿Evolutivo?) adelante en cómo interactúa la raza de Caín con el mundo.

Por otra parte, tal vez los Malkavian no sean más que productos distorsionados de estos tiempos turbulentos, y la moderna «comprensión» hacia ellos no sea más que simpatía por los endemoniados.
El período victoriano ha visto surgir unas cuantas abominaciones horribles. Fenómenos como el de Jack el Destripador han llevado a los Vástagos a creer que cualquier cambio puede tener consecuencias significativas. Por ejemplo, no todos los cambios son para mejor, y los Malkavian podrían tanto representar problemas como proporcionar conocimientos.

El individuo es la verdadera medida de este rasgo, una opinión poco corriente durante la época victoriana, pero los Vástagos nunca han sido corrientes. Sea cual sea la verdad en este asunto, si es que la hay, el resto de los Vástagos deja bastante libertad a los Malkavian durante este período, interesados por ver lo que estos vampiros pueden aportar al mundo. A lo largo y ancho del Imperio han aparecido vagos rumores sobre la aparición de unos pocos políticos del clan, entre los que se cita a antiguos influyentes, audaces arcontes e incluso Príncipes. De hecho, los Malkavian parecen tener más que ver con el mundo que en ningún momento. Son luminarias de la Camarilla, líderes del Sabbat, benefactores de las artes, eruditos de lo arcano, descubridores de misterios y guardianes de conocimientos que tal vez fuese mejor ignorar.

Los Malkavian dirigen cuadrillas con la bendición de la Torre de Marfil, y se ganan un gran respeto apoyando a la secta. Gozan enormemente en los territorios bárbaros, saltando sobre fuego y haciendo cumplir derechos blasfemos. Durante la época victoriana, se diría que los únicos límites al potencial de los Lunáticos son las profundidades de su propia depravación.

Dominio

Los Malkavian, un grupo amplio y variado, siguen siendo típicamente difíciles de clasificar en materia de dominio. Aunque tienden a ser menos fieros que los Gangrel y menos dados al vagabundeo que los Ravnos, algunos prefieren mantener dominios relativamente apartados de otros Vástagos. En ciertos casos, esto es el resultado de la mera competición, ya que el Lunático es menos dado a defender un dominio apartado de los territorios prestigiosos de la ciudad. En otros casos, el Malkavian queda enamorado o fascinado por algún aspecto del dominio. El Malkavian francés Henri d’lnvilliers, por ejemplo, sólo ha tomado posesión del nido de cuervos del fénix como dominio, y se alimenta exclusivamente de los mendigos que viven allí.

Dado el auge social de los Malkavian en esta época, algunos príncipes progresistas han concedido a muchos Lunáticos sus propios territorios mediante concesiones, apaciguamiento o incluso invitación a la alianza, al igual que en el caso de muchas de las estrellas emergentes del clan. A menudo, éstos son dominios sombríos, a los que se da cierto lustre o cuya apreciación se infla artificialmente por parte del séquito de un príncipe, pero el mero hecho de que un dominio reconocido entre en posesión de los Malkavian es de por sí un paso significativo.

El poder de los Malkavian mengua y languidece casi tan aleatoriamente como la cordura de los Lunáticos. Una noche determinada, uno de ellos puede poseer una gran influencia sobre una región, o ser patéticamente insignificante. Incluso cuando uno toma posesión de un dominio importante, que luego lo recuerde o no es otra historia diferente. De hecho, las historias sobre Malkavian que antaño eran importantes en una zona en particular y sencillamente se han desvanecido con el paso del tiempo son habituales durante esta época, y pueden haber sido las fuentes de inspiración de numerosas historias góticas sobre locura.

Ciertos territorios han sido tradicionalmente dominios de los Malkavian hasta donde alcanza la memoria de los Vástagos. El clan siempre parece salir a la luz cuando en una conversación se habla sobre Roma, aunque los Nosferatu posean un dominio más asentado en la ciudad, al menos hasta donde puede decirse que cualquier Vástago posea influencia allí. Tal vez sea una consecuencia del considerable poder de los Malkavian durante la época del imperio romano. También gozan de un importante poder en la zona del Benelux, así como en partes aisladas de Italia.

Incluso en estas zonas de influencia reconocida, la fuerza de los Malkavian varía en función de los esfuerzos de los propios lunáticos. Al igual que a menudo olvidan las zonas de los dominios que ostentan, también olvidan ocasionalmente su influencia. Por ejemplo, aunque son numerosos en Londres, ostentan un grado desproporcionadamente bajo de autoridad política, debido a que están demasiado fraccionados y ocupados con sus propios planes, sean los que sean, como para poder formar un frente común.

Algunos Malkavian mantienen lazos con familias aristocráticas en declive, y mantienen a duras penas sus no-vidas miserables en mansiones ruinosas o fincas ancestrales destartaladas. Otros se escabullen sigilosamente, ocultos en comunidades religiosas, distritos mugrientos de las ciudades, zonas suburbanas retiradas y otros territorios poco deseables para la mayoría de los Vástagos. Como suele suceder con la mayoría de las decisiones de los Lunáticos, su elección de dominios es tan intensamente personal como su locura.

Intereses

Como se mencionaba anteriormente, los Malkavian se han lanzado como nunca antes a la política vampírica, e incluso a la mortal en los casos en que han tenido ocasión. Los Vástagos que miran con emoción el fin de siglo del XIX, los ven como oráculos del fin del mundo, y les otorgan un inusual grado de influencia cuando otros los consideraban rarezas y desgracias insufribles. Los propios Malkavian, al menos los que se han involucrado en política, se han metido de lleno en este papel.

Afortunadamente (en opinión de sus detractores), el clan sigue estando demasiado deslavazado como para tener un «efecto Malkavian» universal que haya barrido la política de la Camarilla de una forma u otra. Aunque está extendida, su influencia sigue siendo un fenómeno localizado y aislado. Pueden ostentar individualmente un poder sin precedentes en consejos de primogenituras, hablar con la autoridad del príncipe como senescales, dedicar sus intensos instintos a la labor de sheriff o incluso tomar posesión de dominios como príncipes.

Sin embargo, no todos los Malkavian participan de la magnificencia política de sus compañeros. El lento desarrollo de la «sanidad» también tiene su parte de benefactores del clan, desde alienistas y pacientes de los diversos manicomios hasta personal de noche en sanatorios o médicos privados en servicio exclusivo a familias adineradas. Las casas de mala nota y los baluartes del submundo también atraen a los Malkavian, y por las venas de más de una importante figura criminal corre la sangre maldita de la demencia.

Los poderes de la mente puestos de manifiesto
Recuerda que la época victoriana precede a la «gran travesura» de lo Malkavian que tuvo lugar a finales del siglo XX. Para las crónicas de Vampiro: Edad Victoriana, los Malkavian de la Camarilla poseen las disciplinas de Auspex, Dominación y Ofuscación, mientras que los del Sabbat practican el Auspex, la Dementación y la Ofuscación.

Aunque los Malkavian a menudo se ven relegados a estratos sociales menos distinguidos, las extrañas inclinaciones igualitarias por parte de algunos Vástagos de la época han permitido a los Lunáticos ganarse verdaderamente la estima de los demás no-muertos. Aunque desprecian la alta política de los príncipes y sus séquitos, algunos acumulan poder entre los salones de la política mortal. Los comentarios en voz baja sobre generales locos, monjes degenerados, aristócratas disfuncionales y doctores sádicos pueden tener que ver con los Malkavian o referirse a ellos, suponiendo que no sean producto de las mentes confusas por el láudano de los poetas de la época. Aun así, difícilmente se pueden achacar a las depravaciones de los Lunáticos todos los aspectos de la época victoriana, o incluso la mayoría de ellos. Entre sus filas se encuentran los partidarios más fervientes de la Camarilla, desde neonatos hasta antiguos, e incluso sus mentes enfermas saben lo importante que resulta ocultarse de la mirada de los vivos. Por esta razón, muchos Lunáticos optan por apoyar a la Torre de Marfil, aunque no crean en la política a gran escala de la secta. Puede que estos Malkavian no posean ningún título dentro de la Camarilla, pero alabarán estrepitosamente las virtudes de ésta, aunque tal vez omitan mencionar el nombre de la Torre de Marfil si sus gustos personales difieren de los de ésta.

La época victoriana constituye un período de cambios significativos, y algunos Malkavian se apuntan a los adelantos que tienen lugar casi todas las noches. El cambio de la luz de gas a la electricidad podría haber sido una de sus predicciones vocingleras hace sólo 20 años, mientras que los avances en ciencia y medicina que tienen lugar a una velocidad alarmante (al menos para los Vástagos formales) podrían haber sido la más absoluta fantasía en las gacetas universitarias del cuarto menguante. Aunque no suelen estar a la cabeza de estos adelantos, los Lunáticos los adoran, ya que representan la consagración definitiva de las capacidades de la mente. Es decir, son manifestaciones de la mente hecha realidad, y, ¡qué Malkavian no querría hacer que el contenido de sus sueños enfebrecidos se presentase en el mundo, sólo por ver qué ocurre? Desde el maníaco más caótico hasta el erudito más intelectual, el triunfo de la razón que caracteriza a la época victoriana, junto con el misticismo ilimitado que le da color, es la actualización personal definitiva para los Malkavian.

Solo unos pasos más, mi casa está a la vuelta. Tengo láudano, tengo absenta, tengo opio… Podemos pasar el tiempo en una esplendida felicidad hasta que haya que alimentar la cuchilla. Oh, no me hagas caso. Solo me estoy dejando llevar por tu belleza. Tu belleza y mi sed. – Frances Gibson Copplewhite, el carnicero de Beicestershire

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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