El Clan de la Rosa se ha asociado durante mucho tiempo con la riqueza, la comodidad y los atavíos externos de la opulencia. Por lo tanto, no sorprende a nadie que los Toreador medren durante las noches de la época victoriana. Ya se tratase de asistir a una velada aristocrática o de conspirar contra otros Vástagos, los Degenerados disfrutaron durante este período de las mayores comodidades. Como pastores de los mortales (al menos en sus mentes), la grandeza de la época se debe en gran parte a ellos. En realidad, los Toreador se han abierto paso como siempre. Aunque el término “pastor” podría tener un halo de verdad, los Toreador sencillamente son los más dados a seguir las corrientes de los mortales, aunque rara vez las provocan ellos. Aunque el mecenazgo de los Toreador ciertamente pueda dar credibilidad a una moda o a un movimiento cultural, especialmente en al caso de los Degenerados, extremadamente influyentes, estas corrientes se originan entre los propios mortales. Como parásitos, los Vástagos no hacen más que seguir lo que ven, y los Toreador son los más hábiles a la hora de hacerlo.
Aunque otros no-muertos contemplen las oleadas cambiantes del mundo mortal, lo admitan o no, los Degenerados normalmente son los que más tienen que ver con los comportamientos humanos que siguen los Vástagos. En la Mayoría de los casos, los Toreador atraen la atención sobre este punto sólo cuando hace falta. Como veteranos de la Yihad, la sutileza está a su favor, y aunque puedan pavonearse y posar, esto se debe en gran medida a un deseo de aparentar ineficacia ante los demás. Los que ven más allá de la fachada de los asuntos de los Vástagos comprenden el verdadero poder que ostentan los Toreador. Los Degenerados pueden crear o destruir el destino social de un vampiro al ver comportamiento de un modo desfavorable o cambiar la opinión de los Vástagos sobre las tendencias que sigue. En una sociedad tan dependiente de la opinión de los demás como en la victoriana, los que pueden manipular la opinión popular poseen muchas más influencia de la que sospechan los incautos.
Resumen
Como intermediario entre el mundo de los vivos y el de los no-muertos, los Toreador tratan con mortales individuales con mucha más frecuencia que cualquier otro clan. Aunque otros Vástagos pueden asociarse con el ganado aquí y allá, el tráfico con los mortales es el negocio exclusivo de los Toreador. Se asocian con grupos e individuos; contemplan el curso de la opinión mortal y se asocian con ella para poder tener “la voluntad del mundo a nuestro favor”, como dijo un estimado miembro del clan. Los estrechos contactos de los Toreador con el mundo mortal llevan a muchos Vástagos a despreciarlos, por considerarlos diletantes y sibaritas, aunque esto sólo es cierto en el caso de los más disipados del clan. De hacho, los Toreador podrían ser los más adeptos de todos los Vástagos que se hacen pasar por mortales, debido a los cerca que llevan los caprichos de los vivos de sus corazones no-muertos, y cuando uno quiere que lo tomen por algo más que un monstruo, parar por un mortal es una forma primordial de hacerlo. Aunque ocultar la verdadera naturaleza de uno puede resultar de mal gusto para algunos Vástagos, especialmente entre los orgullosamente no-muertos y fervorosos miembros del Sabbat, los Toreador se han convertido en maestros a la hora de hacer cumplir la voluntad mediante la influencia y las apariencias más que con sangre y fuego.
Otros vampiros tienden a crear estereotipos estrictos sobre a los Toreador: los ignoran, tomándolos por dandis amanerados estúpidos que se miran el ombligo o burgueses corrompidos. Por su parte, los propios Toreador se limitan a asentir sonriendo, ya que saben que un enemigo infravalorado es un Vástago que tiene la sartén por el mango. Dejar que la vanidad de los Vástagos confunda a estos otros vampiros. Un vistazo a la historia de los Condenados arrojaría luz sobre la verdad, y mostraría la fuerza de los Toreador, tanto individualmente como en conjunto. La propia Camarilla surgió en gran parte como resultado de la influencia de los Toreador. El príncipe de una de las ciudades más importantes del mundo, París, pertenece al Clan Toreador. Aunque pude que los Ventrue vayan a la cabeza, sus deberes resultarían mucho más difíciles sin el apoyo de los Degenerados: el poder pertenece a los que son capaces de manipular la opinión pública lo suficiente para apoyar sus propios deseos. La práctica del Abrazo por parte de los Toreador a veces es una virtud y a veces se un inconveniente. Muchos Degenerados escogen a sus chiquillos a lo loco, y dan el Abrazo a mortales hacia los que se sienten apasionadamente atraídos. Estas coqueterías rara vez producen Vástagos que se estimen a sí mismos demasiado.
La pasión es fugaz, y los ampulosos romances tan endémicos de la época victoriana han producido muchos Toreador que han recibido el abrazo de forma negligente. Por otra parte, la pasión de los Degenerados también llena las filas del clan con una diversidad que no se encuentra a menudo en otro clan. Un Toreador puede enamorarse brevemente de alguien a quien no considere para el Abrazo, y luego introducir involuntariamente a ese individuo en el mundo de los Vástagos. De esta forma, lo que podría parecer un error apasionado en realidad ensancha los horizontes, tanto del clan como de los Vástagos en conjunto. Ciertamente, el Clan Toreador es uno de los más cosmopolitas, una vez que el observador astuto aprende a ver más allá de los estereotipos cuidadosamente cultivados de benefactora del arte y aristócratas anacrónicos. Esto no quiere decir que todos sus chiquillos aparezcan como resultado de un capricho poco meditado, sino simplemente que sucede con suficiente frecuencia como para llamar la atención de ciertos Vástagos observadores. Algunas relaciones entre chiquillos y sires se desarrollan durante décadas o incluso siglos; éstas son la materia de la leyenda Toreador y la adoración gótica.
Dominio
Al ser uno de los clanes más poderosos y preeminentes, los Toreador no se arredran al tomar posesión de los dominios más prestigiosos de una ciudad. Compiten entre sí y con los Ventrue (y los otros pocos Vástagos capaces de mantenerse «a su altura») por territorios de primera calidad. Por ejemplo, un antiguo discreto con numerosos terrenos tanto dentro como fuera de una ciudad, así como derechos de uso de los terrenos de caza preferidos de un príncipe probablemente ostente más influencia que un alborotador miembro de una primogenitura cuyo propio dominio consista en poco más que el vecindario en el que tiene su refugio principal. Una palabra de este segundo tiene sólo el peso que otros le otorguen, mientras que el antiguo más prominente, si bien más sutil, habla con la evidente ventaja de la experiencia próspera. Este concepto, visto más de cerca, delata la estrecha relación entre posición social y el concepto de dominio para los Toreador.
Esto a menudo resulta frustrante para los neonatos y ancilla que se ven desafiados, cuyos antiguos ya han arrebatado lo que parecen ser todos los dominios importantes. Sin embargo, llegados a este ponto, entra en juego la notable aptitud de los Toreador para vigilar el mundo mortal. Un antiguo puede haber hecho presión para que su museo privado se declare Elíseo (¿¡Y a fe mía que fue una gran hazaña!), pero el neonato es más dado a oír la «voz de la calle», sobre un nuevo teatro al que llegan en manada los mortales eminentes.
Si ese neonato puede solicitar al príncipe el dominio sobre este lugar, la posición importante que tiene para los mortales de la ciudad se traduce en la agradable distinción por parte de los Condenados y ese neonato está en el buen camino para establecerse. Son inusuales los Toreador que comparten dominios, especialmente de acuerdo con el Abrazo. En opinión de la mayoría de los sires, una vez que un chiquillo ha aprendido las costumbres de los Condenados, está mejor solo. Si se queda en el dominio de su sire, sólo resulta un estorbo y posiblemente, implique una competición por unos recursos que ya son limitados, mientras que actuar por su propia cuenta y hacerse un nombre afectará positivamente a la opinión sobre él. Aunque sólo los sires más duros e insensibles arrojan de su lado a los chiquillos sin antes instruirles sobre las costumbres de los Vástagos, los Degenerados suelen animar a sus chiquillos a «volar por sí solos».
La fuerza de los Toreador se encuentra repartida por el Imperio y varios bastiones de poder eclipsan a otras ciudades que se aproximan a ellos en grandeza. Por ejemplo, París: ¿a quién más que a los Toreador podría pertenecer? Muchas otras partes de Francia se encuentran también entre los dominios de los Toreador, aunque ninguna eclipsa a París. En España, donde la influencia de los feroces Lasombra va menguando, los Toreador se van iluminando progresivamente. Italia también alberga varios territorios fuertes del clan, se que enfrentan por sí solos a las depredaciones del Sabbat. Edimburgo resulta un contrapunto Toreador ante el Londres Ventrue, y aunque Inglaterra ha sobrepasado históricamente en importancia a Escocia de forma global, pocos pondrían en duda la fuerza o la importancia de ese feudo de los Degenerados.
Intereses
Los ajenos al clan los llamarían egoístas, codiciosos o incluso avariciosos, pero los Toreador reconocen la envidia en cuanto la oyen. De hecho, poseen intereses no muy diferentes a los del propio Imperio: mejorar sus propias posiciones es sencillamente uno de los beneficios adicionales de llevar la cultura al resto del mundo y a los Vástagos que lo habitan. Los Toreador participan en la política prácticamente sin competencia entre los Vástagos aparte de los Ventrue. Muchos príncipes proceden de este clan, como la gran mayoría de las arpías y otros cargos de importancia social predominante. Los Degenerados se encuentran entre los defensores más numerosos del Elíseo, y a menudo fomentan la expansión de los lugares protegidos bajo esa distinción. Sólo la ciudad más pequeña (o tal vez una ciudad que carezca de una población significativa de Toreador) carece de primogenitura de este clan, y algunas ciudades poseen más de una.
Aparte de la política, la sociedad sigue siendo la savia vital del Clan Toreador y los Degenerados se encuentran en la cúspide de todos los estratos sociales. Desde los nobles, embajadores, aristócratas y consejeros situados en lo más alto de la sociedad hasta el influyente clero, los líderes de las florecientes clases medias y los respetados especialistas del centro hasta los cabecillas criminales, estafadores y alborotadores de las capas bajas de la sociedad, los Toreador se mueven con gran gracia a la cabeza de sus respectivas clases. De este modo, juegan a un juego peligroso ya que deben acumular suficiente influencia para competir con sus iguales en cuestiones de posición en el clan y en la Yihad en el ámbito general, a la vez que ocultan su naturaleza vampírica a aquellos a quienes frecuentan. Aunque esta no es de ningún modo una característica definitoria del clan, muchos Toreador, tal vez la mayoría, poseen alguna influencia en el campo de las artes. En la mayoría de los casos, esta influencia llega como resultado de su interés superficial en las corrientes sociales, pero en muchos casos, los Toreador practican individualmente algún arte propio. Más que en ninguna época (ya que muchos Toreador antes de la época victoriana eran más artesanos que artistas), con la posible excepción del renacimiento, el período gótico permite a las chispas de la creatividad llamear dentro del corazón de los Toreador.
No es casualidad que esta participación de los Toreador en la creación personal del arte en cualquier forma (poesía, literatura, arte gráfico o cualquier otro) tenga su auge durante un período en el que se la fomenta. En no poca medida, el interés de los Toreador imita las corrientes sociales de los mortales en cualquier momento. Muchos Degenerados se sienten fascinados por las nuevas direcciones que adoptan la medicina y la psicología y unos cuantos charlatanes ocultistas han sido desenmascarados o aupados a lo más alto por los Toreador que tuviesen algo que ganar de su fracaso o éxito. Aunque muchos de ellos consideran la política mortal aburrida o distraída (ya que, quién tiene tiempo para la política mortal cuando los Condenados la practican con mucha más habilidad), pocos pondrían en duda que los propios políticos ostentan una influencia importante y que utilizar dicha influencia para los fines propios de uno tiene su valor. Del mismo modo, algunos Toreador colaboran con movimientos e instituciones sociales, como los Fabianos (y sus homónimos del Sabbat entre los antitribu Toreador), la Iglesia, células marxistas formadas en Alemania y los partidarios de la teoría de la evolución, más que con individuos clave de dichos movimientos. En lugar de tomar bajo su dominio a uno de los líderes de estos movimientos, los Toreador se convierten en figuras respetadas en estas organizaciones (aunque no suelen ser líderes ya que son propensos a despertar la atención no deseada) y tiran de sus hilos, a menos en el ámbito local. Una vez más, los Toreador son tal vez los mejores de entre todos los Vástagos a la hora de seguir las tendencias mortales, por lo que también reconocen la importancia de mantenerse apartados de la mirada de las personas inadecuadas.
El esplendor y la opulencia no son nada sin la sofisticación necesaria para apreciarlas, la comodidad engendra comodidad. Si se posee suficiente comodidad, uno puede ofrecer a sus enemigos parte de ella, con lo que se les da una correa de oro que los ciega de envidia a la vez que los ata.