La Tempestad del Foco Interior
¿Acaso es menos el ojo de la tormenta por su calma?
¿Acaso no está el vacío definido por lo que le rodea?
En el viento, sé sereno.
En la calma, sé libre.
-So-i Wenli, cronista de la Tempestad
VIRTUD: EQUILIBRIO
Se desliza y gira, empuja y desgarra; el fuego del Yang y el vacío del Y in azotan a los Kuei-jin, incluso cuando la persecución de la redención se opone a los vientos infernales del Yomi. Los Seguidores de la Tempestad comprenden demasiado bien las fuerzas que fluyen dentro de cada vampiro, y enfrentando estas fuerza entre sí, pretenden encontrar la calma en medio del caos.
Movido por la urdimbre y el tejido del alma y el Chi, se supone que el primer bodhisattva de este Dharma cristalizó la iluminación a través de los principios de la negación. Incapaz de alcanzar la paz a través de ninguna de las múltiples enseñanzas de Xue, aquél buscó conocimientos exóticos en tierras lejanas. Acumulando sabiduria revelada tanto por espíritus como por demonios, luchó por alcanzar un entendimiento que siempre se le escapaba de las manos. Al final abandonó todos los Dharmas, existiendo sólo en virtud de lo que sus necesidades dictaran, reaccionando ante el mundo que estaba a su alrededor. Enfrentándose a demonios que le recriminaban el vacio de su alma, reconoció ese vacío como el centro de todo su aprendizaje y experiencia, y así despertó.
Rodeados por un caos vertiginoso, los Seguidores de la Tempestad gozan de la calma interior. Todo elemento cuidadosamente colocado pasa a formar parte de un circulo; el circulo sostiene a toda la creación. Ninguna verdad lleva a la iluminación; la iluminación arroja sombras que traen el entendimiento. Observando la sinergia de las fuerzas opuestas, estos Kuei-jin aprenden lo que subyace tras estas fuerzas. El Yin se desliza dentro del Yang y 1as almas gemelas combaten, pero en los espacios vacíos que quedan entre ellas, los Seguidores de la Tempestad encuentran la paz.
Un Seguidor de la Tempestad practica la moderación y el aprendizaje. Todas las cosas merecen ser estudiadas, pero sólo con austeridad. Seguir el camino recto hasta el final es fracasar en la persecución de la diversidad. En consecuencia, los que se adhieren a este Dharma revolotean entre muchas cosas, con el objetivo de encontrar las contradicciones y las paradojas de la existencia. A través de tales enigmas desarrollan un punto de vista distanciado con el que son capaces de contemplar verdades en partes dispares.
Esto no quiere decir que los Seguidores de la Tempestad sean diletantes sin oficio ni beneficio. Es indudable que encontrar el punto central a partir del cual toda la creación es visible requiere paciencia. De hecho, estos Kuei-jin se esfuerzan dominar muchas artes a la vez, ya que sólo la mayor excelencia trae el conocimiento total. Sin embargo, un practicante del Foco Interior siempre se mueve deliberadamente, con el objeto de asimilar completamente cada componente del estudio (junto con sus complementos y opuestos) antes de seguir adelante. Así, los Seguidores de la Tempestad manifiestan habilidad y conocimiento en muchos campos y empresas, si bien sólo los que son verdaderamente ancianos llegan a convertirse en adeptos.
La gran extensión del estudio requiere una instrucción adecuada. Los practicantes del Foco Interior van de maestro en maestro, buscando siempre nuevos mentores. Cualquiera ,que ofrezca una nueva perspectiva o una filosofía opuesta, ya sea humano, espíritu o vampiro, puede convertirse en instructor. Una vez que una nueva habilidad o arte es aprendido, ésta ya no será nunca descartado; por el contrario, el Seguidor de la Tempestad buscará más diferencias y opuestos, añadiéndolos al tumultuoso remolino de ideologías en conflicto que le confieren un punto de vista situado por encima de todas ellas. Las habilidades mundanas, el conocimiento oculto y una gran variedad de Disciplinas son las llaves para trascender la ilusión de las verdades en conflicto.
Los espírirus y los hombres son las caras opuestas del mismo mundo. La sombra y el viento compiten por la supremacía, pero ambas ofrecen importantes lecciones. En lugar de centrarse sobre cualquiera de los poderes elementales de los Kuei-jin, los seguidores de la Tempestad dirigen su atención hacia las artes que mueven la mente y el alma. En última instancia, los azotados por la tormenta buscan convertirse en algo más que en hombre o en vampiro, espíritu o carne. Según dicen, lo que aguarda más allá del umbral de la iluminación no es ni más ni menos que el propio universo; así pues, lo que buscan es convertirse en el universo.
Entrenamiento: Los Seguidores de la Tempestad pretenden domar sus naturalezas demoniacas a través de la meditación, el ejercicio físico y la disciplina. La flagelación y la automortificación son comunes en este sendero, si bien los excesos son desaconsejados. En cambio, estos Kuei-jin intentan comprender sus naturalezas demoníacas incluso cuando se dedican a cultivar el Hun, pues reconocen la necesidad de unificar todas las partes de sus almas no-muertas. Las energías Yin y Yang hierven en igual medida en la carne y los huesos de los Seguidores de la Tempestad, quienes buscan el equilibrio entre los opuestos en colísión, dirigiéndoles cada vez contra mayores cotas de energía compensatoria.
Moderación es la palabra clave para estos Kuei-jin. Fuertemente comprometidos y controlados, los seguidores de esta senda se permiten probar todas las experiencias sin beber profundamente de ninguna. Algunas personas ajenas a este sendero consideran que tales coqueteos no tienen ningún sentido, pero los Seguidores de la Tempestad saben que cualquier exceso termina desembocando en la debilidad, y de aquí en la corrupción, tal como lo demuestra el ejemplo del Wan Xian y su hambre de Chi. Adicionalmente, muchos de los practicantes de este Dharma aprenden la Disciplina de Chi’iu Muh, sirviéndose de las Lágrimas del Dragón para extinguir las llamas del Demonio.
Debilidad: Atraídos hacia muchas direcciones a la vez, los Seguidores de la Tempestad se aferran a su interior y se niegan a dejarse llevar por ninguna. Aunque que esta moderación sirve a sus propósitos, estos Kuei-jin se encuentran a menudo indecisos o faltos de convicción. En lugar de abrazar el cambio y los extremos los practicantes del Foco Interior luchan por la estabilidad y la tranquilidad, aunque esto les cueste la verdadera inspiración.
En realidad, los Seguidores de la Tempestad carecen de dinamismo. Incapaces de abrazar plenamente nada nuevo, diferente o visionario, permanecen un paso por detrás del resto del mundo; sus prácticas ascéticas y modos de vida primitivos son meras manifestaciones externas de este problema. El juego de contraponer fuerzas opuestas sólo sirve para no llegar a alcanzar el dominio en ninguna. Sin focos ni objetivos, los miembros de este Dharma no pueden evolucionar.
Maldiciendo a los extremos abrazados por la radicalmente distinta Senda de los Mil Susurros, los Seguidores de la Tempestad buscan una forma alternativa de equilibrio. Desgraciadamente para ellos, esta forma se resiente por el hecho de que la verdadera visión, esa que es capaz de hacer temblar los cimientos del mundo, es desdeñada por las exigencias del Foco Interior. Los Ciempiés se expresan elocuentemente y con fuerza; los Seguidores de la Tormenta sólo pueden hacerse valer a través del minimalismo y la negación.
Afiliaciones: El mundo material, el color gris y el punto de dirección centro
Augurios Propicios y Símbolos: Ciclones, mándalas (NdT.- «círculo» en sánscrito. Son diagramas simbólicos que sirven para la meditación), hélices en espiral, fuegos artificiales, ondas en el agua
Conceptos: Monje asceta, maestro, sirviente, filósofo, obrero, poeta, lunático.