El Concilio de la Nueve Tradiciones Místicas, es una de las facciones que componen la Guerra de la Ascensión. Durante mucho tiempo, innumerables tradiciones arcanas, de magia menor o auténtica, han considerado que el nueve era un número especialmente potente.
En la numerología hermética, el nueve representa al Mago que porta la Lámpara de la Iluminación a través de la Realidad. Nueve es también el cenit del poder y la experiencia en un ciclo de nueve fases y representa la perfección de la mente y el espíritu.
El Concilio de los Nueve trata de domeñar este destino. Sin embargo, a lo largo de su historia, no ha conseguido ocupar los nueve Asientos durante mucho tiempo. Ocho -un número que significa el mundo terrenal y todas sus alharacas- ha sido su destino largo tiempo.
Pero ahora parece una pequeña esperanza. Tras muchos años, el Concilio de los Nueve ha vuelto a alcanzar su fuerza plena. Aunque inferiores en número, los magos de la Tradición preveen que su unidad de «nueve para uno y uno para nueve» ofrecerá una ventaja numerologica. Tienen otras dos ventajas discutibles: su magia es más versátil y sus ideas de libertad espiritual dentro de un contexto grupal atraen a más durmientes que las demás facciones.
En un mundo claramente definido, estos místicos se considerarían los adalides del bien. Desgraciadamente, la realidad es de hecho bastante más difusa. El Concilio tiene sus propios defectos y cada tradición, sus miembros equivocados.
Cómo se reunió el Concilio
Los precursores de las Nueve Tradiciones eran místicos que valoraban la sabiduría y la fe y se beneficiaban en gran medida de la fluidez de la realidad de la Baja Edad Mítica. Dos de estos grupos, la orden de Hermes y el Coro Celestial, llegaron incluso a ayudar a desarrollar la Alta Edad Mítica de Europa. Todos los místicos (ya fueran dionisícos, brujos, o practicantes de otras creencias) prosperaron en esta atmósfera de fe y superstición.
Un día de 1210, la Capilla Hermética de Mistridge, en el sur de Francia, se vino abajo ante campesinos armados con cañones y técnicas de antimagia. Golpes de estado similares se produjeron por toda Europa y Extremo Oriente. Poco después, la Inquisición recién formada comenzó a perseguir a los místicos y a los desdichados Durmientes. Un mago culpó a otro y comenzaron a combatir entre ellos.
Enfrentados a la amenaza del exterminio, tres magos se reunieron para debatir la oposición a la Orden de la Razón: Baldric de la Orden de Hermes, Belladona de la Verbena y Valoran del Coro Celestial. Acordaron salir y reunir a todos los magos simpatizantes antes de regresar a Mistridge para celebrar un Tribunal Clave. Esta Gran Convocatoria comenzó en 1547. Entre los magos principales estaban Ali-beh-shaar de los Ahl-i-Batin, Estrella-de-Águilas y Niaoba de los Cuentasueños, Chalech el Eutánatos, Sh´Zar el Cultista del Éxtasis, Wu Jin de la Hermandad Akáshica y el Licenciado Luis de los Solificati. Otros muchos magos también estaban presentes. Como símbolo de su unidad, cada grupo donó un Nodo para fundar una Capilla común, Horizonte.
Se reunieron durante nueve años. Discutieron sobre la ideología y la dirección que tomar, organizaron la magia en Esferas y a los magos en Tradiciones, y se pusieron de acuerdo en los grados de conocimiento, el Protocolo y otros aspectos de la sociedad de los magos. Después en el solsticio de invierno de 1466, anunciaron la formación del Concilio de los Nueve. De repente, el futuro parecía menos sombrío. La Orden de Hermes hizo hincapié en la importancia numerologica del nueve y ese número se convirtió en un símbolo duradero de esperanza.
La primera acción conjunta del Concilio fue nombrar la primera Cábala, un grupo de nueve Adeptos cuya tarea era recorrer la tierra buscando apoyos entre Durmientes y Despertados, extendiendo la buena voluntad y enfrentándose a la Orden de la Razón, a los Nefandos y a otros enemigos. Esta aventura fue un terrible fracaso. Heylel Teomim el Solificato quedo corrompido y, en 1470, entregó a sus compañeros a la Cábala del Pensamiento Puro (los inquisidores predecesores del NOM, Nuevo Orden Mundial).
Tres magos murieron en combate y cuatro fueron capturados. Un grupo de magos de esta Tradición acabó por rescatar a sus compañeros y dar caza al traidor. Heylel fue sentenciado al Gilgul y la muerte. Desgraciadamente el daño ya estaba hecho. La Tradición del traidor, los Solificati, se disolvió después del escándalo. Los portentosos Nueve habían fracasado. El Concilio perdió confianza y se fragmentó, su unidad fue desgarrada por el rencor y la rivalidad entre los Akáshicos y los Eutánatos, la Verbena y el Coro Celestial y las diversas Casas Herméticas en general. Muchos Cuentasueños regresaron asqueados a casa y el propio Horizonte parecía vacío e inútil. Los siguientes cuatrocientos años pasaron sin pena ni gloria.
En 1904 los Hijos del Éter solicitaron un Asiento en el Concilio. En su deseao de llenar el noveno asiento, las Tradiciones dejaron a un lado cualquier reserva que tuvieran sobre la anterior condición de Tecnócratas de estos magos. Los Hijos ocuparon el Asiento de la Materia, anteriormente de sus predecesores Solificati. El sentido de completitud del Concilio fue sólo temporal, ya que los Ahl-i-Batin se retiraron en 1934 para defender su tierra natal del los Tecnócratas ansiosos de petróleo.
Luego en 1961 una segunda Convención desertó al Concilio. Los Adeptos Virtuales ocuparon el Asiento de la Correspondencia, aún caliente por el representante Batini. Por primera vez en siglos, el Concilio de los 9 tenía (y a aún tiene) el número místico de nueve miembros que durante tiempo ha buscado. La sinergia no se parece a nada que se haya sentido anteriormente, ni siquiera durante la Gran Convocatoria; tanto que nadie prevé una separación. De esto sólo puede salir algo bueno.
Pero ahora los Seres Huecos han aparecido, de improviso. Claramente, los magos de la Tradición no quieren que entren en la Tecnocracia; sin embargo, los que atienden a la Profecía de los Nueve temen que su entrada en el Concilio destruirá todo aquello por lo que ha luchado. Por su parte, los Seres Huecos, se burlan del Concilio y afirman que no les interesa un asiento. Pero se mantienen cerca, como perros callejeros al borde de una jauría. Por ahora, los Seres Huecos, siguen siendo unos solitarios.
¿Es diez el verdadero número que el Concilio ha esperado durante tanto tiempo? En la numerología el diez equivale al uno (10 = 1+0 = 1): unidad, activación y un nuevo comienzo enfrentado con valor e inocencia.