El Principe – Segunda Parte

Como se ha dicho antes, no hay dinastías ni familias reales entre las que se seleccione a los príncipes (aunque algunos clanes podrían discutirlo). Tradicionalmente gobierna el vampiro más viejo de una ciudad, aunque no siempre es así: cualquier otro puede desafiarle. Un príncipe sólo gobierna libremente cuando nadie cuestiona su mandato. Si se ve frente a uno o más aspirantes, las cosas se complican. Se produce una enloquecida lucha por el trono, y quien sobrevive se convierte en el nuevo príncipe.

Convertirse en Principe

Como se ha dicho antes, no hay dinastías ni familias reales entre las que se seleccione a los príncipes (aunque algunos clanes podrían discutirlo). Tradicionalmente gobierna el vampiro más viejo de una ciudad, aunque no siempre es así: cualquier otro puede desafiarle. Un príncipe sólo gobierna libremente cuando nadie cuestiona su mandato. Si se ve frente a uno o más aspirantes, las cosas se complican. Se produce una enloquecida lucha por el trono, y quien sobrevive se convierte en el nuevo príncipe. La «coronación», si es que se le puede llamar así, puede ir desde un golpe incruento respaldado por los antiguos hasta una violenta usurpación a cargo de una cuadrilla sedienta de sangre. Normalmente el régimen es eliminado de forma brutal y despiadada, lo que sirve al doble propósito de acabar con el viejo príncipe y hacer una demostración del poder del nuevo. Pero independientemente de quién sea el nuevo príncipe y cómo tome el trono, necesitará el respaldo de los antiguos si quiere conservar la corona más de una noche. Lo que es más importante, el consejo de antiguos conocido como la primogenitura debe sancionar el reinado del príncipe, que sin su reconocimiento será muy breve.

El combate por el principado no es simplemente cuestión de pistolas en una calle desierta por la noche, o ningún otro tipo de combate directo. Como en todo lo relacionado con los Hijos de Caín la sutileza es importante, así que la guerra por la corona tiene lugar en las sombras. Los vampiros de la ciudad (antiguos, cuadrillas, todos) escogen sus bandos mientras los rivales buscan aliados y descubren a sus enemigos. Muchas cosas pueden mover a un Vástago a alinearse en uno u otro sentido (promesas de recompensa, lealtad al vampiro o a su clan, garantías de concesiones, creencias o amenazas), pero una vez tomada la decisión cambiar de lealtad puede ser muy peligroso, sobre todo si se apuesta por el perdedor. Las instituciones mortales bajo la influencia vampírica (bancos, industria, alta sociedad, educación, política, bajos fondos) se emplean contra el rival. Todo lo que pueda ser usado para conseguir una ventaja se ha puesto en práctica. Cuando el humo se disipa suele quedar un único contendiente en pie, aferrando el premio. Es raro que el nuevo príncipe sea lo bastante generoso como para dejar vivo a su rival; aunque lo fuese, la primogenitura no lo permitiría. La venganza, particularmente la de los rivales caídos, es un plato que más vale no servir.

Limpieza General

A veces, un grupo de anarquistas o ancillae decide derribar al príncipe de una vez por todas. Los golpes son muy peligrosos a menos que estés seguro de tus aliados. Es raro que los príncipes confíen su trono únicamente al encanto, y muchos tienen progenie para su protección. Acabar con el príncipe también puede requerir eliminar a la primogenitura, que puede aplastar cualquier insurrección en nombre de la estabilidad local.

El golpe suele tener como efecto un vacío político, y en el mundo de los vampiros, los vacíos tienen profundas consecuencias. Una ciudad con problemas significa inestabilidad. Las cuadrillas luchan por un lugar en el nuevo orden, los antiguos combaten para asegurar su supervivencia y a veces los conflictos atraen la inoportuna presencia del Sabbat, los hombres lobo o los cazadores de brujas. La amenaza resultante para la Mascarada puede hacer que un vampiro aceptable ascienda al poder para estabilizar la ciudad, pero estas soluciones raramente son efectivas y suelen provocar más caos.

Muchos antiguos, y de hecho la mayoría de los vampiros de una ciudad, apoyarán al príncipe en nombre de la estabilidad. La guerra nunca es agra-dable, y para los vampiros preocupados por su supervivencia crea el peligro de la Muerte Definitiva. A menos que un príncipe se haya vuelto completamente intolerable (a causa de la locura, la corrupción sobrenatural o la excesiva tiranía), los Cainitas locales pueden contar con su presencia durante una buena temporada.

De vez en cuando puede producirse alguna abdicación. De hecho, en los últimos tiempos varias renuncias extrañas y repentinas, así como inesperadas desapariciones de figuras gobernantes, han estremecido la estructura de poder de los antiguos. Si uno o más primogénitos deciden complicar la vida a su príncipe por la razón que sea, éste puede ser apartado del cargo. También es posible una retirada de confianza, aunque es algo extremadamente raro debido al caos potencial que puede surgir si el príncipe es apartado del cargo o si lo deja en circunstancias desagradables.

Ventajas del Principado

Algunos vampiros creen que sólo los locos o los vanidosos buscan el cargo de príncipe. Después de todo, como símbolo del poder Cainita en una ciudad, es el blanco más probable para los anarquistas, el Sabbat y otros peligros. Suma a esto los conflictos y conspiraciones en la «corte» y puede que los críticos tengan razón. No obstante, el principado debe tener algunas ventajas para hacer soñar incluso a los de más baja condición.

Derecho de progenie: sólo el príncipe puede crear progenie libremente. Los demás vampiros deben pedirle permiso o arriesgarse a ser destruidos junto con su chiquillo. El príncipe puede negarle el permiso a un Vástago que le haya ofendido; él, por su parte, puede Abrazar a quien desee para tener más seguidores leales. Esto se debe en parte a la paranoia y en parte a consideraciones de espacio; después de todo, una ciudad superpoblada es un riesgo para la Mascarada.

Protección de los antiguos: por lo general la primogenitura apoya a su príncipe mientras éste mantenga el orden, preserve la Mascarada y proteja la ciudad en momentos de peligro, como las incursiones Lupinas o los ataques del Sabbat.

Poder político: un príncipe puede esperar ser escuchado por la mayoría de los antiguos, y goza de más respeto y prestigio que los Vástagos normales en casi cualquier reunión.

Control sobre el dominio y quienes lo visitan: bajo la Quinta Tradición, el príncipe puede extender su reinado a quienes entran en su dominio, que es toda la ciudad o región. Se espera de los vampiros recién llegados, ya sean viajeros o futuros residentes, que se presenten ante él. El príncipe puede castigar a los Vástagos que no lo hagan.

Alimentación: el príncipe puede restringir o limitar la alimentación de otros vampiros por todo tipo de razones, siendo la principal la protección de la Mascarada. Esto suele afectar a las zonas de caza (por ejemplo, «No en el distrito de la prostitución» o «Evitad el Hotel Clermont») y a las presas («Los clérigos y los niños están prohibidos»). Desobedecer estas órdenes puede ser muy peligroso, ya que el príncipe tiene atribuciones para castigar a los infractores por violar la Mascarada.

Dominio sobre los enemigos: de acuerdo con la Sexta Tradición, el príncipe puede declarar una Caza de Sangre contra quienes le irriten demasiadas veces. No puede destruir voluntariamente a quien quiera (la protección de los antiguos puede desvanecerse si se excede), pero si demuestra que sus enemigos han violado una o más Tradiciones está en su perfecto derecho de castigarles. Naturalmente, qué constituye una violación de las Tradiciones puede forzarse mucho en el nombre del poder.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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