Etrius Tremere del Círculo Interior

Todos los clanes de vampiros pueden rastrear sus linajes hasta un mismo progenitor: el propio Caín. Todos los clanes excepto uno. Los Tremere se distinguen de los demás Vástagos en que su fundador se convirtió en vampiro a través de sus propios esfuerzos y no del mordisco de otro.

Etrius

Tremere del Círculo Interior.

Descubrimos que los demonios son legión; nuestras más nobles pasiones sacan los sientes y nos persiguen como tigres. –John Gardner, “En las montañas suicidas”.

Todos los clanes de vampiros pueden rastrear sus linajes hasta un mismo progenitor: el propio Caín. Todos los clanes excepto uno. Los Tremere se distinguen de los demás Vástagos en que su fundador se convirtió en vampiro a través de sus propios esfuerzos y no del mordisco de otro.
El clan comenzó como una casa medieval de hechiceros llamada Tremere, que sentía como su influencia iba reduciéndose en un mundo cada vez más escaso de energías mágicas. Los Tremere observaban impotentes cómo la magia se agotaba como los cauces de una sequía, dejando la tierra como un árido y polvoriento erial de ciencia estéril.

Buscaron refugio en el oscuro muno de las fuerzas sobrenaturales y nigrománticas. Mediante rituales diabólicos, cambiaron sus almas por la inmortalidad y el ansia de sangre del vampirismo. Así, permanecieron en la tierra mientras el resto de los de su clase emigraba a diferentes planos, se establecía en el subsuelo de la sociedad humana , o moría. Ante el creciente racionalismo, deísmo y satanismo, el vampirismo se convirtió en su único refugio. Y todavía se preguntan si el resultado valió el precio pagado.

Su vida

La llamada de sirena de la magia llega a muy pocos, pero quienes oyen la llamada no se atreven a rechazarla. Un muchacho sueco llamado Etrius, oyó la convocatoria en su pequeña aldea medieval. No podía controlar sus poderes, y sus visiones mágicas estuvieron a punto de volverle loco. Finalmente, el tranquilo, tímido e introspectivo muchacho dejó su casa y se embarcó en un largo, solitario y peligroso peregrinaje para encontrar a otros magos. Llegó exhausto a la alianza Tremere en Suecia. Los magos Tremere reconocieron inmediatamente su potencial y lo tomaron como aprendiz.

Etrius se distinguió rápidamente, dominando complicados hechizos con energía y habilidad. Un fuego implacable brillaba en el tranquilo muchacho, llevándole a penetrar más y más profundamente en el mundo de lo oculto. Cuando hubo dominado todo lo que la alianza sueca podía enseñarle, se pasó a la alianza Transilvana, que estudiaba vigorosamente nuevos hechizos. Aunque podía alimentar de nuevo su obsesión, su dicha se vino abajo al toparse con un terrible secreto.

La magia se moría lentamente, apartándose del mundo del hombre. Incluso tras las criaturas encantadas milenarias se estaban desvaneciendo de la realidad de la Tierra. Los pocos magos conscientes de la Gran Pérdida se enfrentaban a un futuro de poder menguante y de mortalidad.

El gran y carismático mago Tremere se negó a aceptar la Gran Pérdida, y esperó contra toda esperanza que algún día la magia retornaría. Declaró que su Orden de Hermes sobreviviría a la pérdida de la magia con todos los medios a su alcance. Probó muchos hechizos para crear vida eterna, pero vio que todos eran defectuosos, dado que tomaban su poder de la menguante fuente mágica terrenal. Al final llegó a la conclusión de que la única forma de inmortalidad que no estaba severamente degradada por la pérdida de magia era el vampirismo.

La idea de Tremere levantó una tormenta en la Orden de los magos. Muchos vieron el plan como una loca apuesta que arriesgaba sus almas y su humanidad para el resto de la eternidad. No superarían la prueba como hombres, sino como monstruos sin alma.

Sin temor, Tremere reunió a sus más devotos seguidores para la tarea. A Etrius le desagradó el plan y se opuso a él; ¿qué ocurriría si la inmortalidad no pudiese ser separada de la maldición del vampirismo?, preguntó.

Pero Tremere estaba acostumbrado a la obediencia, y Etrius acabó por aceptar, participando disciplinadamente y llevando a cabo la crucial investigación en el plan. Pero a pesar de todo, temía perder su humanidad esencial.

Su muerte

Los magos se reunieron en la Alianza transilvana, y utilizaron los cuerpos de los vampiros Tzimisce capturados para invocar y transferir la inmortalidad de los vampiros a ellos mismos. Pero los hechizos se torcieron. El dolor recorrió el cuerpo de los magos como si fuese una cuchilla. Sus órganos de marchitaron, sus corazones se detuvieron, y su sangre pura se transformó en veneno en sus venas. Los magos cayeron, atenazados por la agonía. Mientras Etrius se ahogaba en su propia sangre corrompida, notó como algo precioso y casi invisible se escapaba de su cuerpo. Etrius lloró su pérdida sin saber exactamente que era lo que se había ido. Aunque todos sobrevivieron, lo hicieron como vampiros.

En los caóticos días que siguieron, los vampiros Tremere que ansiosamente abrazaron la pérdida de su humanidad maniobraron para arrebatar el control de la nueva Orden vampírica de los magos más renuentes. Etrius padeció brutales ataques mágicos de rivales que sentían que era demasiado débil para ser uno de ellos.

Tremere temía perder fuerza en su nueva Orden, y atacó a sus pupilos desobedientes. Hizo que sus legiones vampíricas dejasen de luchar entre ellas, Y los vinculó con Sangre en una rígida jerarquía situada bajo él: su pirámide de poder. Para mantenerlos leales los unió mediante vínculos telepáticos y mantuvo constante contacto con ellos. Cualquier vampiro Tremere que no actuara en interés del líder desaparecía, y un miembro más servicial ocupaba su lugar en la pirámide.

Tremere recompensó a su leal Etrius, convirtiéndole en miembro del Círculo Interior. Pero Etrius se preguntaba si el gran mago no habría sabido en todo momento que el hechizo los convertiría en vampiros.
Sus dudas redujeron su respeto por Tremere.

Su no vida

Etrius continuó sus estudios de magia, aliviado al saber que sus facultades mágicas no habían sido sacrificadas junto con su humanidad. Estudió ávidamente sus nuevas facultades físicas y mágicas, curioso por todos los cambios en su propio cuerpo, mente y voluntad. Durante un tiempo, fue feliz.
Pero Tremere no se conformaba con mirar en el interior y observar la magia. Se centró en el exterior, en el poder temporal. Envió a los siete vampiros que habían constituido el Círculo Interior a dominar al resto de la Casa Tremere. Etrius abandonó a su pesar su torre de investigación y viajó por Europa, convirtiendo a viejos amigos en serviciales vampiros y atándoles a su nuevo clan.

La mayor resistencia que encontró el clan Tremere vino de los otros 13 clanes vampíricos, que consideraban al nuevo grupo como una peligrosa intromisión en su ordenado mundo. Se sentían violados por este advenedizo clan de vampiros que no descendían de Caín ni tenían un progenitor Antediluviano.
Pero Tremere tenía una solución para este problema. Navegando por el oscuro y primitivo mundo de la sabiduría de los vampiros, descubrió que un vampiro puede absorver el poder de otro vampiro cuya sangre consuma… incluso un Antediluviano.

Etrius accedió de nuevo, desarrollando astutos hechizos para localizar a un vampiro de tercera generación que estuviese dormido.

Localizaron a varios, pero se fijaron en Saulot, fundador de la línea Salubri. Etrius se sintió incómodo atacando al indefenso Saulot, pero no pudo encontrar una razón real para su resistencia. Las energías místicas liberadas por Saulot eran místicas y puras, y le aterrorizaron. Tremere pasó por encima de Etrius y atacó a Saulot.

Tremere y su Círculo Interior canalizaron el poder de todo el clan y despertaron a Saulot del letargo. Tremere retuvo mágicamente al Antediluviano y bebió su sangre. En la vorágine del frenesí, sólo Etrius se dio cuenta de que matar a Saluot había resultado fácil. Saulot murió con una serena mirada que aterrorizó a Etrius hasta la médula.

Después de consumir el poder del vampiro fundador de clan, Tremere pudo llamar a su casa un auténtico clan vampírico, y forzar a los otros Vástagos a considerarlos seriamente. Los demás clanes temblaban de terror mientras los Tremere destruían a los Salubri, sabiendo que cada Antediluviano inmortal era tan vulnerable como cualquier neonato. Etrius expuso al Tremere sus miedos, pero el señor mago rehusó escucharle, elevándose en las oleadas de su nuevo poder. Una vez hubo entrado Tremere en ltargo, el debate terminó oficialmente.

El renuente vampiro Etrius teme el futuro. Saulot sabía algo que el resto de los vampiros desconocían; algo viejo, oscuro, y largamente enterrado. Asustó a Etrius como nada lo había hecho hasta entonces.

Su naturaleza

Etrius vaga por las guaridas de los Tremere consumiéndose lentamente, inquieto y asustado. Su gozo al aprender, su curiosidad, su pasión por la magia, y todo lo que una vez le motivó, se ha convertido en cenizas.

Todavía tiene pesadillas por sus actos. La diablerie que ayudó a cometer a Tremere le persigue como un espectro. En las horas más oscuras de la noche, sucumbe a la depresión, llegando a la conclusión de que ha cruzado una línea invisible y que jamás podrá retroceder. Etrius sospecha que sus actos han liberado algo terrible en el corazón del misterio vampírico.

No sabe qué, ni cómo. Solo conoce la mirada en el rostro de Saulot, como si de algún modo Saulot deseara el ataque. Como si el Antediluviano hubiera llegado a la Golconda y, desde ese místico estado de pureza, hubiera aceptado a Tremere en su alma.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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