Pasar incontables eones atrapado en un vacío desprovisto de luz, de sonido, de sensación, es un castigo severo, pero al menos tiene su lado bueno.
Te deja tiempo para pensar. Después de la conmoción inicial de la derrota, tras el horror y la agonía del Infierno, incluso después de la desesperación de innumerables eones desprovistos de todo acontecimiento, algunos caídos han dado un paso atrás para reconsiderar sus asunciones iniciales. Algunos han aprovechado el tiempo para meditar, para hacer balance y dilucidar qué es lo que salió tan disparatadamente mal.
Estos Elohim inquisitivos han llegado a unas cuantas conclusiones sorprendentes.
Ante todo, la perspectiva de que Dios es omnisciente, o eso o está tan extendida y es tan penetrante que resulta casi omnisciente, sobre todo si se compara con la de seres limitados como los humanos e incluso los ángeles.
Si una luz tan tenue como Ahrimal pudo ver la inminencia de los problemas, sin duda Dios los habría previsto mucho antes. Segundo, o Dios es perfecto o, de nuevo, casi tan perfecto como para no dejar nada al azar. Por consiguiente, los ángeles que creó debían ser un modelo perfecto de Sus deseos, o estar tan cerca de ese modelo como podía tolerar la realidad. Aunque es posible que la tosca materia del mundo fuera demasiado débil para permitir unos siervos perfectos, es inimaginable que Dios permitiera que la imperfección cobrara forma en la desobediencia… a menos que la rebelión no fuera una imperfección.
Tercero, Lucifer —como primero entre los ángeles y segundo después de Dios— debe, en virtud de su poder y su posición, estar más próximo al ideal de Dios que ningún otro. El hecho comprobado de que fuera el primero y mejor de los rebeldes, es la prueba irrefutable de que la rebelión, con la consiguiente corrupción de la realidad y el pavoroso castigo de los hombres y los Elohim, fue en realidad la ejecución del plan de Dios, y no una desviación del mismo.
Ahora que se ven libres de su prisión, estos Crípticos han reunido sus premisas lógicas y las han empleado para cimentar nuevas preguntas. Si Dios estaba al corriente de la rebelión, sin duda sabría que los demonios terminarían por escapar del Abismo. En ese caso, ¿qué plan reserva a Sus inconscientes siervos?
Dado que Lucifer no fue apresado y no responde a ninguna llamada, ¿cuál fue el destino del Lucero del Alba? ¿La destrucción de su ser por haber encabezado la revuelta? ¿Otro tormento, quizá peor que el Infierno? ¿O —lo más probable— escapó al castigo por conocer el plan de Dios desde el principio? Por último, y lo más importante: si los caídos han sido peones de Dios desde el principio, ¿hay alguna manera de escapar a ese destino en el futuro? ¿O ni siquiera vale la pena intentarlo?
Rivales: Los Crípticos no sienten demasiado cariño por los Voraces (¿qué tienen de bueno?) y consideran que sus irracionales aspavientos no tienen sentido alguno. Como hormigas en un hormiguero pisoteado, corren frenéticos de un lado para otro sin solucionar nada.
Los Reconciliadores pecan de idealistas, pero al menos formulan preguntas en vez de proclamar engañosa verdades. No, las facciones que de verdad preocupan a los Crípticos son los Luciferinos y los Fáusticos. Ambos grupos tienen los mismos problemas. Hablan y no escuchan. Hacen orgullosas declaraciones, que no sirven más que para poner en evidencia la debilidad de su lógica. Tienen la mente tan cerrada como los ojos, y compadecen a cualquiera que no comulgue con su errónea y ciega misión.
Si los Voraces corretean caóticamente y los Reconciliadores andan abatidos y confusos, los Luciferinos y los Fáusticos construyen sin cesar, ya sea el hormiguero aplastado de antes o uno nuevo. Nadie se para a pensar cuáles deberían ser realmente sus objetivos.
Casas: Muchos Malefactores encuentran su lugar en la camarilla de los preguntones. Combina naturalmente con sus tendencias metódicas y constantes. Los ángeles de la Casa del Fundamento, quizá la más pragmática de todas, parecen tener un talento especial para cuestionar sus asunciones fundamentales sin castigarse a sí mismos por error. Casi se los puede imaginar uno, encogiéndose de hombros y musitando, “No ha funcionado. Claro, si nada funciona”. Una Casa más fervientemente inquisitiva es la de los Verdugos. Aunque se hagan las mismas preguntas que los Malefactores, se juegan algo mucho más personal en las respuestas. Durante la guerra fueron obligados a descargar la atrocidad de la muerte sobe su querida humanidad, y la culpa y el pesar que sienten todavía exigen una respuesta.
Liderazgo: Ahrimal, el Azar menor que previera antes que nadie la Edad de la Ira, se ha consolidado como uno de los Crípticos más influyentes y estridentes. Su posición entre los caídos es extraña, no obstante. Célebre (para bien o para mal) por ser uno de los arquitectos de la revolución, el ángel más bajo en ser nombrado príncipe de Lucifer, ahora es uno de lo interrogadores más insistentes. Saca a la luz muchas polémicas dentro de la sociedad demoníaca: rango creado frente a autoridad merecida durante la rebelión; lealtad frente a autonomía; esperanza frente a desesperación. Admirado, respetado o simplemente despreciado, mencionar su nombre suele ser una buena manera de iniciar un apasionado debate entre los caídos.
Gipontel, Fundamental y antiguo Arcángel, representa a una facción más accesible de la Inquisición. Autoproclamado creador de coaliciones, anima a los Crípticos a firmar treguas con otras facciones e incluso aliarse con ellas a fin de observar, comprender y quizá incluso aprender algo. Si sus contribuciones fomentan una actitud más abierta e inquisitiva en los demás, ¿tiene eso algo de malo?
Objetivos: El acceso a la información – demoníaca, científica, histórica, mitológica o de cualquier otro tipo – es el objetivo fundamental de los Crípticos. Cualquier dato en particular podría encerrar una pista vital.
En la actualidad, los Crípticos han establecido su principal base de operaciones en Atlanta, Georgia, y están construyendo a marchas forzadas casas auxiliares en Dallas, Chicago y Washington DC en los Estados Unidos. Básicamente, se proponen establecer un grupo sólido en todos los centros aéreos de relevancia. Están expandiéndose de forma parecida en Europa, empezando por Heathrow en Londres. Se han asignado grupos menores a Tokio, Beijing y Río de Janeiro.
La finalidad de disponer de fuertes posiciones defensivas cerca de los grandes aeropuertos es preservar su movilidad… y su capacidad para controlar los viajes de otros caídos. Su objetivo inmediato es crear un registro con todos los caídos que caminen sobre la Tierra. Saber más de los Encadenados convierte a su vez en una prioridad, el encontrar a estos demonios.
Estas listas maestras – el Scelestinomicon (Libro de los Rebeldes) para los caídos, y el Crucianomicon (Libro de los Atormentados) para los Encadenados – se espera que formen en un principio el núcleo de una red de información para todos los caídos. A medida que crezca la facción críptica, su empleo podría volverse más definido… o más restringido.