De todas las escuelas de Magia de Sangre Anarquista, la Punk es la menos organizada, la peor comprendida, la menos repetible y la que menos gusta… y sus partidarios prefieren que sea así. Entre los mortales, el punk (primero como género musical y luego como subcultura al completo) se originó como un método de autoexpresión intensa y extremismo contra la clase dirigente en Europa y EE.UU. en los setenta y ochenta. Aunque los factores sociopolíticos que condujeron al nacimiento del punk son complejos, la fuerza motriz era un sentimiento generalizado de nihilismo entre muchos jóvenes de la época; se puede decir que era una respuesta razonable a una era en la que el apocalipsis nuclear parecía estar a la vuelta de la esquina. Más concretamente, la cultura punk fue una reacción al advenimiento de los gobiernos de Reagan y Thatcher, que eran percibidos por los punks como belicosos, corporativistas, ultranacionalistas y destructivos.
En el mismo momento en que el punk estaba intentando derribar la sociedad y suplantarla con una anarquía cuidadosamente planeada, una nueva manera de ver la teoría mágica hizo lo mismo en la comunidad ocultista: la magia del caos. En ella, el mago (o “caote”) intenta cambiar la realidad no mediante la repetición de algún polvoriento ritual o las invocaciones a alguna deidad impersonal, sino alterando su propio estado de consciencia. La magia del caos es un sistema sincrético que aplica de forma pragmática cualquier creencia que el caote considere relevante en ese momento, lo que conduce a la creación de nuevas y muy poco ortodoxas técnicas. La premisa central de la misma es que las creencias son una fuerza mágica activa y que lo que el caote cree no es tan importante como la intensidad de esa creencia. En otras palabras, el caote básicamente debe tener “creencias flexibles”, así como la disposición de elegir conscientemente entre ellas para encontrar la que sea temáticamente más apropiada para la situación, y entonces descartarlas cuando ya no sean necesarias.
Los caotes también ponen mucho énfasis en la adquisición de un estado de consciencia alterado como prerrequisito para ejecutar la magia. Algunos lo alcanzan mediante “gnosis inhibitoria” gracias a la meditación, autohipnosis, ayuno, privación de sueño, privación sensorial y el uso de ciertas drogas hipnagógicas. Otros caotes mortales se sirven de la “gnosis excitativa”, un estado de aturdimiento trascedente logrado mediante clímax sexuales, flagelación, danza, sobrecargas sensoriales o alucinógenos. Otro elemento mágico común para muchos caotes es el uso de sellos, dibujos abstractos personalizados cuya función es actuar como puntos focales de la voluntad de sus creadores. Algunos crean sellos para que representen los hechizos que buscan conjurar. Otros los usan como representaciones de formas de pensamiento, ideas del mago que pueden manifestarse en el mundo mediante actos de voluntad.
Rituales Punk
La naturaleza exuberante e iconoclasta de la Hechicería Punk se hace patente en su enfoque de la magia ritual. Por lo general, para los hechiceros punk los rituales funcionan igual que para todos los demás, al menos desde el punto de vista mecánico. Sin embargo, la descripción concreta del funcionamiento de cada ritual Punk recibe el toque del estilo del movimiento Punk y, de hecho, el de cada hechicero punk específico. Los seguidores de esta escuela se burlan de los Tremere (y de los seguidores de la mayoría de las demás escuelas tradicionalistas) por tratar los rituales como listas de hechizos de un juego de rol de fantasía. Cuando un hechicero punk aprende un nuevo ritual, aprende sólo los parámetros generales de los requerimientos y su efecto. Para el resto, se espera que lo personalice mediante su propio estilo estético y que sea suficientemente libre e innovador para modificarlo como necesite. Pocas veces lleva a cabo un buen hechicero punk un ritual concreto dos veces de la misma forma; el que lo hace siempre igual es uno mediocre. Quienes lo hacen, a menudo sienten que están cayendo en la rutina y tienen dificultades cada vez mayores para llevar a cabo esos rituales aburridos y repetitivos, al menos hasta que se les ocurre un nuevo e ingenioso punto de vista que aplicarles.
Tanto el punk como la magia del caos nacieron en Gran Bretaña en los setenta y, aunque no tienen una relación intrínseca, en las mentes de los violentos jóvenes Anarquistas que buscaban cualquier ventaja en la lucha contra la brutal represión de la Camarilla británica estaban hechos el uno para la otra. Los Anarquistas punk se entregaron a la magia del caos con el mismo abandono que a todo lo demás. Por supuesto, relativamente pocos de ellos tenían la capacidad ocultista necesaria para dominar un planteamiento radicalmente nuevo de la Magia de Sangre (y aún menos sobrevivieron a las represalias de los taumaturgos Tremere, que estaban tan ofendidos por sus ideas sobre magia como por sus inclinaciones políticas), pero los que sobrevivieron ganaron a la vez el poder y la fama resultante de batir a los Tremere en su propio juego. Ahora, la Hechicería Punk se encuentra en cualquier lugar en el que haya un Anarquista con suficientes conocimientos de ocultismo como para resultar peligroso y con más temeridad que buen sentido.
El concepto básico de la Hechicería Punk es que el conjurador tiene que rechazar primero la idea de que las premisas mágicas son importantes por sí mismas. Lo que importa es la intensidad de las creencias del hechicero y las acciones y rituales que usa para hacerlas realidad. Mientras que un caote podría entregarse a la privación del sueño para alcanzar un estado alterado de consciencia, un hechicero punk podría obligarse a mantenerse despierto durante el día para poder llevar a cabo el ritual a mediodía (a pesar de que los riesgos asociados a la Magia de Sangre aumentan con las penalizaciones mientras se actúa de día). Mientras que un caote mortal podría ingerir drogas psicotrópicas o servirse de la masturbación tántrica para obtener la gnosis, un hechicero punk podría diseñar un ritual en el que él o ella y un compañero se alimentan de un recipiente que ha tomado alucinógenos para después alimentarse sexualmente el uno del otro en el clímax del ritual. De hecho, muchos hechiceros punk consideran el Beso un sustituto excelente de los aspectos sexuales de la magia del caos; los Anarquistas más temerarios (o implacables) se privarán de sangre voluntariamente para que el riesgo del Frenesí dispare el subidón sexual de la alimentación. Algunos hechiceros punk practican desde hace un tiempo una curiosa versión del movimiento straight edge y se concentran en éxtasis como éste que están relacionados con expresiones más “puras” de la condición vampírica.
De forma semejante, los hechiceros punk también usan sellos en sus trabajos. Un método común de diseñar uno es que el caote escriba simplemente lo que quiere lograr, elimine las letras que aparecen más de una vez y luego disponga las letras restantes para formar una pauta decorativa sobre la cual medita. Para los taumaturgos punk el principio es el mismo, excepto que el sello se escribe con la propia Vitae del Anarquista o quizá incluso lo grabe en su carne y lo cure sólo después de completar el ritual.
Los Brujah metaleros que desean explorar el ocultismo como método alternativo para la revolución adoran la Hechicería Punk, seguramente la más alborotadora de todas las escuelas de Magia de Sangre. Las prácticas iconoclastas de la misma atraen también a los Malkavian, si bien ellos y los Toreador se ve abocados a competir para ver quién es más “artístico” creando nuevos y chocantes rituales. También una cantidad sorprendente de Tremere Anarquistas abandonan las tradiciones hermetistas de su Clan en favor de esta escuela.
Estos rebeldes consideran que, tras haber abandonado todos los demás aspectos de la cultura y la herencia de su Clan, la Hechicería Punk es el “que os jodan” definitivo. Las Sendas que siguen los practicantes Punk son a menudo las más infrecuentes y las más violentas. La ética punk es tan parte de la tradición de la escuela como sus teorías mágicas, mientras que su utilidad es lo que hace que tenga tanta demanda por todo el mundo.
Sendas habituales: Encanto de las Llamas (V20, pág. 221), Manos de Destrucción (V20, pág. 221-222), Senda de Marte (V20, pág. 222-223), Senda de la Sangre (V20, pág. 213-214), Senda de la Centella (pág. 139-141), Senda del Mal de Ojo (pág. 159-161) y Necromancia Vudú (Wanga, pág. 165-166).