Caín y las Primeras noches
De acuerdo con el mito de los Vástagos, el primero de ellos fue Caín, el primer asesino, que, por el crimen que cometió, fue maldito por Dios y transformado en vampiro. Exiliado de su gente, Caín se vio forzado a vagar por los límites de la civilización, atemorizado por el sol y sediento de sangre. En su soledad, Caín encontró a una poderosa hechicera llamada Lilith, la primera mujer de Adán. Ella le enseñó a Caín muchas cosas, entre las cuales como usar su sangre para invocar poderes místicos, como crear a otros como él.
La Segunda Generación y la Primera Ciudad
Al principio, Caín rehusó engendrar, porque creyó que maldeciría al mundo con otros como él. Pero, finalmente, trajo tres candidatos a su lado. Éstos, a su vez, crearon a trece más, y estos voraces seres depredaron de manera descuidada a los pobladores del mundo y los utilizaron como marionetas en sus fraternales feudos. Caín, enojado por este comportamiento, prohibió la creación de más progenie. Reunió a sus chiquillos y a los chiquillos de sus chiquillos, y creó una gran ciudad, la Primera Ciudad del mundo, en la que vampiros y mortales coexistían en paz.
Los Antediluvianos y los Clanes
Esto no podía durar. Los hijos de Caín disputaron el afecto de sus Sire, y otra vez los humanos fueron usados como peones. Finalmente, la ciudad sucumbió, algunos dicen que, por causa de un desastre natural, otros que la conjura de un desdeñado y vengativo Vástago precipitó el cataclismo. Caín desapareció en el desierto, para no saberse nada más de él. Los tres vampiros de la Segunda Generación desaparecieron, de igual forma, en las neblinas de leyendas. Pero los 13 hijos de los de la Segunda generación, libres de ataduras, comenzaron a crear nuevos vampiros irresponsablemente. Se les terminó por conocer como Antediluvianos, y sus chiquillos creados a su imagen, heredaron sus dones y maldiciones mágicas. Fue así como los clanes se formaron.
La Edad Oscura
Los clanes se expandieron por todo el mundo, sembrando discordia y miseria. Aunque cada sucesiva generación de vampiros era más débil que la anterior, consiguieron este malestar por su cada vez más elevado número. En los zigurats de Babilonia, en los palacios de Creta, en los tribunales de Roma, los vampiros han gobernado como sombríos tiranos, utilizando siempre a los mortales como comida y como soldados. Los vampiros lucharon entre sí, clan contra clan, y así, desde las antiguas rivalidades de la Primera Ciudad, nació la Gran Yihad, que todavía se está librando. Los Vástagos cometieron sus peores crímenes durante la temprana Edad Media. Durante este período, la mayoría de los vampiros gobernaron de forma abierta, asfixiando bajo su nocturno control tanto al campesino como al señor feudal. La población vampírica alcanzó niveles exorbitantes, y en aquella época dio la impresión de que los vampiros dominarían para siempre.
La Revuelta Anarquista
De nuevo no pudo durar. Los Hijos de Caín, en su propia arrogancia, comenzaron a hacer alarde de su poder. Los aterrorizados campesinos hablaron de los monstruos que habitaban entre ellos, y la Iglesia comenzó a escuchar. Las noticias de algunos asustados clérigos dieron como fruto a una frenética Inquisición, y los vengativos humanos se alzaron en una oleada de sangre y fuego. Aunque de manera individual son mucho más poderosos, incluso el más fuerte vampiro no pudo resistir frente al gran número de mortales. Muchos fueron arrastrados fuera de sus guaridas y expuestos al fuego y a la luz del sol.
En esta agonía, un flujo de revueltas azotó a los Hijos de Caín. Los vampiros más jóvenes, que habían sido utilizados como carne de cañón por aterrorizados antiguos con tal de defenderse de la Inquisición, comenzaron a alzarse contra sus Sires. En Europa del Este, un grupo de vampiros aprendió a romper las ataduras místicas que los unían a sus progenitores. El continente entero se agitó bajo una nocturna revuelta, tan pronto como los rebeldes hijos se iban librando del yugo de sus amos. La Inquisición y la revuelta de los vampiros «anarquistas» hicieron creer que la Estirpe no sobreviviría. Y de esta manera, en el siglo XV, se convocó un concilio. Siete de los 13 clanes se unieron en una organización bautizada como la Camarilla. Gracias a su superioridad numérica, la Camarilla consiguió vencer a los anarquistas y sus integrantes aceptaron convivir tras una gran Mascarada. Los señores de la Camarilla decretaron que jamás los vampiros volverían a gobernar de forma abierta. <<Tendremos que escondernos entre los mortales y ocultar nuestra naturaleza de nuestras presas, y en unas pocas décadas, sólo nos recordaran como mitos.>> Así pues, nació la Mascarada, y la Inquisición empezó a olvidar gradualmente su objetivo original. Aquellos anarquistas que no se unieron a la Camarilla, fueron expulsados a tierras desoladas, de las cuales emergería más tarde el temido culto Sabbat. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo y el amanecer de la ciencia, la humanidad fue despreocupándose progresivamente a los Vástagos, relegándolos a leyendas infantiles.
Pero, aunque ocultos, los vampiros seguían siendo una realidad. Las guerras de la Yihad crecieron, aunque las noches de guerra abierta fueron reemplazadas por repentinas emboscadas y la manipulación de peones humanos. Tejiendo sus telas a lo largo de las crecientes ciudades, los Vástagos cambiaron sus antiguos juegos por unos más metódicos, pero no por ello menos mortales.
La Gehena y las Noches Actuales
Y las guerras continuaron durante siglos, y todavía lo hacen. La Yihad ruge como siempre lo ha hecho, aunque los castillos son suplantados por rascacielos, y las espadas y antorchas se convierten en ametralladoras y misiles, y los cofres llenos de oro son sustituidos por valores del Tesoro: el juego sigue siendo el mismo. Vástagos luchando entre si, clan contra clan, Camarilla contra Sabbat, y así lo han hecho durante eones. Los enfrentamientos vampíricos que nacieron bajo las noches de Carlomagno, terminan ahora en las calles de Nueva York. Un insulto susurrado en la corte del Rey Sol puede verse contestado con una toma corporativa en Sao Paolo. Las abultadas ciudades proveen de incontables oportunidades para alimentarse, traficar con el poder y para la guerra.
Cada vez más, los vampiros hablan de la Gehena, la largamente profetizada noche del Apocalipsis, cuando los más antiguos de los vampiros: los míticos Antediluvianos, emergerán de sus ocultas guaridas para devorar a todos los jóvenes. Esta Gehena, tal y como dicen los Vástagos, será el presagio del fin del mundo, y tanto vampiros como mortales serán consumidos en una inexorable oleada de sangre. Algunos intentan prevenirla, otros la aguardan de manera fatalista, y hay quien incluso la considera un mito. Sin embargo, los que creen en ella aseguran que el final esta muy cerca, quizá sólo sea cosa de años, ya que los signos de la misma ya han comenzado a manifestarse.
La Camarilla
La Camarilla es una gran secta de vampiros que se creó al final de la época medieval. Siendo una especie de «Naciones Unidas» vampíricas, se formó para proteger a los vampiros de las purgas de la Inquisición, mantener las Tradiciones de Caín, y reforzar la Mascarada. La mayoría de los vampiros de la Camarilla mantienen fanáticamente esta última, recordando las noches de fuego en las que muchos vampiros fueron desterrados y destruidos. Niegan la idea de verse a sí mismos como monstruosos depredadores, intentando vivir clandestinamente entre los humanos y alimentándose sin que nadie se de cuenta.
La Camarilla es la secta mas popular, y (en teoría) la más poderosa. Pero comprende seis clanes de vampiros, cada uno con su propia cultura y propósitos, y esto tiende a crear desacuerdos. Gobernada como un tipo de parlamento fragmentario, la Camarilla es lenta al actuar y, a menudo, indecisa ante las amenazas; sin embargo, cuando demuestra todo su poder es casi imparable.
Se supone que los personajes principiantes son vampiros de la Camarilla, y pertenecen a uno de los seis clanes. Estos son: Brujah, Malkavian, Nosferatu, Toreador, Tremere, Ventrue. Hasta hace relativamente poco, un séptimo clan, el Gangrel, pertenecía a esta organización. Por diversos motivos, se ha separado y se ha convertido en Independiente. De todas formas, muchos Gangrel aún pertenecen a la Camarilla.
El Sabbat
El enemigo más cruel de la Camarilla es la temida secta conocida como Sabbat. Originariamente surgida de restos de manadas anarquistas, esta secta ha evolucionado a algo más mortal. El Sabbat «libera» a los vampiros de las cadenas de la Camarilla y de sus sires. Su definitivo Darwinismo Social expone el principio de supremacía, en el que se defiende que, ya que los vampiros son la cumbre de la pirámide alimenticia, deberían dominar a los humanos de forma descubierta. Esta actitud se manifiesta a menudo en horribles y crueles acciones que, medidos según el estándar mortal, hacen que los indignados vampiros de la Camarilla tilden al Sabbat de secta de malhechores. Dos clanes dirigen el Sabbat: el clan Lasombra es el más prestigioso y a la vez temido clan debido al dominio que sus miembros ejercen sobre la oscuridad. Sus aliados y ocasionalmente rivales son los Tzimisce, un clan de retorcidos eruditos y conjuradores, tristemente célebres por su crueldad. Se dice que los miembros de este clan pueden moldear y modelar la carne y el hueso, tanto propia como ajena.
Los Anarquistas
Algunos vampiros jóvenes todavía permanecen libres del control de la Camarilla o del Sabbat. Se califican a si mismos como «anarquistas» en honor a los guerreros que lideraron la gran revuelta del siglo XV. En su mayor parte, estos modernos revolucionarios son grupos heterogéneos de Brujah y Caitiff, aunque todos los clanes están representados en sus filas. La Camarilla los trata como si fuesen termitas, poca cosa si se les considera de manera individual, pero potencialmente inestables si se les permite reproducirse.
Los Neutrales
Cuatro clanes decidieron permanecer neutrales en la gran Yihad, ofreciendo sus servicios (y sacando provecho) tanto a la Camarilla como al Sabbat. Estos son: los Assamitas, un clan mortífero de vampiros asesinos salidos del Oriente Medio; los Seguidores de Set, un oscuro culto de vampiros adoradores de Set, el dios serpiente; los Giovanni, una aislada familia de incestuosos nigromantes y financieros; y los Ravnos, una línea nómada de charlatanes y ladrones gitanos.