La historia de un verdadero Monasterio, mucha intriga atras del mismo a lo largo de tantos años aun no fueron descubiertos. Historia, Fotos y Planos del mismo.
Al principio sólo hay un caballero que persigue una huidiza presa por los desiertos cercanos al río Pisuerga. Alpidio es el nombre de nuestro cazador, que engolosinado por el porte del animal, un jabalí de gran tamaño, rastrea su presa por lo más fragoso del monte. Al fin su esfuerzo alcanza una recompensa más alta que la deseada; en la espesura encuentra una antigua iglesia abandonada que sirve de guarida a la fiera.
El destino de Alpidio es encontrar iglesias. Merodea por los alrededores y halla una segunda, repleta de reliquias. ¿Qué hacer?, Alpidio, hombre de milicia, parte en busca de su hermano Opila, abad de un monasterio a orillas del Ebro. Que sea el eclesiástico quien decida.
Vuelven los dos hermanos: los ojos de Opila contemplan el poderoso río, la fertilidad que prometen aquellas tierras. Decide abandonar su antigua casa y establecerse en las ermitas; traerá su ganado; desbrozará la espesura y labrará las tierras; con sus manos levantará paredes y reunirá en su interior religiosos que oren día y noche.
Ha pasado el tiempo. Corre el año 822. El conde Osorio arriba al Monasterio y encontrándolo de su agrado entrega su cuerpo y bienes, prometiendo una retahila de maldiciones para quien se interfiera en su decisión. En el diploma redactado por el donante se recoge toda la historia de la fundación.
Lamentablemente el documento que relata tales acontecimientos ha resultado ser falso. La fabulosa historia se elaboró después del siglo XI a partir de datos recogidos de otros diplomas más antiguos, o simplemente inventados por el autor.
Sin duda debieron existir en la zona ermitas con comunidades de religiosos. Desde el siglo VII habían sido muy frecuentes en Hispania los monasterios de patronato familiar, incluso los dúplices; hombres y mujeres sometidos a la autoridad de un abad.
La iglesia de Santa María está documentada históricamente desde el siglo XI. Las donaciones de los poderosos de la comarca se suceden en esa época de forma continua. A mediados del siglo XII es un Monasterio de boyante economía, sobre el que ejercen su patronato algunas importantes familias de la nobleza feudal.
En 1169 el rey Alfonso VIII entrega el «lugar llamado Santa María de Aguilar, con sus dominios, fuentes, molinos y todo lo que le pertenece» a la orden de los premostratenses. Los monjes que ocupaban el Monasterio no se resignan al expolio y plantean sucesivas demandas ante la autoridad eclesiástica. Para su desgracia el asunto quedó zanjado a favor de los mostenses en 1173 por una bula del cardenal Jacinto, legado papal, que ponía el Monasterio bajo la directa protección real.
Los premostratenses surgen en la misma época que el Císter; dentro de la austera corriente espiritual que vive la Iglesia Occidental. Pero se diferencian de los cistercienses en que pronto abandonarán el primitivo rigorismo de su regla, y en su desprecio por el trabajo manual -son canónigos, con función más pastoral que claustral-, limitándose a recaudar las cuantiosas rentas de sus dominios.
Poco después de este cambio se abrirá un período de 40 años plagado de pleitos debidos a la constante expansión territorial del Monasterio. Sirva de ejemplo el litigio mantenido a cuenta de los beneficios de la iglesia o monasterio situado en la cercana aldea de Cordovilla. A tal extremo llegaron las cosas que en 1209 los monjes permanecen retenidos en el monasterio durante tres meses por los revoltosos.
Entre momentos de esplendor y profundas crisis, la Edad Media es la época dorada de Santa María. Sus posesiones son abundantes y las rentas que producen permiten mantener un importante edificio, aunque de vez en cuando la tranquilidad se ve duramente alterada.
Planta del Monasterio
1. Locutorio, 2. Sala Capitular, 3. Claustro, 4. Sacristía, 5. Capilla de Santa María o del Abad, 6. Iglesia, 7. Capilla del Cristo, 8. Cilla, 9. Locutorio del cillerero o Pobrero, 10. Cocina, 11. Refectorio, 12. Sala de Monjes, 13. Paneras, 14. Molino, 15. Oficinas y Almacenes.
1. Locutorio: En esta pequeña sala, abovedada en cañón apuntado, se entregaba a los monjes las herramientas para el trabajo del día. Desde aquí, a través del claustro, podían pasar a las huertas situadas al oeste del monasterio.
2. Sala Capitular: Fue rehecha por los premostratenses en 1209. Se encuentra cerca del templo, para de esta forma facilitar el paso de la comunidad, cada día, después de la prima. Su escasa altura se explica por tener los dormitorios en la planta superior, sus finalidades eran diversas. Fundamentalmente era el lugar de reunión de la comunidad, el capítulo, donde se trataban los asuntos de interés general y las elecciones de abad, según la regla de la orden. Se utilizaba también como panteón de abades y personajes ilustres, algunas de cuyas lápidas aún se pueden ver.
La sala ha sufrido numerosas modificaciones, como la apertura de los dos arcos al locutorio o la escalera realizada en el siglo XVIII, que partiendo del centro de la Sala y cruzando el arco de la pared este, subía hacia los dormitorios de la planta alta. Esta escalera reducía notablemente el espacio disponible, perdiendo así su carácter de lugar de reunión.
3. Claustro: El claustro es el elemento arquitectónico central de cualquier monasterio alrededor del que se organiza todo el edificio. A través de él se tiene acceso a la mayor parte de las salas de la planta baja.
Es el claustro lugar de instrucción y de contemplación. En su ala norte y adosado a la iglesia había un banco donde los monjes leían y trabajaban cerca del «armarium», biblioteca del monasterio, al que se podía acceder desde el mismo claustro. En el siglo XIII los premostratenses cubren el claustro con bóvedas de piedra que sustituyen a la antigua cubierta de madera.
4. Sacristía: A la sacristía se tiene acceso desde la iglesia o desde el claustro. Su función era la de habitación auxiliar, utilizada para revestirse los monjes y guardar los utensilios, ornamentos y demás objetos de culto. La actual sacristía es una ampliación del siglo XV que ocupó el espacio del antiguo «armarium» adosado a la Sala Capitular con su entrada por el claustro, donde aún puede apreciarse su puerta cegada.
5. Capilla de Santa María: La función de este recinto se supone relacionada con los preparativos funerarios; desde aquí y en procesión se accedía por la puerta lateral al camposanto, acompañando al religioso difunto una vez concluída la ceremonia. Con la ampliación de la sacristía pasó a ser la capilla privada del abad.
6. Iglesia: Situada al norte del claustro, con los ábsides orientados al este según el esquema tradicional. Su planta es basilical de tres naves con ábside central; de sus antiguos absidiolos del siglo XIII sólo se conserva el situado al sur, el de la epístola.
La Iglesia es el espacio donde los premostratenses actuaron con mayor empeño. Aquí se producía el contacto más íntimo entre el monje y la divinidad. Los fieles accedían al templo a través de la puerta abierta a los pies, bajo la gran espadaña, mientras la comunidad lo hacía directamente desde el claustro. Existió un coro elevado del siglo XVI que fue desmontado en la restauración de la década de los años sesenta.
7. Capilla del Cristo: Esta enorme masa de tradición escurialense se construye en 1650 haciendo desaparecer el ábside del evangelio. Su espacio acogía el milagrero Cristo Yacente que hoy se encuentra en la Colegiata de San Miguel en Aguilar de Campoo.
8. Cilla: Situada al oeste del claustro era la despensa del Monasterio. Remodelada y ampliada en múltiples ocasiones, sus restos más antiguos se pueden fechar en el siglo XI.
9. Locutorio del cillerero o pobrero: Espacio entre la cilla y la cocina, hacía las veces de portería. De reducidas dimensiones, es más un pasillo que una sala.
10. Cocina: Localizada en la zona sur según la tradicional disposición entre la capilla y el refectorio. Su configuración actual es la resultante de la ampliación de la cocina medieval. Se ciega su puerta y se abren tres: una hacia el pobrero y dos al refectorio. Se eleva el suelo cubriendo las escaleras que llegaban al arroyo sustituyéndolas por una pila y el antiguo hogar circular desaparece construyéndose la enorme chimenea actual.
11. Refectorio: Se accede a esta sala por el claustro o desde la cocina. Constituye el ala sur del edificio. En él sólo se reunían una vez al día durante la mitad del año, de septiembre hasta la Pascua, y dos veces el resto del año. Antes de pasar al refectorio los monjes se lavaban las manos. Entraban en silencio, rezaban en voz alta antes de tomar asiento y mientras comían escuchaban en silencio las lecturas. El abad presidía la sala en una mesa traviesa acompañado de huéspedes o hermanos.
12. Sala de Monjes: Se entra en ella por el locutorio (la otra puerta existente es obra de la restauración de los años sesenta). Su función era la de distracción- parlatorum y reunión para la realización de diversos trabajos manuales (zapatería, carpintería, etc.).
13, 14, 15: Estas construcciones corresponden a la gran ampliación del siglo XVIII que supone una modificación sustancial en el esquema clásico del monasterio medieval.
Estas nuevas dependencias en su planta baja estarían relacionadas con la agricultura, oficinas, cuadras y almacenes (15) o la industria como el molino (14) y las paneras (13).