John George Haigh

John George Haigh, nació en Inglaterra en 1910 en el seno de una familia perteneciente a la secta Playmouth, que era una hermandad puritana al extremo que consideraba cualquier implicación de modernidad como un instrumento del demonio para corromper al hombre.

La Familia de Haigh era enfermiza seguidora del credo de la secta, por lo que prohibían al pequeño John tener amistades, ir o llevar compañeros de escuela a casa, esto aunado al enfermizo exceso de limpieza de su madre, hicieron de John un niño sumamente retraído, solitario, confundido y que evadía en lo posible cualquier actividad que le hiciera llenarse de polvo o suciedad.

Durante su infancia John tuvo un sueño o pesadilla muy recurrente, en él, se veía a sí mismo caminando por un bosque de crucifijos que se transformaban en árboles al irse adentrando, las ramas desnudas de los árboles derramaban gotas de rocío, sin embargo, al acercarse más a los árboles, comprobaba que las gotas no eran de lluvia sino de sangre; los árboles a su cercanía comenzaban a retorcerse abriéndose en sus troncos ‘heridas’ de las que manaban abundantes flujos de sangre. A lo lejos, una figura distorsionada sosteniendo una copa se acercaba a él recolectando sangre de los árboles hasta llenarla, cuando por fin estuvo llena, se la ofreció y le ordenó beberla, atemorizado, inmóvil y totalmente confundido John deseaba escapar de tan terrible pesadilla, pero a la vez, una poderosa sed se apoderó de él haciéndole desear alcanzar la copa para poder beber de ella.

A partir de ese entonces, la extraña sed que sentía en su sueño permanecía con él durante el resto del día, una sed que le era imposible sofocar con agua común y corriente; finalmente su extraña sed lo llevó a la extrema necesidad de sofocarla a como diera lugar. Finalmente Haigh aprovechó un momento de soledad con un compañero al que golpeó fuertemente en la cabeza con la pata de una mesa matándolo en el acto, posteriormente le cortó la garganta para poder así beber la sangre; tras intentar beberla de varias formas, la mejor que encontró fue bebérsela directamente de la herida.

Durante varios años, John Haigh continuó sintiendo esa poderosa sed de sangre que continuó saciando de las formas más desagradables posibles, como por ejemplo calmar esa nefasta sed bebiendo su propia orina, encausado tanto por su sueño como por una excesivamente literal interpretación de la Biblia fundado principalmente por la religión inculcada bajo el estricto credo de Playmouth; sin embargo eso no impidió que su necesidad de beber sangre le llevara a cometer varios asesinatos más hasta reunir un total de 8 víctimas.

El crimen final que lo llevó a la ‘fama’ y terminó definitivamente con su existencia, se sucedió en 1049; en ese tiempo Haigh vivía en una elegante pensión donde alardeaba ser dueño de una importante empresa y ser agente comercial ayudado de su pulcritud y elegancia al vestir, aunque lo cierto era que estaba casi en la miseria total. Una viuda millonaria residente de la misma pensión que él albergaba el proyecto de comercializar uñas artificiales hechas con papel y pensó recurrir a Haigh para que intercediera por ella para lograr concretar su proyecto, Haigh la engañó haciéndole creer que un empresario estaba interesado y la citó para encontrarse en una fábrica para presentarla con dicho empresario.

El día anterior al supuesto encuentro con el empresario, Haigh había comprado un contenedor metálico resistente a la corrosión y más de 150 litros de ácido sulfúrico que hizo enviar a la supuesta fábrica donde se encontraría con la viuda. En realidad el sitio de la cita era una bodega casi abandonada a la que hizo entrar a la anciana con el pretexto de que allí sería la reunión con el empresario interesado en la comercialización de las uñas artificiales. Después de ese día la viuda no volvió a ser vista y los demás residentes de la pensión junto con el propio John Haigh fueron a reportar la desaparición de la anciana; Cuando Haigh fue interrogado este pretextó que ella ni siquiera se había presentado a la cita y que luego de esperarla por más de una hora se retiró sin llegar a verla.

Sin embargo los detectives de caso no confiaban en la declaración de Haigh aún cuando este se mostraba sumamente tranquilo durante los interrogatorios, por lo que decidieron ir a investigar el sitio de la reunión donde encontraron el barril metálico que Haigh había comprado, allí encontraron un pedazo de la mandíbula que se identificó como perteneciente a la viuda, manchas de sangre en la pared, 3 recipientes con ácido y un charco con grasa, junto a eso se le descubrieron antecedentes por robo y estafa, también se descubrió que él no era el dueño de una empresa metalúrgica como afirmaba, ya que el verdadero dueño aseguró que sólo lo empleaba por temporadas en calidad de representante.

Al ser confrontado con las evidencias, Haigh, aún sin inmutarse decidió contar la verdad sobre lo sucedido en la bodega; Cuando la viuda llegó a la cita Haigh la condujo al interior donde ella comenzó a mirar varias muestras de papel para las uñas artificiales, en ese momento él le disparó en la cabeza para matarla rápidamente y procedió a hacerle un corte en la garganta y servir la sangre que brotaba de la herida en un vaso para beber a sus anchas hasta calmar su sed y que una vez que se saciaba, sumergía el cuerpo en el contenedor con ácido para disolverlo, también confesó haber hecho lo mismo con varias otras personas y comentó sobre su sueño que era el que le impulsaba a matar según él.

Durante el juicio que se le siguió se intentó usar su sueño como el causante de un desorden mental que le movía a asesinar para obtener la sangre de los que mataba, con la esperanza de que se le declarara fuera de sus facultades y no se le siguiera proceso judicial, sin embargo y pese a que se comprobó que su sueño le había causado un cierto grado de paranoia pero que Haigh era perfectamente consiente de sus actos durante los asesinatos, si bien él se negó a aceptarlos como crímenes, pues para él no eran más que rituales para saciar su sed. Pese a todo, John Haigh fue sentenciado a la pena de muerte siendo ahorcado el 6 de agosto en 1949.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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