La Cámara de Concordia

El Ensueño dota a los Linajes plebeyos de una amplia variedad de habilidades naturales; aunque parece que una organización a gran escala no es una de ellas. Antes de la Ruptura, la forma natural de hacer las cosas era que los Sidhe nobles gobernaban, los plebeyos servían y casi todo el mundo estaba satisfecho con la forma en que funcionaba el mundo.

Después de todo, era la tradición. Pero entonces los Sidhe Arcadianos abandonaron el mundo justo cuando las cosas se volvieron más peligrosas que nunca y los plebeyos tuvieron que aprender a gobernar, organizarse y protegerse. Por fortuna, la adaptabilidad es un don que el Ensueño dio a esos Linajes en grandes cantidades, y por ello, los plebeyos comenzaron a aprender a salir adelante.

Durante esos días oscuros, originalmente no había ninguna organización central para los que se habían quedado. En un rincón del mundo, los plebeyos y los Sidhe de Otoño se organizaban en informales concejos compuestos por una sola voz de cada territorio colindante; se unieron para ayudar y enviar refuerzos a sus vecinos cuando lo necesitaban, sabiendo que podrían solicitarlos si todo se volvía especialmente frío.

En otras zonas, se organizaron células que intercambiaban comunicaciones sólo mediante códigos secretos para proteger a los suyos mientras compartían información sobre amenazas colectivas. Sin darse cuenta, los plebeyos ocuparon los huecos que los Sidhe habían dejado en su sociedad, apoyados por la tranquila mano de los Sidhe de Otoño. Ellos no lo hacían con el puño de hierro de la nobleza, sino a través de la adaptación colectiva, el apoyo y la comunicación. Esta estrategia funcionó lo bastante bien como para que no sólo lograsen sobrevivir, sino medrar en los años más fríos del mundo.

Entonces retornaron los Sidhe Arcadianos.

Al haber cuidado de sí mismos durante siglos, a los plebeyos (ahora conocidos como concordianos) les enfurecía la simple sugerencia de volver a ponerse bajo la bota de quienes los habían abandonado. Tradición o no, la sociedad changeling estaba funcionando lo bastante bien sin los presumidos nobles dirigiendo el lugar. Por desgracia, los dispersos y desorganizados plebeyos de todo el mundo no estaban listos para enfrentarse de manera eficiente contra los nobles centralizados, experimentados y, más importante, apoyados por el Ensueño. La aparición del Alto Rey David fue casi el último clavo del ataúd del gobierno concordiano. Aun así, suficientes voces siguieron gritando. No estaban organizadas, pero eran ruidosas, constantes y, al final, efectivas. En un esfuerzo por calmar a estas voces, se creó el Comité Concordiano para aconsejar al Parlamento de los Sueños.

Los días iniciales del Comité Concordiano fueron el caos encarnado. Nadie sabía cómo tomar una decisión colectiva, mucho menos aprobar leyes que pudieran imponer en el Ensueño. Los Sidhe nunca solicitaban su consejo y les prestaron poca ayuda. Al final, los concordianos reconocieron el truco de los Sidhe: si no podían organizarse lo suficiente para ser efectivos, entonces los Sidhe podrían gobernar y hacerles promesas vacías a los plebeyos sin prestar nunca atención a su gente. Esa comprensión cambió su rumbo. El Comité eligió al primer Portavoz de Concordia a principios de los noventa. Este Portavoz debía transmitir las recomendaciones de los plebeyos a los Arcadianos y asegurarse de que se implementasen.

Con el tiempo, el Portavoz entendió que los Arcadianos eran tan inefectivos como los Concordianos.

Ahí es cuando el Comité empezó a hacer cambios. Aprovecharon su experiencia de cientos de años siendo caóticos pero efectivos y la aplicaron en el Parlamento. Se prepararon para lo peor y, cuando el Parlamento se disolvió, ellos estaban listos para continuar. La red de comunicación que habían formado a través del Ensueño aguantó. Actuaron mientras los Sidhe trastabillaban. Protegieron todos los reinos y repartieron changelings por ellos. Medraron y, cuando el Parlamento regresó, se habían ganado su lugar en la política de las hadas.

Ahora tenían la misma influencia que los nobles Arcadianos. Por ello, el Comité Concordiano se convirtió en la Cámara de Concordia, igual en respeto y equidad a la Orden Arcadiana a ojos de los changelings e, incluso más importante, del Ensueño.

Unirse a la Cámara de Concordia

El proceso de convertirse en un representante de Concordia se retrotrae a los oscuros días justo después de la Ruptura, cuando los changelings que habían sido abandonados tuvieron que encontrar formas de organizarse y protegerse sin sus gobernantes nobles. Los siguientes métodos no son los únicos para seleccionar a un representante, pero son los más comunes. En reinos con gobernantes nobles, ese líder tiene técnicamente capacidad de veto sobre quién se une a la Cámara de Concordia. Pero, por ahora, nunca nadie ha hecho uso de él. Sí especialmente un Sidhe Arcadiano se atreviera a decirles «no» a los plebeyos respecto a uno de sus candidatos, eso incitaría un levantamiento que no podría controlar.

Elección democrática

En zonas en las que a los plebeyos no les preocupa reunirse de forma pública y donde son capaces de hacerlo en cantidad suficiente, las elecciones suelen ser el método habitual de selección. La frecuencia de estas elecciones suele coincidir con las campañas electorales de los mortales: al tiempo que los humanos sueñan con que sus voces y votos se oigan, los changelings sienten fervor por tomar decisiones sobre su propio futuro. Una vez al año, los Kithain de un territorio se unen en una enorme celebración de su propia libertad y supervivencia con éxito en los días peligrosos. Cualquier candidato que desee presentarse descubre su nombre en la papeleta electoral creada por el propio Ensueño (esto ha provocado, de forma hilarante, que algunas papeletas contengan más de cien nombres). Los concordianos marcan sus elecciones y la Senda al Parlamento se presenta ante el representante elegido. Aunque efectivo, este proceso puede provocar que los representantes sean elegidos por cultos a la personalidad y no por destreza política, pero tal es la naturaleza del proceso.

Uno de muchos

No todas las áreas escogen un candidato que los represente en la Cámara de Concordia. Hay varios reinos cuyos plebeyos están tan divididos y son tan ruidosos y apasionados como las Casas Nobles. Estas divisiones suelen deberse a los cultos a la personalidad, las distintas clases sociales y los distintos sueños que rodean a la gente de esas áreas. Cuando estos grupos están tan divididos, una sola voz no puede representarlos apropiadamente, cada sección recibe entonces su propio representante, que suele ser el miembro más ruidoso o influyente, aunque a veces se postulan candidatos sorpresa.

Llamados a presentarse

A veces, la Senda al Parlamento aparece ante un candidato sorpresa, o incluso ante alguien sin interés alguno por la política. Aunque este método de selección es inusual, no es inaudito, y los concordianos han aprendido que es mejor no discrepar cuando ocurre. Aunque el Ensueño no fuerza a tales improbables figuras políticas a dar un paso al frente, la sabiduría de sus elecciones es tal, que hasta los representantes inicialmente reticentes encuentran algo que añadir a la discusión, cuando no un tema importante que tratar o sobre el que votar antes de volver a sus viejas vidas.

¡No me toca!

Aún hay lugares donde es peligroso ser una figura pública. El trabajo de representar a tu gente en el Parlamento puede ser más una maldición que una oportunidad, especialmente en territorios resentidos con la idea de tener un gobernante, o donde se sabe que la nobleza ha ordenado el encarcelamiento o la muerte de plebeyos sin pelos en la lengua. En estos lugares, no siempre es tanto cuestión de querer presentarse candidato como de verse atrapado por el dudoso honor de convertirte en un objetivo de la tiranía y el descontento locales. Uno de los ejemplos más famosos de este método proviene de Liberty City Rising, una fogosa y bien organizada comunidad de la Corte Sombría establecida en Filadelfia cuyos representantes cambian cuatro veces al año. Dado que sus actos lejos del Parlamento les granjean escaso cariño por parte de los gobernantes, cada estación envía una nueva cara para que la vieja pueda regresar a sus células locales y apartarse de los focos antes de que le caiga encima algo más peligroso que un cargo público.

¿Qué han hecho los concordianos?

La nobleza afirma que la Cámara de Concordia ha hecho muy poco por influir en la sociedad changeling. Hablan con fuerza sobre lo caótica que ha sido la cámara baja, cómo las cosas cambian constantemente en el grupo de representantes y que carecen de un método real para difundir las decisiones por los diseminados reinos. A grandes rasgos, los Arcadianos están en lo cierto. La Cámara de Concordia ha hecho poco por ganarse los elogios de los ciudadanos. Pero, si se mira bajo las apariencias, la Cámara de Concordia ha logrado más cosas en unas pocas décadas que los Arcadianos en siglos. Al contrario que los nobles, el pueblo llano no tiene una perspectiva más amplia, nunca ha tenido ese lujo, y sus problemas suelen ser demasiado inmediatos como para esperar demasiado.

La protección del pueblo, en todos los sentidos de la expresión, ha sido el mayor logro de la cámara. Esta tradición comenzó durante la Ruptura, cuando los líderes de comunidades enviaban ayuda que se necesitaba con desesperación a áreas que se estaban viniendo abajo antes de que quedasen destruidas. A lo largo de los siglos, lo han refinado hasta ser casi una ciencia. Ahora, cuando alguien habla de un lugar en el Ensueño que necesita refuerzos, la Cámara de Concordia escucha. Es una de las pocas veces en las que el caos se calma.

Cuando un representante da un paso al frente y dice «mi gente necesita ayuda», se hace el silencio en la cámara. Se le da tiempo para explicar el problema y se ofrecen expertos voluntarios que trabajen en una solución. En la actualidad, estos problemas van desde la amenaza de que el Ensueño se apaga a causa de la Banalidad a nobles autoritarios que controlan violentamente a su gente, pasando por el ocasional colapso físico de las ciudades de los mortales. Los concordianos discuten qué fuerzas es mejor enviar para resolver el problema, quién puede privarse de ellas y la ayuda se envía en cuestión de días.

Aun así, la protección no es simplemente física; también es filosófica. Con la voz de Concordia y el apoyo del Ensueño, los plebeyos tienen más poder entre los changelings que nunca antes. Arcadianos que solían gobernar con puño de hierro se ven ahora forzados a reconocer a los plebeyos bajo su gobierno para no enfrentarse al juicio del Ensueño. Tras el establecimiento de la Cámara de Concordia, muchas cortes abrieron consistorios donde cualquier changeling puede acudir y hablar directamente con sus nobles sobre diversos problemas locales. Estos consistorios no sólo han ayudado a relajar las tensas relaciones entre Arcadianos y plebeyos desde el Resurgimiento, sino que han detenido más de una naciente guerra civil. Dar voz a los plebeyos salva incontables vidas.

Por último, han inspirado sueños de rebelión como el mundo no había visto desde antes del Resurgimiento. Por todo el mundo, los marginados están encontrando su voz. No suele ser efectivo, no por ahora al menos, pero la gente se revuelve contra sus opresores a través de nuevos partidos políticos, protestas como el movimiento Occupy, acciones directas y la difusión de información en internet. Aunque los mortales han sido quienes han iniciado la mayoría de estos movimientos, la existencia de la cámara ha avivado las llamas.

Ellos retroalimentan los sueños de rebelión, los cuales vuelven al Ensueño como Glamour violentamente libre y el ciclo continúa. La cámara ha creado una forma completamente nueva de recibir Glamour en el Ensueño y parece que esta clase de inspiración sólo se volverá más fuerte en el futuro conforme el mundo cambie en torno a mortales y changelings por igual.

Los partidos concordianos

Aunque la Cámara de Concordia siempre está cambiando, hay algunos partidos que han logrado mantener seguidores e influencia a lo largo de la última década. Se alienta a los jugadores a representar a miembros de estos partidos o, si lo prefieren, diseñar los suyos propios siguiendo estas directrices. Hay incluso algunos partidos en la cámara baja que trazan sus raíces hasta antes de la propia Ruptura, pero que han permanecido activos porque han aprendido a operar en una sociedad en constante cambio.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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