Desde que puedo recordar, siempre quise ser un gángster.
— Henry Hill, en Uno de los nuestros
La gente es bastante estúpida, incluso los vampiros. La televisión y las películas han aturdido tanto a la sociedad que ésta no es capaz de pensar por sí misma. Todo el mundo se ha apartado de los hechos, optando por creer lo que muestran la televisión y el cine.
Esto nos resulta muy útil. Cuando los Vástagos oyen “clan Giovanni”, la mayoría piensa inmediatamente “italianos”, y al pensar «italianos», el salto a “Mafia” es automático. La verdad es otra. Pero no nos importa que esos idiotas piensen así: aparta su atención de nosotros.
Primeras empresas
La Mafia ha estado en activo casi tanto tiempo como nosotros. No sé cuáles son sus verdaderas raíces, pero básicamente es una pandilla de matones que roban en los aeropuertos y se disparan unos a otros en las calles. Pero saben cómo meterse a la gente en el bolsillo, y fue por eso por lo que empe-zamos a trabajar con ellos.
En los primeros días, cuando era una organización puramente siciliana (y puedes creerme, lo de “organización” es generoso), alguno de los Giovanni locales acabó relacionándose con ellos. Se especializaban en robos y chantajes, con pocos planes a largo plazo y todavía menos visión de futuro. Salían y tra-bajaban sólo cuando necesitaban algo de inmediato: nunca reservaban nada para los malos tiempos ni planeaban su siguiente golpe. Vivían a salto de mata, muchas veces durmiendo en las rocas o en ruinas a las afueras de las ciudades, pues si se quedaban por ahí podía matarles algún alguacil celoso de su deber u otro mañoso rival.
Cuando empezaron a dividirse en “familias” que intentaban vivir en el seno de la sociedad, supimos que el clan no quería tener ninguna relación con ellos. Estaban tan preocupados por joderse mutuamente, tan ansiosos de la porción más grande del pastel, que no veían que uniendo sus fuerzas podían conseguir lo que quisieran. Eso es lo que nos mantuvo unidos a los Giovanni, a las duras y a las maduras, en la rivalidad y en la alianza: a los ojos de todo el muño, somos el enemigo, así que nos guardamos las espaldas mutuamente y eso nos hace más y más ricos.
Así que los dejamos con sus propios asuntos. No puedes entrar y proclamarte jefe de la Mafia por las buenas, y eso es lo que hubiésemos tenido que hacer para que valiese la pena. La Mafia está demasiado fraccionada y descentralizada para ser de utilidad al clan Giovanni, pero irónicamente es lo que la mantiene en marcha.
Relaciones modernas
Hoy en día, la Mafia soporta a algunos parásitos Ventrue, Lasombra y Brujah en busca de dinero rápido. De acuerdo, también hay unos pocos Giovanni, pero te voy a decir un secreto: son topos. No creerás que vamos a tener a la Cosa Nostra por ahí sin estar al tanto de sus movimientos, ¿verdad?
Nuestros infiltrados ganan un buen montón de dinero, y por lo general se lo quedan, pues son ellos los que hacen el trabajo. Pero nos tienen que mantener informados.