Quienquiera que hace el dinero hace las reglas. Por fortuna, yo puedo hacer ambos.
El dinero es poder, no sólo por lo que puede comprar, sino porque la misma idea del dinero define lo que la gente vale. Palabras como “precio”, “riqueza” y, sí, “valor” reflejan la influencia que el dinero ostenta en la sociedad humana. Nos definimos y vemos a los demás en formas que suelen basarse en su capacidad fiscal. Las nociones de clase y estilo dependen de las cosas que puede comprar el dinero. Y por ello, en muchos sentidos, el Sindicato es el grupo más poderoso de la Tierra en la actualidad.
No lo creerías si hicieras caso de los rumores. Después de todo, es un error popular vincular la palabra “sindicato” con los bajos fondos del crimen organizado. Una imagen común de los operativos del Sindicato los representa como gánsteres (peligrosos, sin duda, pero no rivales de la verdadera Iluminación). Y, aunque hay algo de verdad en esa impresión (después de todo, los bienes ilegales son rentables), es un camuflaje cuidadosamente mantenido que oculta la verdadera magnitud y el poder de esta Convención.
En las raras ocasiones en las que un mago de las Tradiciones se cruza con un representante obvio del Sindicato, se intercambian balas con total seguridad. Sin embargo, lo que ese lamentable hechicero nunca comprenderá es que ese matón cargado de armas es lo más cerca de los salones de la influencia que va a estar nunca un friki lanzahechizos como él. El poder real, mientras tanto, reside cómodamente en oficinas ejecutivas muy por encima de la refriega.
En muchos sentidos, el Sindicato siempre ha dirigido la Tecnocracia. Después de todo, ¿de qué otra forma habrían conseguido los Masones Artesanos los fondos para sus cañones? ¿Cómo habrían construido si no los Exploradores sus barcos? Todos, artesanos, sacerdotes y caballeros, necesitaban dinero para poder adquirir las herramientas y juguetes de los que estaban tan orgullosos. Y desde los primeros días, ese dinero ha venido de las cámaras del Alto Gremio.
A cambio, los Gremistas extraían impuestos, diezmos y botines al mismo tiempo que marcaban los objetivos… y, muy a menudo, las propias realidades… que gobernaban a las demás Convenciones.
Aunque el Gremio rara vez se manchaba las manos, sus operativos y fondos extendían la influencia del grupo por todo el mundo humano. Privada de sus connotaciones mafiosas, la palabra sindicato hace referencia a “aquéllos que unen las cosas”. Cuando la Orden de la Razón se transformó en el siglo XIX, el Alto Gremio (cuyo nombre en inglés, guild, hace referencia al pago en oro) asumieron esa palabra como su nombre. Mientras que otros Tecnócratas experimentaban en laboratorios, perseguían Subversores de la Realidad o expandían los límites de la ciencia para llevarla al siglo XX, el Sindicato los unió a todos por medio del poder de la riqueza. Banqueros, comerciantes, políticos y el criminal ocasional vincularon el mundo a una única empresa rentable, unida por el comercio global, la diplomacia y los medios. Desde las navieras de la era imperial a las omnipresentes corporaciones de la actualidad, el Sindicato se ha alimentado literalmente del progreso humano. Y así, aunque la mayor parte de la Guerra de la Ascensión ha enfrentado a Trajes Negros y HIT Marks contra supersticiosos desesperados, el Sindicato ha consolidado el mundo en un puñado de corporaciones asociadas… la mayoría de las cuales controla.
Esto puede sonar siniestro… y, aun así, sin comercio ni dinero, la cultura tal y como la conocemos sería imposible. El lenguaje y las matemáticas evolucionaron mediante los negocios; las tecnologías se extendieron mediante el comercio; los sistemas monetarios regulados ayudaron a las civilizaciones a expandirse y prosperar. Hasta Jesús comprendió la importancia de “dar al César lo que es del César”. El dinero y sus beneficios asociados son las recompensas ganadas por el trabajo duro y las empresas imaginativas. Es razonable que la gente que comprende esos sistemas mejor sea la que se beneficia más de ellos.
Organización: Organizado como una corporación (o quizás sea al revés…), el Sindicato desciende en forma piramidal. en la cúspide se sientan un Presidente Ejecutivo y diez Vicepresidentes de Operaciones (VPO) que lideran la Junta; los diversos Presidentes (u Hombres de Visión) responden ante la Junta y supervisan cada Constructo y Simposio. Los Gerentes responden ante estos Presidentes, y los Asociados (u Hombres Mágicos) responden ante los Gerentes. Esos Asociados comprenden el rango inferior de los operativos no Iluminados del Sindicato, siendo los Proveedores (alias Nuestros Amigos, o sencillamente “Grapas”) quienes realizan las labores más bajas y se encargan de la mayoría de las tareas de poca importancia de la base de la pirámide.
Iniciación: Talento, trabajo duro, industriosa imaginación y un don para comportarse de forma agresiva lo son todo en esta Convención. Los reclutas suelen provenir de oficinas o escuelas de negocios donde cazatalentos vigilan a las estrellas en alza… especialmente las que están muy endeudadas, son increíblemente hábiles o ambas cosas. Tras una serie de entrevistas, el potencial recluta es puesto a prueba, empleado como Proveedor y preparado para tener perspicacia despiadada y responsabilidad personal. Cuando un futuro Asociado revela que él controla el dinero en lugar de que el dinero lo controle a él, recibe una promoción a la división principal. Ahí, comienza a aprender los secretos del deseo y los medios para manipular el equilibrio de la realidad.
Esferas Afines: Entropía, Mente o Utilidad Cardinal.
Foco: Ars Cupiditae, el Arte del Deseo, supone el corazón de la metodología del Sindicato. Refinado por el Alto Gremio durante el medievo, este conjunto de técnicas se centra en el autodominio y la psicología social. Esencialmente, el practicante disciplina su propio cuerpo y mente, perfecciona sus técnicas de relación y establece un reino a su alrededor que gradualmente se expande en un imperio de sutil pero persuasiva influencia.
Salvo en las circunstancias más desesperadas, un representante del Sindicato nunca recurre a Procedimientos vulgares, e incluso entonces, esos Ajustes emplean armas de alta tecnología, artes marciales u otros métodos estilosamente tecnológicos. Muy a menudo, un Asociado del Sindicato manipula a la gente y los sistemas con empujoncitos sutiles, aunque efectivos: llamadas telefónicas, sobornos, apretones de manos, perfumes, seducciones, comidas energéticas, presentaciones de PowerPoint, hipereconomía, dominación social, etc; que hacen que los demás aprieten el gatillo mientras el Asociado cuenta los beneficios. El Poder Da la Razón en el mundo del Sindicato; sin él, la civilización como la conocemos se encuentra en un Viaje El Poder da la Razón en el mundo del Sindicato; sin él, la civilización como la conocemos se encuentra en un Viaje Sin Retorno al Olvido al Olvido.
Estereotipos
- Convenciones compañeras: Tenemos un equipo ganador mientras ellos recuerden de qué lado están untadas de mantequilla sus tostadas y olviden quién sostiene el cuchillo.
- Las Tradiciones: Algunos jugadores no saben cuándo retirarse e irse a casa. Si eso significa liquidarlos por completo, que así sea.
- Los Dispares: Tinta roja en las pezuñas, son como vagabundos borrachos corriendo sueltos por tu casino con una 45mm. En pocas palabras, están lo bastante arruinados para ser peligrosos.