[Perfecta quietud, seguida por el chasquido de una rama y un súbito gorgoteo. Luego perfecta quietud de nuevo.]
Tiempo atrás, en lo que más tarde se convertiría en las ciudades estado de los akan e, incluso después, la Costa de Marfil de África, un joven cazador se alejó de su casa. Procedía de los antepasados de los akan y vivía en una pequeña villa asolada por la hambruna debida a la muerte de todos los animales de la zona. Alejándose en exceso para encontrar presas, al final encontró una ancestral oscuridad. Engendrada antes de que naciera el universo, la oscuridad se ocultó bajo tierra en un esfuerzo de escapar a la odiosa luz. Así fue cómo el cazador llegó a la cueva donde se ocultaba la oscuridad y, atraído por su canto, exploró el interior. Ansiosa por encontrar un huésped de carne y hueso y esperando que esto la protegiera del Sol, la oscuridad penetró en su interior. Pero fue demasiado ansiosa y rápida, y el cazador murió.
La siguiente noche, animado por una oscuridad que no reconocía ni a la muerte ni a la vida, el cazador se alzó de nuevo. Confundido, regresó a su villa, pero en cuanto la oscuridad vio a los habitantes del Sol su ira creció como la bilis. Cuando el cazador recobró el sentido, su gente yacía masacrada a sus pies. El cazador, horrorizado por lo que había hecho, huyó tierra adentro para no regresar jamás.
El primer Bonsam afirma que nunca compartió su maldición. Es posible que concediera el Abrazo bajo la influencia de la oscuridad y no lo recuerde, o quizás mienta. Pero si dice la verdad, esto abre nuevas interesantes y preocupantes posibilidades sobre el origen de los Bonsam.
Normalmente son solitarios y extremadamente territoriales. No son violentos por naturaleza, aunque son capaces de ejercerla si les provocan, y exigen de los intrusos Laibon y Cainitas que abandonen sus dominios inmediatamente. Quienes no lo hacen acaban muertos antes de darse cuenta de que les estaban dando caza, pues los Bonsam son los cazadores sigilosos por excelencia. Suelen ser más tolerantes con el resto de miembros de su estirpe, pues saben que ninguno permanecería voluntariamente en el territorio reclamado por otro y que, por tanto, la estancia del intruso es temporal.
El linaje se ha propagado hacia el interior del continente africano, evitando los reinos de Ghana y Kanem y reclamando los bosques ecuatoriales como territorio. Sin embargo, hace unos pocos años, los Bonsam empezaron a emerger de la foresta hacia la costa e incluso al norte, lo que les ha hecho entrar en conflicto con los Laibon y Cainitas que ya controlaban esos territorios. Aun así, los Bonsam se niegan volver sobre sus pasos y, en las escasas ocasiones en las que han hablado de su éxodo, lo hacen de un terrible horror que aguarda tras la casi impenetrable barrera forestal del continente.
Sobrenombre: Acechadores, Invisibles.
Apariencia: Habiendo sido un cazador o un guerrero en vida, un Bonsam tiende a ser esbelto y musculado. Los Sires reconocen que la experiencia no tiene precio y el Abrazo cura la mayoría de los achaques mortales, por lo que un futuro Chiquillo puede ser de mediana edad o incluso más viejo. Dan poca importancia a las posesiones materiales y sólo poseen lo que pueden llevar consigo. Su linaje ha dominado el arte del cambio de forma, por lo que un Bonsam que viva en abandonadas regiones donde nadie lo vea jamás puede tener algunos rasgos animales.
Refugio y presa: Prefieren construir su hábitat lejos de los demás vampiros, aunque su territorio a menudo incluye un puñado de villas mortales. Puede haber aprendido a fundirse con el terreno natural, por lo que sería capaz de dormir en cualquier lugar, desde el suelo del bosque a entre el follaje. La posición preferida es una que sea lo suficiente elevada para observar el entorno y lo bastante baja para aferrar a las presas. Un Bonsam que no haya aún dominado este poder debe apañárselas cavando túneles o tejiendo nidos que bloqueen los rayos del Sol. Los Retoños no suelen quedarse cerca de los Sires, pues los Bonsam no son de los que te acompañan de la mano.
Se alimentan de animales con la misma facilidad que lo hacen de los humanos. A éstos, algunos los Cazan en las villas más remotas o a lo largo de las rutas comerciales que provienen de los reinos interiores. En esos casos, no suelen tener reparos morales para tomar hombres, mujeres o un niño.
Abrazo: Los Sires prefieren Abrazar a cazadores experimentados y, a veces, a guerreros. No suele importarles el sexo, sino el talento para acechar y matar. Normalmente escogen un cazador hábil, experimentado y cauteloso sin llegar a ser cobarde. Tienen poco aguante para el valor imprudente, pues lo consideran fruto de la inexperiencia y signo de escaso juicio, aunque pueden comprender la bravura surgida de la desesperación.
Normalmente Abrazan y abandonan a sus Chiquillos, pues consideran que las primeras noches de no-vida son una prueba para su temple; si el Retoño no sobrevive, es que tampoco merecía hacerlo. Hasta que no haya dominado todo lo básico por cuenta propia, el Sire, u otro Antiguo, no le enseñará nada.
Disciplinas de Clan: Abombwe, Ofuscación, Potencia.
Debilidad: Poseídos por una oscuridad anterior al tiempo, los Bonsam inspiran un terror primario en los mortales. Los que fallen una tirada de Coraje (dificultad 7) al ver un Bonsam en su verdadera forma huyen despavoridos o toman las armas y cargan en su contra para matar al monstruo, dependiendo del tamaño del grupo de mortales y de la Naturaleza de su líder. Puede superarse este miedo, y un mortal que haya superado esta tirada no tiene por qué repetirla si vuelve a encontrarse con el mismo Bonsam (o, a discreción del Narrador, con ningún otro Bonsam).
Organización: Diseminados y territoriales, los Bonsam no son dados a ningún tipo de organización. Sin embargo, hablan una lengua común similar a los chillidos de los murciélagos que les permite comunicarse unos con otros en un radio de aproximadamente 1,5 kilómetros (1 milla), según el terreno y las condiciones. A veces también se unen entre sí temporalmente para dar caza a una amenaza conjunta a sus territorios. Estas manadas son terribles en su eficiencia y, por suerte, suelen disolverse cuando cumplen su objetivo.
Estereotipos
- Cainitas: Intrusos que reclaman un territorio que ni les pertenece ni pueden conservar.
- Brujah: Os recuerdo. ¿Dónde está ahora vuestra ciudad? Quizás ahora aprenderéis a valeros por vosotros mismos en vez de depender de unos muros.
- Seguidores de Set: Es impresionante asumir la forma de una serpiente. ¿Podéis asumir la de otros animales?
- Gangrel: Estos solitarios cazadores se parecen más a nosotros que nuestros hermanos Laibon.
- Impundulu: Tienen poder y no temen usarlo. Ve con cuidado.
- Nosferatu: ¿También os tocó a vosotros el Cazador en la Oscuridad?
- Ramanga: Que se queden con sus juegos de sombras; no saben qué es realmente la oscuridad.