Linea de Sangre Salubri (Sanadora) – 20 Aniversario

Recordad las palabras de Saulot: somos el blanco cordero, el mayor regalo de Caín. Nos corresponde a nosotros proteger de nuestra estirpe a los mortales.

 

Cazadores de demonios. Árbitros. Ladrones de almas. Desde los tiempos de Enoch los Sanadores han guiado la raza de Caín, levantando a quienes tropiezan. Tres ojos miran desde sus rostros sagrados, parejos a las tres Líneas de Sangre del Clan. De entre las Castas (Sanadora, Guerrera, Vigi­lante), los Sanadores son quienes buscan mantener a la humanidad sana y vital. Vigilan la separa­ción entre Cainitas y mortales, asegurando que ningún vampiro atraiga demasiada atención de los gigantes durmientes de quienes se alimentan, y que la enfermedad y las heridas nunca amenacen las gargantas oscurecidas de sangre de los vampiros.

Bajo sus capuchas y tocas, la Casta Sanadora de los Salubri susurra rectitud en la calmada certeza del fanatismo. Saulot era el Chiquillo de los Chiquillos de Caín al que éste más amaba, dicen las historias nodistas. Eran tan admirado y resuelto que sólo él quedó libre de ser maldito por el Primero. Esto da a los Salubri gran prestigio entre quienes prestan atención a estas cosas, formando la base de su mandato para permanecer al margen y por encima de la sociedad Cainita, asegurándose de que vampiros y humanidad permanecen en simbiosis. Los Sanadores cuidan de los rebaños mortales y los bestiales Cainitas, salvando cuerpos y almas. Permanecen silenciosos en las cortes, escrutando con una simple mirada los Caminos que otros recorren. Los Pastores tratan con rabinos, obispos e imanes por igual. Preservan la sabiduría de Nod y la promesa de Rafael.

La Larga Noche fue cruel para los Sanadores. El manto de árbitro dependía del mito de Caín, por lo que los Salubri se aferraron a las religiones de Abraham. Pero la furia de las Cruzadas agitó la unidad en su propio centro, y sus filas se redujeron también con los pogromos albigenses. Lo que es peor, ellos fueron los primeros de entre los Clanes en probar la locura, la furia y la desesperación de su Progenitor a través de la Vitae robada de su mítico Antediluvia­no. Vieron, horrorizados, cómo la Diablerie de Saulot contribuía al auge de los Trémulos. La pérdida de Saulot dejó al Clan hendido por el desacuerdo, y su falta de unidad llevó a la pérdida incluso del título de Clan. Sin los Gue­rreros para permanecer a su lado, los Sanadores no pudieron evitar los peores excesos de los Clanes que se consideraban por encima de la arrogancia de los Salubri. Sin Saulot para guiarlos, las tres Líneas de Sangre llevan a cabo su mandato por separado. Sin nosotros, gritan a los corazones inermes, ¿qué oscuridad abrazarán los Condenados?

Sobrenombre: Unicornios, Pastores, Comealmas (peyorativo).

Apariencia: La naturaleza errabunda del Clan hace que los Salubri viajen a grandes distancias desde sus lugares de nacimiento. Si no pueden incorporarse a la sociedad por su piel o sus modales, lo hacen con sus ropas, prefiriendo tonos apagados y sin extravagancias. La tendencia del Clan a desarro­llar un tercer ojo requiere un buen surtido de tocas, capuchas y pañuelos. Los Sanadores a menudo son Abrazados dentro de órdenes religiosas y a menudo conservan los hábitos de sus días mortales. No pocos Sanadores portan la cruz amarilla de los herejes con orgullo, aunque los que guardan simpatía por los Guerreros pueden portar la estrella blanca de los Hospitalarios.

Refugio: Los Sanadores dependen de la gracia de las comunidades humanas para hospedarlos; ¿cómo si no garan­ tizarían la seguridad y salud de los rebaños humanos? Tienen talento para encontrar las moradas de los desposeídos, ya sean catacumbas, ruinas derruidas o cuevas. A los Pastores los hospedan en monasterios, conventos y cultos heréticos (especialmente cátaros). Cuando viajan, lo hacen ocultos en grupos de peregrinos o de Hospitalarios, o acompañando a los Guerreros en los viajes por Precepto.

Creación de personajes: Todas las Castas de los Salubri valoran Empatía y Fuerza de Voluntad. Los Sanadores priori­zan los Atributos Mentales, seguidos de cerca por los Sociales; se centran sobre todo en los Conocimientos, especialmente en Percepción, Medicina y Sabiduría Popular. Es raro que un Sanador tenga conocimientos de armas, pero no es inaudito, pues muchos han sido cirujanos de batalla o estudiantes de Valeren Guerrero. Los Sanadores siguen casi en su totalidad las variantes de los Caminos de la Humanidad y del Cielo. La tendencia del Clan para mezclarse en grupos humanos les proporciona Contac­tos, mientras que su ancestral asociación con poderosos Cainitas les proporciona Aliados. Los Sanadores crean pequeños cultos a la personalidad alrededor de sus labores milagrosas.

Disciplinas de Clan: Auspex, Presencia, Valeren. Los Pastores son habilidosos para percibir cosas ocultas y para generar asombro por sus milagros.

Debilidad: Si un Salubri aprende aunque sea un punto de Valeren ma­nifiesta el tercer ojo característico de la Disciplina. Los Salubri Sanadores deben superar una tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad 6) si intentan alimentarse de alguien sin su consen­timiento; si fallan, deberán encontrar un recipiente voluntario o sufrir una penalización de dos dados a todas las tiradas durante el resto de la noche. Las víctimas hechizadas con Presencia cuentan como recipientes voluntarios.

Organización: El Cónclave de Acre de 1192, un gran encuentro y debate que llevó a que los Sanadores rechazaran buscar venganza por la Diablerie de Saulot quebró la unidad del Clan. Las tres Líneas de Sangre han tomado caminos separados. Incluso antes de eso los Sanadores de los al-Amin (los Salubri musulmanes) a menudo no mantenían buenas relaciones con sus compañeros judíos y cristianos. Montsegur es el principal baluarte de la Casta fuera de Chipre y el Reino de Jerusalén, un lugar donde las tres Castas aún se reúnen. No pocos Sanadores se han vinculado a los Caballeros Hospitalarios, rodeándose de guerreros humanos en ausencia de sus compañeros de Clan.

Estereotipos
  • Assamitas: Reclaman el derecho a juzgar como propio, pero nosotros portamos la ley.
  • Brujah: Uno pensaría que nuestro común amor por la filosofía nos reportaría más respeto.
  • Capadocios: Perversamente fértiles, infecciosos como la muerte. Plácidos como cadáveres, pero la carne muerta pudre el resto del cuerpo.
  • Lasombra: Tan imbricados con la Iglesia y el Califato como nosotros. Es una lástima que las sombras se aparten de la luz.
  • Malkavian: Nuestros pobres herma­nos locos. Aliviadlos cuando podáis, defendedlos cuando no.
  • Tremere: Nuestra Sangre mancha sus labios. Pero, si ignoramos los deseos de Saulot, ¿seguimos siendo Salubri?
  • Tzimisce: Nobles y dignos de confianza, firmes amigos contra los Usurpadores. Por mucho tiempo he­mos trabajado para aliviar las heridas de sus Ghouls.
  • Ventrue: Marionetas, sus hilos manejados por los Usurpadores. Como si hubiésemos reclamado reinar como nuestro privilegio.
  • Guerreros: Nuestros furiosos herma­nos menores. Recordad siempre que somos una familia, pero si persisten en rechazar nuestra guía se merecen su destino.
  • Vigilantes: Misteriosos parientes con sus propios asuntos familiares. Aun así, la Sangre de Saulot es tan escasa estas noches…

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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