• 25 Aniversario

Los Josianos

«Y Él le dijo a Josías: “Derriba su reino, pues me han abandonado y han adorado a los demonios. No han caminado por el sendero que les marqué ni han hecho lo que es justo a mis ojos”.»

Aunque lo infernal es más antiguo que los registros históricos, el Sabbat no estableció una Inquisición hasta el siglo XIX. A la Camarilla le llevó casi el mismo tiempo aceptar el genuino peligro representado por los demonistas. Los Josianos, llamados así por el rey bíblico Josías, quien puso fin a los sacrificios a Moloch en el valle de Gehenna, forman una orden de Arcontes que se centran en eliminar los diferentes cultos de la Gehenna y de Infernalistas de la Camarilla. Su misión es extirpar la herejía, defender la Camarilla contra la corrupción demoníaca y hacerse con textos y prácticas sobre la Gehenna (y estudiarlos) para la remota posibilidad de que esos cultos tuvieran razón.

En tiempos antiguos

La historia de los Arcontes Josianos comienza en un lugar extraño, durante el ascenso de Cartago. Los Brujah hablan de la ciudad como de un glorioso imperio en el que mortales y vampiros vivían en paz, y eso es cierto, aunque omiten las partes oscuras del relato. Cartago también era la sede de un degenerado culto de sangre. Allí también moraban Assamitas que actuaban como jueces y mantenían la paz. Se adoraba a Baal y otras entidades infernales en templos esculpidos en obsidiana y bañados en sangre.

Tras la segunda guerra púnica, Tryphosa, la vidente Malkavian, tuvo visiones de Infernalismo y corrupción en Cartago. Se dirigió a los Ventrue de Roma y demandó que se destruyese la ciudad antes de que el mal de los Baali se extendiese más. Los Ventrue, enconados rivales de los Brujah, aceptaron el desafío. En alianza con los Malkavian y los Toreador, las fuerzas de los Ventrue asaltaron la ciudad y lucharon contra las fuerzas unidas de los Brujah, los Assamitas y los Baali.

Desde ese día, una pequeña coterie de Antiguos de esos tres Clanes (Ventrue, Malkavian y Toreador) ha hecho su oficio la búsqueda y destrucción de Infernalistas y adoradores de demonios allá donde se encuentren. Estos grupos los organizaron al principio el Ventrue Lysander, un Matusalén Toreador africano llamado Adanaya y la Malkavian Tryphosa (hasta su supuesta destrucción) junto con el apoyo de muchos otros implicados en la caída de Cartago. Escogieron esta línea de acción no por un deber hacia la fe sagrada, sino por sus propios motivos: venganza personal, miedo a los Infernalistas y odio hacia los Baali. Como todos los Antiguos de ese tiempo, no luchaban personalmente, sino que trabajaban en secreto mediante sus descendientes y otros vampiros Vinculados por Sangre.

Desde entonces, quienes han servido a esos poderosos Antiguos han continuado con la erradicación del demonismo allá donde lo descubrían. Mientras los Príncipes se alzaban y caían, durante la Revuelta Anarquista y la formación de la Camarilla, la época victoriana y la era moderna, estos linajes han continuado con sus esfuerzos en secreto. Han mantenido contacto unos con otros a lo largo de los siglos y trabajado para eliminar la corrupción de lo infernal.

Arcontes inadaptados

En 1764 el Círculo Interior de la Camarilla se reunió oficialmente por vigésimo segunda vez. Los clubes del fuego infernal de Londres [N.d.T..: Sociedades elitistas hedonistas inglesas] eran extremadamente populares en la sociedad mortal y la decadente fascinación por el ocultismo también estaba influyendo en la cultura de la Estirpe. El control de la Iglesia sobre Europa estaba en declive y el misticismo y la superstición luchaban contra la fe. La Camarilla estaba repleta de doctrinas heréticas, coteries decadentes y cultos pseudorreligiosos. Para combatir todo esto, el Círculo Interior fundó un grupo de Arcontes a los que se les encomendó la tarea de erradicar cultos y herejías. Se rumorea que fue la Tremere Meerlinda quien acuñó el término “Josianos” como referencia a la historia bíblica y les confió esta misión secreta.

La antigua coterie anticartaginesa descubrió a los Josianos y su misión encubierta y sintieron un interés que los llevó a colocar a sus sirvientes y sucesores en esta rama de los Arcontes para, de hecho, usar los recursos de la Camarilla para sus propios fines. Abrazaron a Chiquillos e hicieron entrar en juego a peones y silenciosamente les proporcionaron la instrucción y las capacidades que necesitarían para cazar lo infernal y poner al descubierto cultos de la Gehenna dentro de la Secta.

La Revolución Industrial señaló varios trastornos en la Camarilla. El mundo estaba cambiando rápidamente y el estancamiento de los Antiguos se hacía cada vez más patente. Aunque los Josianos actuaban de forma admirable, el apoyo del Círculo Interior flaqueaba y pronto la atención de los Justicar (y sus recursos) se desplazaron al sostenimiento de otros asuntos.

Conforme los sirvientes de lo infernal resultaban cada vez más difíciles de encontrar, los Josianos perdieron su esencia y su número mermó. Su efectividad se vio a menudo obstaculizada por la política y las luchas internas de la Camarilla. Durante más de un siglo, los Josianos trabajaron por su cuenta siguiendo el liderazgo de una Antigua Ventrue, la Arconte Margause Devereaux, y su Servire, Henri d’Acquitaine, del Clan Malkavian. Devereaux fue nombrada Preboste de la Orden Josiana y se hizo cargo oficialmente de la unidad. Sin embargo, para mantener la misión de la orden en secreto, nunca se han alabado sus esfuerzos y sus éxitos se ocultan de la mayoría de la Secta.

Para el año 1999, los Josianos y su misión secreta en la Secta habían sido olvidados casi por completo, dejados de lado ante asuntos más urgentes. Los que formaban parte de la orden continuaban cumpliendo con sus deberes, aunque en gran medida sin supervisión y sin apoyo. Los Príncipes que llegaban a conocer el término “Josianos” los consideraban poco más que Arcontes inadaptados; chiflados y excéntricos que no obtienen consideración de los miembros prominentes de la sociedad. Si no hubiera sido por el trabajo personal de la Arconte Devereaux para mantener en funcionamiento a los Josianos, la orden podría haberse deshecho y quedado completamente olvidada.

Estructura

Los Arcontes Josianos trabajan discretamente y mantienen su efectividad como agentes encubiertos cambiando sus identidades cada cierto tiempo. Siempre actúan en parejas: un Arconte y un Servire. Normalmente, ambos están entrenados en muchas habilidades diferentes y trabajan realizando todo tipo de labores. Todo Josiano debe estar preparado para infiltrarse, investigar y defenderse a sí mismo con el mínimo apoyo de sus superiores u otros Arcontes.

Esto puede hacerlo parecer más débil que otros Arcontes, pero sus conocimientos son superiores a los de sus colegas. Para ser reclutado como Josiano no se exige una combinación de habilidades determinada, aunque la mayoría de los nuevos miembros ya están familiarizados con una buena parte del saber nodista e infernal. Un individuo que es descubierto en posesión de gran cantidad de información sobre demonología tiene dos opciones: unirse a los Josianos o morir como hereje. Por desgracia, la decisión la toma el Josiano que lleva la investigación, no el individuo escrutado. Están unidos por su objetivo, no por su habilidad. Los líderes de la orden usan las oportunidades que presentan sus operaciones para estudiar el acervo y las prácticas de esos cultos, lo que convierte a la Arconte Devereaux en uno de los principales eruditos en los mitos de Caín, los saberes de la Estirpe y la teología ocultista.

A los Josianos se les permite reunir y conservar conocimientos personales sobre esas herejías, aunque tienen prohibido guardar relatos escritos de sus actividades o bibliotecas personales compuestas de ese material. Se les autoriza tácitamente a trabajar con “agentes despreciables” en sus investigaciones (lo que incluye tanto no vampiros como miembros del Sabbat e independientes herejes). Incluso se sabe que durante la caza a un Infernalista Ventrue los Josianos se coordinaron con una manada del Sabbat que reconoció la magnitud de la amenaza que representaba esa criatura.

Autoridad

Aunque las Tradiciones de la Camarilla no prohíben expresamente el Infernalismo, el acta del Círculo Interior es clara. Los vampiros humanistas detestan esas prácticas y todos los actos relacionados con la demonología. Esas actividades e Investiduras se consideran una ruptura de la Mascarada y una amenaza a la seguridad de la Secta. Es necesario eliminar con extrema hostilidad a quienes practican el Infernalismo y a los cultos dedicados al acervo y los conocimientos sobre la Gehenna. Los Príncipes a los que se descubre protegiendo a unos u otros normalmente son destruidos.

En una investigación normal, el Josiano y su Servire trabajan en equipo; habitualmente uno se infiltra y el otro mantiene un lugar seguro y presta apoyo. Cuando se descubre un culto o se localiza a un Infernalista, el Josiano tiene la autoridad de destruir al individuo… aunque la política en la Camarilla puede complicar el hecho de usar esa autoridad.

En esas circunstancias, un Josiano puede pedir la asistencia del Príncipe local. Si las fuerzas del lugar son inadecuadas o no son de fiar, el Josiano puede llamar a más Arcontes (normalmente otros Josianos, pero no siempre). Técnicamente, la Tradición del Dominio implica que a un Príncipe no se le puede obligar a ayudar. Sin embargo, la mayoría de los Príncipes son suficientemente inteligentes como para percatarse de que, si no se muestran dóciles inmediatamente y de manera entusiasta, se les podría acusar de refugiar a herejes… o de serlo ellos mismos. Sobre el papel, un Josiano tiene la autoridad de poner un dominio completo bajo asedio, aunque hacer algo así sin duda sería tentar a la suerte. También está entre sus atribuciones la de decretar que todos los Vástagos de ese dominio se han convertido en impíos. Los vampiros impíos no pueden poseer estatus ni posición, se cancelan todos los favores que se les deben y pueden ser destruidos fuera de las Tradiciones como si se hubiera declarado una Caza de Sangre sobre ellos. Si cualquier vampiro con el estatus de impío se presenta inmediatamente ante un Justicar (o cualquier Arconte), puede probarse su inocencia y él puede ser absuelto y recuperar su posición. Sin embargo, nadie conoce ningún caso en el que se haya aplicado esta atribución y hay vampiros que dudan de la validez de una política tan opresora. Aun así, el Círculo Interior nunca ha desmentido la reclamación que los Josianos hacen de este nivel de autoridad.

El Círculo Interior sabe perfectamente que la Camarilla podría hundirse desde los cimientos si se corriese la voz de que se ha descubierto que los “mitos” de la Gehenna son ciertos. Aunque deben permitir cierto grado de conformidad sobre el hecho de que la Tercera Generación existió (después de todo, algunos de esos Ancianos fueron sus Sires), mantienen un estricto control sobre la idea de que los Antediluvianos se despertarán y matarán a todos los vampiros o la de que hay algún tipo de “fin de los tiempos” aproximándose. Apoyan a los Josianos cuando éstos descubren informaciones de ese tipo y también cuando intentan destruir cultos de la Gehenna. También apoyan la eliminación de Infernalistas y el conocimiento sobre ese tema. Sin embargo, si un Josiano abusa de su autoridad (o llama demasiado la atención sobre su trabajo), el Círculo Interior podría decidir que ese Arconte es, después de todo, prescindible.

Infernalistas y herejes

La Camarilla desdeña las Sendas de Iluminación por considerarlas amenazas a la Mascarada, aunque la mayoría se toleran tácitamente. Sin embargo, hay algunas creencias éticas suficientemente aborrecibles como para haber sido declaradas heréticas por el Círculo Interior. Entre ellas están la Senda de la Noche, la Senda de las Revelaciones Perversas, la Senda de Caín y la Senda de Lilith. Quienes tratan con demonios u otras entidades infernales o quienes se convierten voluntariamente en anfitriones para espíritus también pueden ser declarados herejes (lo que irrita a los Giovanni).

Quienes participan en cultos de la Gehenna son claramente herejes. Por supuesto, esto incluye al Sabbat, así como a grupos que buscan recrear Cartago, descubrir Enoch o que creen en el Fin de los Tiempos (tanto si están tratando de detener la Gehenna, como si intentan provocarla). Los individuos que buscan la Golconda, un estado asociado al infame Infernalista Saulot, también son herejes, al igual que cualquiera que intente encontrar o despertar al progenitor de uno de los Clanes (lo que a menudo incluye a los Setitas).

Últimamente, los Josianos han oído rumores sobre un extraño texto que circula entre los grupos de cazadores mortales. Se llama Los augurios del apóstata y se afirma que los escribió un poderoso vidente Malkavian que cayó víctima de tales cazadores. Ambrus Kelemen, uno de tales Arcontes, está haciendo todo lo que puede para encontrar el volumen y determinar qué riesgo supone para la Mascarada.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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