Marco Antonio

Marco Antonio era miembro de una de las familias más ilustres de Roma -la gens Antonia-.

Su madre estaba emparentada con Julio César quien sintió especial atracción hacia el joven. No en balde, Antonio acompañó al general en la conquista de las Galias, convirtiéndose en uno de sus más estrechos colaboradores y defensores de la política democrática. César y Antonio fueron elegidos cónsules en el año 44 a.C., el fatídico año en el que Bruto y Casio decidían poner fin a la vida del dictador por temor a ver como la República finalizaba. De hecho Antonio acompañaba a César cuando éste fue asesinado ante el Senado. Antonio consiguió calmar a la muchedumbre y se convirtió en el verdadero dueño de la situación.

Pero no contó con un nuevo personaje que hizo acto de presencia en el testamento de César: Octavio. El Senado no aceptaba de buen grado la sólida posición de Antonio que quedaba como gobernador de la Galia, por lo que se formó un importante grupo opositor liderado por Cicerón. Pero Antonio fue a tomar posesión de su cargo, lo que motivó el enfrentamiento con Décimo Bruto en Módena. El ejército senatorial dirigido por Octavio, Hirico y Pansa obtuvo una importante victoria y Antonio tuvo que huir con sus tropas. En Roma el triunfo de los enemigos de César -el Senado y Cicerón- motivaría que los cesaristas llegaran a un acercamiento. De esta manera surge el Segundo Triunvirato formado por Octavio, Antonio y Lépido el 27 de noviembre del año 43 a.C. Los triunviros se repartieron el gobierno de los territorios, adjudicando a Antonio primero las Galias y después Asia. Será en Asia donde se produzca la derrota de los asesinos de César – batalla de Filipos, año 42 a.C.- y donde Antonio conozca a Cleopatra, la bella reina de Egipto.

El encuentro entre ambos se produjo en Tarsos y Antonio se prendó de las belleza de Cleopatra. No importaba que estuviera casado con Fulvia, mujer ambiciosa que murió envuelta en un oscuro complot. Los amantes se instalaron en Alejandría antes de iniciar una serie de campañas contra los persas que no dieron el resultado esperado, aunque se impuso un virtual vasallaje a Armenia. Para sellar las alianzas y hacer sentar la cabeza a Antonio, Octavio casó al general con su hermana, quien durante un tiempo intentó hacer olvidar a Cleopatra. Pero la maniobra no dio resultados y el siguiente paso de Antonio provocó las iras de Octavio, al separarse de su esposa para casarse con Cleopatra. La reacción del futuro Augusto será dirigirse a un enfrentamiento contra los enamorados más poderosos de Oriente. El encuentro tuvo lugar en Accio, saliendo Antonio derrotado. Octavio aisló a su enemigo en Egipto y se dirigió a Alejandría, donde la desesperación de Antonio motivó el lanzamiento de un infructuoso ataque. Enterado de la muerte de Cleopatra, se hizo matar.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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