El impulso dado por Pericles a Atenas tanto en el aspecto cultural como político convertirán a la ciudad en la más importante de su tiempo. Pericles era hijo de Jantipo y de Agariste, miembro de la familia de los Alcmeónidas. Su educación corrió a cargo de los filósofos más prestigiosos del momento -Anaxágoras, Zenón y Protágoras- dedicándose a la política desde joven, participando en el partido demócrata al lado de Efialtés.
A su muerte, Pericles -apodado «Cabeza de Cebolla» por su cráneo alargado- se convirtió en el jefe del gobierno desde su cargo de «strategos autokrator». La política ateniense estará en manos de Pericles durante casi cuarenta años, gobernado de manera casi absoluta aunque periódicamente era reelegido en sus cargos. La base de su política estará en incrementar el prestigio de Atenas, debilitando a Esparta y luchando contra Persia. En primer lugar se alió con Argos, Tesalia y Megara para aislar a Corinto y Egina, al tiempo que ayudó al faraón Amirteo para sublevarse contra los persas.
La primera empresa obtuvo un resultado satisfactorio pero en la segunda salió mal parado al ser destruida la flota ateniense. Las murallas de Atenas fueron reforzadas con vistas a futuros enfrentamientos que pronto se produjeron. Tras la inicial derrota de Tanagra, Pericles consiguió vencer a los beocios y establecer su dominio en la Grecia central. La Liga de Delos iba aumentando sus miembros y Esparta quedaba cada vez más aislada. Atenas establecía las bases de un poderoso imperio. El temor a una ofensiva persa motivó el traslado del tesoro de la Liga a Atenas y la firma de una tregua de cinco años con Esparta, promovida por Cimón (451 a.C.).
Buen parte del tesoro sería utilizado para poner en marcha la construcción de un buen número de obras públicas y monumentos encabezados por el Partenón, joya de la Acrópolis ateniense a la que se accedía por los famosos Propileos. Las protestas surgidas por el traslado del tesoro entre los miembros de la Liga se reprimieron duramente. A mediados del siglo V a.C. inició Pericles una nueva campaña de ayuda a los egipcios que también acabaría en fracaso. Para evitar prolongar el conflicto se firmó la paz de Calias (449-448 a.C.) por la cual Atenas se comprometía a no intervenir en Chipre y Egipto mientras que Artajerjes respetaba la autonomía de las ciudades griegas del Asia Menor y el comercio griego. Esparta intentó beneficiarse de los conflictos desatados en el interior de la Liga de Delos y fomentó la rebelión de las ciudades como Tebas. En el año 445 a.C. se firma entre Atenas y Esparta una paz que establecía cierto equilibrio político entre ambas ciudades, pudiendo elegir las demás su alianza con una de las dos.
Pero la firma de este tratado no evitará uno de los más graves conflictos que vivirá Grecia en el siglo V a.C.: la Guerra del Peloponeso, considerada por algunos especialistas como el vehículo con el que Pericles quería recuperar su prestigio después de los momentos de tensión interna. Paulatinamente Pericles observó cómo sus amigos estaban siendo perseguidos e incluso su compañera, la bella Aspasia fue denunciada por impiedad, siendo salvada por las lágrimas del propio Pericles. En el año 430 a.C. caía el gobierno de Pericles ante la presión popular que veía cómo la formal democracia se convertía en una especie de tiranía. Al año siguiente una epidemia de peste asolaba el Atica y Pericles era llamado para encabezar el gobierno pero la enfermedad hizo mella en el gran Pericles y falleció en 429 a.C. Atenas quedaba empeñada en una guerra que provocaría su ruina.