Reglas opcionales extraídas de Secretos Turbios de la Mano Negra.
La diablerie se considera uno de los más viles pecados entre los no muertos. No obstante, sigue siendo practicada por los hambrientos de poder, pues cuanto más cerca está un vampiro de Cain, mayor es su potencial. Hay muchas formas de hacer que la diablerie sea más gratificante y a la vez más peligrosa.
Debería verse la diablerie como algo más que beberse toda la vitae de otro vampiro. Beber la «Sangre del Corazón» significa beberse la propia alma de la víctima. Las vetas negras en el aura del diabolista no son sólo signos de su pecado, sino fragmentos del alma de sus victimas. Cuantas más veces comete diablerie un vampiro, mayor es el número de vetas negras.
Las recompensas
Los diabolistas pueden avanzar una generación por víctima. No pasan automáticamente a la generación de su víctima porque la sangre se diluye y quema en el proceso. Es el alma (la Sangre del Corazón) lo que reduce la generación. El personaje puede adquirir también los recuerdos y Conocimientos de su victima. Para ello debe pasar una tirada de Inteligencia+Empatia (dificultad 8). Un éxito indica que sólo adquiere recuerdos fragmentarios, mientras que cinco o más éxitos indican los recuerdos de toda la vida. Estos conocimientos desaparecen a lo largo de las noches siguientes (una noche por cada éxito en la tirada).
Los castigos
El diabolista adquiere todas las debilidades de su víctima. Si ésta es un miembro de su mismo clan, su debilidad se hace más intensa. Esto dura tanto como los conocimientos adquiridos.
La víctima de la diablerie hace una tirada de Fuerza de Voluntad (dificultad 8) cuando el proceso ha terminado. Si consigue al menos un éxito, parte de su alma sobrevive y se adhiere al diabolista. El número de éxitos determina la Fuerza de Voluntad superviviente de la víctima, llamada «fragmento de alma». Cuanto mayor es el número de éxitos, mayor es el número de vetas negras en el aura del diabolista. Si no se consigue ningún éxito, el alma de la víctima queda tan fragmentada que no queda consciencia ni voluntad, y sólo aparecen unas pequeñas hebras negras. Un fracaso indica que no aparece marcas en el aura del diabolista.
Los fragmentos del alma supervivientes pueden convertir en un infierno la no vida del diabolista. Cuando el Narrador lo considere oportuno, se hace una tirada por la Fuerza de Voluntad del fragmento a una dificultad equivalente a la Fuerza de Voluntad actual del diabolista. Si se consigue al menos un éxito, el fragmento del alma puede dirigir las siguientes acciones del diabolista. Cuanto mayor es el número de éxitos, mayor es el impulso de obedecer del diabolista. Ni siquiera puede resistirse a un fuerte impulso suicida. Como el fragmento se ha adherido a su alma, el diabolista reconoce el impulso como propio.
Los fragmentos del alma también pueden enviar pesadillas al diabolista mientras éste duerme durante el día. O lo que es peor, los fragmentos de diversas víctimas pueden trabajar en equipo, uniendo sus Reservas de Dados de Fuerza de Voluntad en una sola tirada, lo que les da más poder sobre su destructor. Pocos fragmentos intentan destruir directamente al diabolista. Es más frecuente que prefieran destruir antes toda su no vida, prolongando la agonía del castigo. Tras esto, buscan la Muerte Definitiva del diabolista, preferentemente dolorosa.