Relato – El Consejo

Luego de 6 meses de crónica, donde el Wyrm no pudo con nosotros una vez más, aquí les dejo las palabras de una de las Galliard de mi manada ante el Consejo de Chicago.

 

Zoey da un paso al frente y se queda a la altura de Lucrecia. La mira, le hace un gesto con la cabeza como pidiendo permiso y empieza a hablar.

“Solo quisiera agregar algo, si me lo permiten. Disculpen si no tengo una gran performance como mi compañera o si no soy tan elocuente como ellos”, señalando a los otros Galliards.

“Sepan disculpar, pero no estoy en mi mejor momento y quisiera ser lo más breve posible.

Solo pase dos días con ellos en esta oportunidad, pero me gustaría decir mi punto de vista. Por lo menos una última vez, ya que soy una Galliard, pero sin voz. Para poder hablar debo sangrar, sentir dolor y creo que este es un castigo muy grande para alguien con mi luna”.

Baja la mirada. Se le nota un tanto compungida y dubitativa.

“De mí no quisiera hablar mucho porque últimamente mi alma está quebrada y mis pensamientos sobre mi situación actual están un poco mezclados. El dolor de haber confiado en quien no debía sigue latente y hoy vivo con las consecuencias. Aún estoy entendiendo lo que me ha sucedido y como convivir con ello. “

Hace una pausa y vuelve a levantar la mirada. Esta vez con una expresión de certeza en su cara.

“Pero si tengo claridad en algunas otras cosas, y quisiera hablar de eso.

Por ejemplo, tengo muy claro quiénes son los lobos que tienen en frente y a los que están observando.

Ya escucharon sobre las vivencias de esta misión, y no quiero repetir el relato ni entrar en el detalle, pero tan solo quisiera poner un poco de color en esta historia gris”.

Vuelve a hacer una pausa. Luego señala a Jim con la mano y dice:

“A Jim lo conocí muy poco. Casi nada para ser honesta, pero fue un compañero leal. Observé como con sus manos me ayudó a curar y devolver la vida de otros compañeros. Y por eso, estaré eternamente agradecida”.

Gira su cabeza, mira a Jim y le hace un gesto de agradecimiento.

Mirando al frente, pero con su mano extendida hacia Kanosh y Ruh, dice:

“De Kanosh y Ruh ya he hablado en otra oportunidad y hoy me toca hacerlo de vuelta. El honor de ellos no debe cuestionarse. Puedo dar fe que ambos han representado los valores de esta manada y los de nuestra sociedad, por lo menos en estos dos días que yo estuve.
Ambos han participado en mi rescate y creo que los tres juntos hemos reforzado y validado el significado de esta unión que tenemos. Hemos limado algunas asperezas, entendiendo quienes somos y donde estamos. Identificando realmente quien es el enemigo, quien nos ha traicionado y como el Wyrm destruye y corrompe todo lo que toca. Reconociendo el pasado, pero pensando en el futuro. Entregando todo de nosotros cada vez que se nos convocan y sacrificando mucho en el camino”.

Zoey vuelve a hacer una pausa. Su mirada está ida, pero brevemente retoma el relato:

“El costo es muy alto y aun si, estamos acá. El costo a veces se lleva parte de nosotros y creo yo soy ejemplo de eso… y pensé que Ruh también, pero al parecer ya no.”

Le brinda una mirada de reojo rápida a Ruh con confusión y desencanto.

“Pero, siento en mí que ya no somos solamente nosotros tres. En esta misión se nos pidió trabajar con otros… y en la foto aparecieron Lucrecia y Cian”

Su mano hace un gesto de presentación hacia ellos.

“Si… Lucrecia y Cian han formado parte de este grupo diverso y han logrado incluirse e integrarse por lo menos en los momentos en que mis ojos fueron testigos. También han participado en mi rescate y lo valoro muchísimo.

Lucrecia, “Tejedora de sombras”, me ha mostrado empatía en mis momentos más vulnerables. Ahora se hace llamar “Tejedora Cruel”, pero conmigo no lo fue.

Tal vez ella está acostumbrada a estar rodeada de sombras y oscuridad, pero yo no.

Dicen que “solo en la oscuridad se pueden ver las estrellas”, y ella fue ese meteorito cayendo del cielo que con su estela me guió a casa en estos dos días.

Pensé que todo se ponía oscuro lleno de sombras y de pronto, entendí que la oscuridad más terrible no es la que te rodea, sino la que te habita. Que no le temes a la oscuridad, si tienes luz interior y que la luz más bella no es la que te ilumina, sino la que asoma en tus ojos, desde adentro”.

Zoey gesticula una pequeña mueca y continua:

“Para no perderme en la oscuridad, fije mi rumbo a una estrella.

Así es la frase, ¿no?,” pregunta y luego procede a recitarla:
“Fija tu rumbo a una estrella y podrás navegar a través de cualquier tormenta”.

Bueno… para no perderme, eso hice…

Es algo que yo decidí y eso fue ella para mí en estos dos días”.

Zoey recuerda la conversación con Ruh. Realiza un extraño gesto en la cara y dice:

“Pero como es la líder actual y no puedo velar por su accionar en toda la misión, ya que no estuve presente, me gustaría que el resto del grupo, luego de mi ponencia, pueda dar su punto de vista también”.

Zoey mira a Ruh.

“Se que más de uno quisiera poder expresar sus pensamientos y creo que hablarán con la verdad. Podrán describir su liderazgo en toda esta misión y no solo en los últimos dos días en los que yo estuve presente”.

Zoey fija su mirada a los sabios que la rodean, con un gesto señala a Cian y dice sonriendo:

“Por otro lado, está Cian, “Sombra del bosque”, pero también lo considero como el portador de la llama de fuego eterno, como yo. Lo pueden ver en sus cabellos y en corazón”.

Zoey fija su vista en Cian con su sonrisa inmutable.

“¿Y porque el fuego? Se preguntarán…
El fuego es luz, y sin luz no se puede proyectar las sombras.
El más tangible de todos los misterios es el Fuego y, para mí, eso es él.

El fuego, cuya definición física alude a un conjunto de partículas incandescentes de materia combustible y capaces de producir calor y luz, es desde tiempos remotos, el motivo de fascinación para el ser humano.

Zoey achica levemente sus ojos y en su cara se puede ver un gesto de intriga.

“A pesar de su apariencia visible, el fuego mantiene un halo de misterio que lleva a preguntarse de dónde proviene. ¿Cuál es su historia?”

Ella vuelve a mirar al estrado de ancianos que tiene enfrente:

“Vi a Cian en el campo de batalla y en acción, y fue como el fuego, arrasando con todo hasta casi consumirlo. Pero dicen que “lo que el fuego no destruye, lo endurece”. Su accionar en la misión fue impecable. Ha logrado hasta desterrar al príncipe de nuestros enemigos. Y sin duda, su coraza lo protege de la persona que quiere destruirlo… Esa es la misma coraza que lo convierte en un misterio”.

Zoey baja la mirada y otra breve pausa aparece. La hace para elegir muy bien sus siguientes palabras. Asiente con la cabeza y luego mirando a los ancianos nuevamente continua:

“Ambos dos velaron por mi seguridad, la de la manada y la de ellos mismos. Hemos trabajado en equipo y actuado como una pseudo manada sin serlo oficialmente.

Ellos han sido también testigos de nuestra bondad y camaradería.

Puedo dar fe que cuando el brillo de la estrella casi se atenuaba y desaparece, aullamos todos juntos logrando que se encienda, y que cuando la llama del portador estaba débil, tiramos más leña al fuego para avivarla haciendo que arda como nunca.

Esto lo hicimos todos juntos, a pesar de las vagas instrucciones, la desinformación, el individualismo, los secretos, las preguntas sin respuesta, las dudas y el rencor.
Salimos prevaleciente de esta situación y las balas de plata de los enemigos no pudieron con este grupo”.

Zoey mira a los ojos a cada uno de los presentes. Se detiene unos segundos en cada uno mientras emboza la siente frase:

“En una asamblea como esta, hace dos años atrás, dije y voy a citar mis propias palabras: “Gaia recompensa a los que defienden su causa” y que “la historia la cuentan los ganadores”. Y eso es lo que somos. Eso es lo que seguimos siendo. Una vez más.

Lobos victoriosos que se enfrentan ante el mal y lo destierran. Bestias majestuosas que caminan la noche y la conquistan.

Jóvenes desconocidos que muy poco tienen en común, pero que trabajan en equipo y sobreviven”.

Ella hace una última pausa. Ya está cansada, los músculos de su cara empiezan a contracturarse. Ella respira hondo, da un suspiro y con un último esfuerzo dice:

“Solo quería brindarles claridad y ayudarlos a entender, descubrir y que sepan quienes somos. Quien es este grupo que tiene en frente, antes de que deliberen y armen sus propias conclusiones sobre lo acontecido estas semanas.

Gracias por escucharme, y con esto termino mi ponencia. Y si alguien quisiera agregar algo más, este es el momento…”


Gracias Pau por compartir esto con nosotros. Tiburk

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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