Misteriosos incluso para otros vampiros, los Samedi son practicantes del vudú (o como muchos victorianos de Bretaña y América dirían, Voo-Doo). Ciertamente la historia de los Samedi está fuertemente ligada a la expansión de los esclavos y sus religiones, que vinieron aunadas en la síntesis que es el vudú y hasta hace poco los Samedi no han abrazado a hombres blancos. A la vez que el comercio y el viaje acercan las tierras lejanas, los Samedi se diversifican.
En lo que respecta a los Samedi, esto es en parte un pago altamente entretenido por generaciones de males infligidos a sus ancestros. Es perfecto tener el poder de darle a la hija del señor francés o inglés de una plantación de azúcar en Barbados el don del semblante de muerte por toda la eternidad, o vivir el Abrazo con un supervisor Confederado o un tratante de esclavos nacido en Europa. En América los Samedi se concentran en los suburbios de las grandes ciudades norteñas o en guetos en anteriores estados esclavistas, mientras que en Europa se arraciman en cualquier sitio en que la pobreza y la marginalidad ofrezcan refugio (principalmente en Italia, pero se están moviendo hacia Francia e Inglaterra también).
Alias: Loa.
Apariencia: Los victorianos dicen que los Ghedi están «condenados» y son «grotescos». Se parecen a cuerpos putrefactos o disecados. Tras el Abrazo un chiquillo Samedi pierde completamente su nariz. Sus ojos se hunden en sus cuencas y sus labios se encogen mostrando sus dientes. Los Samedi recientemente creados pueden aún a veces adecuarse a la noción victoriana de extraña belleza en la palidez de la muerte. Pronto en cambio, al igual que un cuerpo se descompone, el Ghedi perderá dicha palidez y su carne se pudrirá, aunque esto tomará más tiempo del que tomaría en los estadios típicos de la muerte humana. La apariencia externa de un Ghedi degenera por los mismos estadios forenses de un cuerpo mortal, tomando la apariencia y hedor de la carroña fosilizada. A lo largo de los siglos sus cuerpos pueden secarse y pueden llegar a parecer cuerpos momificados sin sus vendajes.
Refugio: Los Ghedi no pueden disimularse fácilmente entre el ganado, debido a su apariencia y su hedor. Los victorianos pueden estar interesados por la muerte, pero les asustan los monstruos. Los niveles inmediatos de Ofuscación les permiten cierta interacción con los Vástagos y el ganado, por trapacería visual y olfativa, pero no pueden presentar un rostro al mundo diferente de su verdadero semblante no fantasmal hasta que no dominan el tercer nivel. Esto limita sus opciones de refugio hasta que desarrollan el nivel apropiado de Ofuscación. Los enterradores victorianos practican una labor necesaria pero innoble. No es una profesión para la alta burguesía. Aunque se requiere cierto conocimiento científico para practicarla, el embalsamamiento no está muy extendido en Europa, donde florece particularmente la fascinación por el enterramiento prematuro. Incluso la alta burguesía y la aristocracia elegirían ser enterrados sin someterse a un proceso de embalsamado. Los enterradores, por lo tanto, suelen vivir entre las clases trabajadoras e incluso entre los criminales. Este ostracismo de clase hace más fácil para los Ghedi hacer sus refugios cerca de o a veces en los sótanos de los talleres funerarios. Igualmente les da la oportunidad de mantener un oído sobre el suelo del submundo y moverse, si no con facilidad, con un cuidado práctico y lleno de intencionalidad, entre estas clases. Otras elecciones de refugio pueden incluir los cementerios (obviamente), los mausoleos (ditto) e incluso las «Cámaras de los Horrores» y museos del tipo del «¡Te lo creas o no!» de Ripley. Todo lo que un Samedi necesita es un lugar donde dormir y ganado demasiado asustado de un «objeto de exposición» demasiado vívido, como para estudiarlo muy de cerca; el excéntrico dueño del museo o su fascinado custodio puede ser un criado leal. Finalmente, algunos Ghedi hacen sus refugios en los guetos de inmigrantes de su ciudad, una tendencia que puede hacerles preferir una ciudad portuaria por encima de una del interior.
Trasfondo: Los Ghedi victorianos escogen a sus chiquillos de entre los rasgos de las clases desfavorecidas y las profesiones que tratan con la muerte y con los muertos. Un miembro de esta línea de sangre puede ser un embalsamador Abrazado que obtenga una satisfacción más que altruista de su trabajo, un académico que estudia con celo antiguos rituales de momificación, alguien de cualquier clase sufriendo depresión o tendencias suicidas, o un violento criminal.
Creación de personaje: La facilidad de aplicación por parte de la línea de sangre de su Disciplina distintiva, Tanatosis, requiere de cierta fascinación por el estudio de los estados de la muerte. Los atributos Mentales serán por tanto primarios, como lo serán los conocimientos. Los Samedi suelen escoger Naturalezas y Conductas de entre arquetipos como Vividor (aquellos que saben de la infertilidad de la vida y la no-vida y les da igual), Fatalista (aquellos que ven que todo se sume en la oscuridad en cualquier caso), Desviado (las rarezas sociales) y Monstruo (las aterradoras némesis sobrenaturales de la humanidad), pero cualquiera que encaje con el concepto de un personaje en particular es aceptable.
Disciplinas: Nigromancia, Ofuscación, Tanatosis.
Debilidad: El semblante monstruoso y el hedor repulsivo de un Ghedi reducen permanentemente su Apariencia a 0.
Organización: Los Ghedi que habitan la misma ciudad suelen reunirse ocasionalmente en los cementerios y en oquedades de la cimentación de talleres de embalsamado. Allí comparten secretos, airean sus quejas, planean venganzas compartidas, practican sus ritos religiosos e intercambian información relevante a su seguridad colectiva.
Comentario: «Veo que estas interesado en los estados de Le Morte. Podría ayudarte en tus estudios».
Estereotipos
Camarilla: Son tan crueles y egocéntricos como los Amos que dejaron en carne viva nuestras espaldas cuando trabajamos sus plantaciones de azúcar, cocinamos sus pasteles o construimos sus canales, pero no lo hicimos tan rápido como les hubiera gustado. Buscan nuestros encantamientos, nuestras maldiciones y nuestra venganza y no sabrán, en ningún momento que podemos lanzar los mismos encantamientos contra ellos y buscar la ayuda del Barón para superarlos. – Tanginé de Swan’s Rest, Des Allemande Parish, Louisiana, hija de Josette, Mambo de Capetown, Jamaica.
Sabbat: Como nosotros, saben como mantener sus secretos. Debemos evitar combatirlos a toda costa, porque, como no nos preparemos, como no tengamos las más oscuras facetas del favor del Barón de nuestra parte, perderemos. – Abebe, Portsmoutj, hija de Mandisa, Mambo Brigitte de Bridgetown, Barbados.
La visión desde el Exterior
Camarilla: Parecen fiambres comidos por las moscas en efecto, dejados deambular durante una quincena antes de morir y los muy molestos huelen como un montón de mierda en un día tórrido. Esto es decir poco, viniendo de mí. – Bully Billy Cuatro Dedos, Nosferatu, Brighton.
Sabbat: ¡Terriblemente retorcidos, estoy seguro de que hacen que nuestras más monstruosas maquinaciones parezcan un juego de niños! Aunque debo de mostrar mi reparo en poner los labios en un cáliz del que uno de ellos haya bebido. – Angelo Bienvenido Aznar y Castille, Malkavian antitribu, Arzobispo de Madrid.