Por lo general las hijas de la cacofonía suelen mostrarse selectivas a la hora de seleccionar progenie, al menos en comparación con otros clanes y líneas de sangre. La voz y la formación musical son los principales requisitos a la hora de elegir, mientras que en segundo lugar se tiene en cuenta el estilo musical utilizado por el aspirante. Por último diversos criterios subjetivos como el atractivo, capacidad de independencia y otros elementos terminan decantando la balanza a la hora de conceder el abrazo.
No es frecuente que más de una hija de la cacofonía resida en el mismo dominio, tanto debido a su escaso número (la última estimación establecía un total de entre 60 – 70 sirenas dispersas por todo el mundo) como a las limitaciones sociales. Muchos miembros de la línea de sangre se muestran celosamente protectores del ámbito musical del dominio en que habitan, a menudo compitiendo con otros Vástagos, y no desean tener que compartirlo con otros vampiros de su mismo linaje, por no hablar del esfuerzo necesario que deben dedicar a la educación de sus chiquillas. Cuando varias hijas de la cacofonía residen en un mismo dominio de forma permanente a menudo se debe a que se trata de una sire y su chiquilla, a que sus gustos musicales son demasiado diferentes y no les importa compartir el dominio, o simplemente que se encuentran igualadas en poder y no desean iniciar una rivalidad fratricida que no beneficiaría a ninguna de las partes.
A pesar de este aparente aislamiento no es raro que las jóvenes sirenas viajen por el mundo, acudiendo educadamente a los salones de los antiguos de su linaje – e incluso de otros clanes- para perfeccionar sus talentos musicales y aprender nuevos puntos de vista sobre su arte. Sin embargo, la mayoría de las hijas de la cacofonía suelen sobrevivir la mayor parte de su existencia en solitario.
Esta situación no sólo es voluntaria. Al ser un linaje menor, las hijas de la cacofonía no suelen contar con los apoyos políticos con los que cuentan los grandes clanes para abrazar progenie. A menudo, y con vistas al largo plazo, las sirenas previsoras suelen acumular favores o pedirlos prestados con miras a un potencial abrazo en el futuro. Al fin y al cabo nunca se sabe cuándo se encontrarán con un prodigio digno de unirse a la línea de sangre. En otras ocasiones deben competir con otros clanes, especialmente los toreador, a la hora de realizar su selección, y aunque no siempre pierden, las hijas a menudo quedan relegadas a elegir un segundo plato, mientras los artesanos se quedan con los compositores y cantantes más destacados para el público, aunque no por ello los mejores. Más allá de los focos deslumbrantes de la fama existen muchas personas que por timidez, falta de ambición u otros motivos personales, se guardan su talento para sí mismas o para pequeños grupos selectos.
Una vez realizada su elección, las hijas de la cacofonía suelen tomarse un tiempo observando las muestras de talento, preferiblemente desde lejos y sin interferir, pero algunas incluso van más allá, proporcionando a su futura progenie oportunidades para demostrar su valía. Cuando su atención está satisfecha, deciden dar el siguiente paso. Aunque en el pasado tanto hombres como mujeres se unían a la línea de sangre, desde la purga de los hijos de la discordia a finales del siglo XX ningún varón ha vuelto a recibir el abrazo. Nadie conoce motivos de la purga y las hijas de la cacofonía que quedan no parecen sentirse impulsadas a reclutar nuevos compañeros masculinos, aunque tal vez los motivos se revelen con el tiempo…
No existe un método de abrazo particularmente extendido entre las hijas de la cacofonía, y normalmente cada sire suele elaborar sus propias ceremonias o métodos en función de su educación y posición social. algunas utilizan algún tipo de celebración, similar a los ritos de iniciación de cofradías, fraternidades y grupos musicales a los que pertenecieron en vida, lo cual suele incluir una fiesta, y algún tipo de regalo simbólico para dar la bienvenida a la nueva sirena, en la que pueden estar presentes otros Vástagos, y no necesariamente pertenecientes al linaje.
Las hijas de la cacofonía de carácter más místico y reservado suelen preparar un abrazo más íntimo y solitario, utilizando sus disciplinas de Melpómene y presencia para inundar a su progenie de emociones y poco a poco arrastrarla hacia un sueño que culmina en el abrazo. Finalmente, sobre todo las sirenas más jóvenes, conceden el abrazo de forma pragmática y sin rodeos, aunque esta actitud normalmente se considera de “mal gusto” y muestra una falta de tacto por parte de la futura sire.
En cualquier caso, y a partir de los testimonios recopilados a lo largo de los siglos de historia del linaje, existe una constante en el abrazo de las nuevas hijas: además del dolor y la confusión propia del abrazo, todos los miembros de la línea de sangre escuchan una “voz” melodiosa y fantasmagórica a la que siguen en la oscuridad de regreso al mundo físico. En la soledad y el frío de la muerte, las sirenas se aferran a esa voz, que las acompañará más o menos atenuada durante el resto de su existencia. Mucho se ha especulado sobre esta misteriosa voz, aunque las hijas más antiguas creen que es la presencia de su desconocida fundadora, que desde el más allá vela por sus descendientes, dándoles la bienvenida a su nueva no vida.
El efecto de la voz, aunque en principio puede resultar inquietante, en realidad suele resultar bastante tranquilizador, distrayendo a la neonata del dolor y la confusión que la rodean durante el proceso de la transformación. En este momento de unión entre sire y chiquilla ambas sirenas comparten una misma canción en sus mentes, que a menudo cantan a dúo mientras el abrazo termina. Los pocos que han contemplado el abrazo de una hija de la cacofonía afirman que es una experiencia embrujadoramente hermosa.
Aprendizaje
De la misma forma que ocurre con el abrazo y debido a la diversidad de estilos musicales entre las hijas de la cacofonía no existe un método unificado de aprendizaje y desarrollo del talento artístico de las nuevas sirenas. Lo más parecido es la escuela de canto de Pauline Garnier en parís, pero sólo las hijas amantes de la ópera aspiran a atravesar sus muros. E incluso algunas divas dentro del linaje encuentran el ambiente dentro de la institución demasiado opresivo y opuesto a sus propias sensibilidades artísticas.
La mayor parte de las hijas de la cacofonía aprenden lo necesario, no sólo sobre su nuevo estado y la sociedad vampírica, sino sobre las posibilidades de utilizar su voz, de las sirenas que las crearon, y que muy a menudo recurren a los mismos métodos musicales que aprendieron en vida. Otras sirenas a menudo completan su formación en el mundo mortal o mediante un aprendizaje autodidacta.
Contrariamente a lo que muchos vampiros creen, las hijas de la cacofonía no sólo dedican su esfuerzo a perfeccionar su habilidad en el canto por el que son tan conocidas. El aprendizaje de instrumentación musical suele ser muy frecuente, y es rara la sirena que no es capaz de acompañar su voz con su propia música si es necesario. Clases de danza y baile de todo tipo, etiqueta y protocolo, también son habituales, sobre todo entre las hijas más refinadas. Otras aprenden habilidades más mundanas, como desenvolverse en el mundo musical o elaboran listas de lugares y contactos a los que recurrir.
Se sabe que durante el siglo XIX algunos hijos de la discordia no sólo actuaban como ornamentos de las cortes de la estirpe, sino que eran capaces de echar mano a la espada y defender diestramente a sus mecenas si era necesario. Se rumorea que todavía actualmente bajo la plácida fachada de más de una sirena se oculta una guardaespaldas eficaz y profesional, dispuesta a arriesgar su existencia por quienes requieran sus servicios.
En los primeros años de no vida, la hija de la cacofonía también se armoniza con su voz interna. El recuerdo del abrazo sigue presente, y en ocasiones surgen inesperadamente melodías y canciones que la sirena se siente impulsada a cantar. Aunque las hijas son conocidas por los conciertos corales que realizan, un hecho relativamente desconocido hasta las últimas décadas es que en ocasiones muchas sirenas programan sus actuaciones en lugares diferentes para cantar al unísono. El estilo musical y la canción pueden diferir, pero todas cantan al mismo tiempo, con una sincronización perfecta. Según un antiguo Tremere que asistió a varios conciertos de las hijas de la cacofonía, incluyendo una actuación reciente en Atlanta, las canciones de las hijas de la cacofonía en ocasiones parecen seguir patrones místicos con efectos inesperados.
Las propias sirenas no parecen conscientes de lo que hacen, simplemente se sienten impulsadas a cantar cuando llega el momento. Cuando una sirena canta en compañía de sus hermanas siguiendo el impulso de su voz interna, no suele tener dificultades para armonizarse con las demás voces. Aunque haya cantado en solitario durante toda su existencia, en cuanto la línea de sangre une sus cantos, actúa como si de una sola voz se tratara…