El Codigo Oscuro

Un breve resumen del Codigo Oscura. El cambio es bueno La seguridad no existe. La más nimia circunstancia puede transformar a un rey en campesino. Nada es seguro en un mundo en el que el cambio es la única constante. Acepta el cambio o bien cae bajo su asalto. El caos y la discordia gobiernan el universo. Adáptate o muere. El Glamour es libre El Glamour es inútil a menos que se use. Atesorar Glamour no tiene sentido, dado que es un recurso eternamente renovable. Mientras los humanos existan, siempre habrá soñadores, y por tanto, siempre habrá más Glamour. Adquiérelo por cualquier método posible, y nunca estarás sin un suministro constante. El honor es una mentira El honor no tiene cabida en el mundo moderno. Es un cuento de hadas inventado para cubrir el vacío esencial tras muchas tradiciones. Sólo mediante la iluminación del propio interés puede alcanzarse la verdad….

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El Kaos de la Partida

Me detengo en un tema que, durante mucho tiempo, me ha interesado: el éxito de una partida. Siempre he analizado las partidas que jugué: cuando la partida era exitosa ya que los jugadores se divertían, busqué que elementos que lo lograron; cuando, en cambio, la partida fue triste y aburrida, me detuve a pensar que fue aquello que provoco el fracaso. Objetivamente, pregunte a los jugadores que les había gustado, que no les había gustado, que le faltaba, que tenía en demasía. Repetí y continúo repitiendo este proceso de observación, interrogatorio y reflexión. Sin embargo, aquello que más despertó mi interés era un elemento en común en las partidas exitosas: el caos. El caos en una partida es el o los elementos que la hacen incomprensible, inescrutable, como la milagrosa presencia de un dios invisible, único capaz de explicar las relaciones de causa y efecto. No es la oscuridad que…

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Relato de Isobel – Al filo de la Destrucción

Este es el escrito ganador de nuestro Concurso de Relatos «Al Filo de la Destrucción» Que lo Disfruten. Evidentemente, el ghoul había caído doblemente en desgracia. Tras los barrotes de la pequeña ventana de su celda en los calabozos de la ciudad de Pompeya, Ovidio Neptunio observaba los resabios de la masa de gente que ya terminaba de huir rumbo a las playas. ¿Qué era esto? ¿Una nueva Sodoma? ¿Gomorra volvía a levantarse para perecer nuevamente? Se seca la frente sudorosa con el antebrazo tembloroso. Pocos eran los rezagados que transitaban las calles algo desorientados. Los patricios cargaban sus pertenencias más preciadas y portátiles escondidas en cofres finamente tallados; y los plebeyos hacían lo propio en bolsas gastadas al hombro. Ovidio les observaba pusilánime, subido a un pequeño banco para ganarle altura a la ventana. Su amo, un Tzimisce de alto rango, le había abandonado con las primeras erupciones. Y…

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