El Gran Debate

—El verdadero germen de la rebelión fue un ángel muy sabio, estudioso de las esferas, al que llamaremos Ahrimal. Su Casa y él se sentían sumamente intrigados por el efecto que surtía la humanidad en el cosmos. Sin la humanidad, el Paraíso era superficialmente perfecto, pero estaba anquilosado en el fondo. La humanidad añadía un factor de caos e incertidumbre a un mundo por lo demás tan predecible como la corrupción atómica. Los Azares asistían a este desarrollo con gran interés, intentando comprender los ricos y profundos patrones que hilvanaban el libre albedrío de la humanidad en el tapiz universal. “Fue este Ahrimal, una luz cegadora en sí, el primero que percibió un nudo de gran destrucción y sublevación. Seguía estando en el horizonte del futuro desconocido, pero se volvía más fuerte y siniestro a cada día. Era indudable que la humanidad tenía algún papel que representar en esta inminente…

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