La Caída

Imagínate la escena. Crepúsculo en el Edén. La primera mujer y el primer hombre pasean por una alfombra verde, rodeados por la fragancia de un millar de flores. El sol oculta la cara con un rubor nublado, proyectando haces de gloria escarlata, bermellón y regio púrpura… pero ni todo su esplendor puede evitar su eclipse, y desciende gradualmente. El verde de las hojas da paso al negro y luego, cuando los ojos se acostumbran a la luz de las estrellas, todo se ribetea de plata. Tus antepasados deambulaban en medio de todo aquello sin ver, sin sentir e inseguros. Cada uno de ellos es un monumento a la belleza, pero ninguno puede verla en el otro, ni pueden comprenderla. Husmean, tropiezan y encuentran una parra cargada de fruta, el brote de una planta. Arrancan su cena del suelo y cuando lo hacen, una voz —una voz tímida, temerosa pero preñada…

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