Casas – Azote
“Nada podrá protegerte eternamente, así que no te preocupes por la eternidad. Preocúpate por el aquí y el ahora”. Antes de la Edad de la Furia, los Guardianes desempeñaban un papel envidiable en el Paraíso. Se les había confiado la trasmisión del sagrado Aliento de Vida, y su deber los mantenía muy cerca de su adorada humanidad. Mejor aún, era su deber proteger a todos los seres que animaban. Donde otro ángel podría haberse sentido culpable por rozar la frontera del incumplimiento de sus órdenes de no interferir, los Ángeles del Viento cumplían estrictamente con su deber cuando observaban ensimismados a los humanos a los que consideraban en secreto hijos suyos, así como de Dios. Pero aun cuando sentían el placer de la presencia de la humanidad, sentían aún más el dolor de la frustración de los mortales. Su proximidad era tormento y júbilo a un tiempo, y la tensión…