Casas – Perversos
“Tienes preguntas, mi buen amigo, pero ¿estás preparado para las respuestas?” Al principio, Dios diseñó los grandes engranajes del Cielo para regular el cosmos. La órbita de cada estrella y planeta ocupaba el radio de una rueda dentada, un volante celestial que unía otros mecanismos para configurar un dispositivo enorme e interdependiente. Los firmamentos se dividían en una intricada tracería de órbitas, elipses, períodos y constantes, un diseño imposiblemente vasto que desafiaba la comprensión absoluta. Los videntes capitaneaban estas grandes órbitas y circuitos. Sabían cuándo y dónde estaría todo, ya fuera dentro de un día o a mil años vista. Regulaban los medios según los cuales afectaría el Cielo a la Tierra, dirigiendo las mareas gracias a las fases de la luna y girando la Tierra para provocar el cambio de estación. De todos los ángeles, no obstante, ellos se contaban entre los más alejados de la humanidad. Amaban a sus…