Como todo el mundo sabe, un cruce de caminos es el atajo más seguro hacia el Inframundo, por lo que es lógico que un cruce de cuatro culturas diversas condujera a la creación de la Tradición Thanatoica: los extraños Chakraventi, o Euthanatoi, que vigilan las Artes de la mortalidad.
Como las hojas de un árbol en otoño, estos magos guardan el momento entre la vida y la muerte. Creen en la herejía de la reencarnación y ven a la Creación como una Rueda de Muerte y Renacimiento. Cuando algo (a alguien) interfiere con el movimiento de la Rueda hay que eliminar el obstáculo. El método puede ser tan simple como una palabra suave o tan drástico como el asesinato. Ninguna otra Tradición inspira tanto terror como los Chakravanti, ya que hasta los mas normales parecen a ojos de los demás demonios del Infierno.
¿Cúal es el motivo de su existencia? Que la muerte y la Fortuna representan un formidable poder. Además, ocupan puestos importantes en el plan de Dios. Es mejor tener un aliado que comprende y respeta la muerte que otro que juega con ella. Nadie duda de la sinceridad y sabiduría de estos magos, y nadie puede negar el poder que ostentan. Mientras los Guardianes de la Rueda midan sus pasos, las demás Tradiciones deberán aceptar su presencia.
Los aliados ayudan. La parte hindú de la secta comparte un antiguo vínculo con los Videntes de Cronos. Juntas, estas extrañas Tradiciones dominan las Artes del Tiempo, la Visión, la Fortuna y la Muerte, una combinación de la que el Concilio no puede prescindir. Los brujos y chamanes no confían en estos nigromantes, pero también se alían con ellos. Su respeto por los ciclos y los espíritus crea algunas zonas comunes. Las otras partes de la secta (los paganos griegos y celtas y los misteriosos Madzimbabue) completan la unión. Las semejanzas unen a las cuatro Tradiciones, les guste o no.
Hasta el nombre del grupo crea controversia. Sus seguidores lo denominan a menudo Chakravanti, el antiguo apelativo para los nigromantes hindúes. Sus hermanos utilizan Euthanatoi, preferido por los Herméticos debido a sus orígenes griegos. El asunto aún está por decidirse, por lo que muchos magos simplemente los llaman «Encapuchados», u otros nombres más siniestros.
Este dilema comenzó hace siglos, cuando los Akáshicos libraron una guerra de 600 años contra diversas sectas hindúes. Aquel conflicto terminó mucho antes del nacimiento de Cristo, pero hace poco volvió a estallar. Entre medias, estos «hijos de las plagas» se alzaron como guardianes de la vida y ministros de la Fortuna. Desarrollaron un rígido código (la Chodona), separando a los fanáticos de la muerte de sus primos más sabios. Varias Samashti (encuentros) establecieron los lazos entre los hindúes y otros Thanatoicos, tendiendo las bases de la integridad y la cooperación que han llevado hasta aquí a la Tradición.
Estas sectas Thanatoicas representaban una extraña unión de cuatro partes. Un grupo celta, los Auxiliados, preserva los misterios paganos de Annwynn y Carbonek. Tres sectas hinduistas (los Natatapas, Lhaksmistas y la Consanguinidad del Gozo Eterno) forman la facción más importante y persiguen la guerra, la curación, la suerte y la nigromancia, respectivamente. Los africanos Madzimbabue curan las pestes y atienden a las fantasmas, mientras que los poco numerosos pero importantes miembros de la Dama de la Granada guardan los secretos de Perséfone, el Hades y la filosofía griega clásica. Unidos por los Sabios de la Rueda (archivistas que comproban anteriores reencarnaciones), estos diferentes grupos comparten puntos de vista en el cruce de la muerte y el renacimiento.
Como todos los cruces de caminos, esta Tradición es inestable. La muerte ejerce una atracción facinante, o Jhor, que pocos hechiceros pueden resistir. Las barreras del lenguaje, la cultura yla práctica dividen a las diferentes sectas, y sus compañeros también son hostiles. Un Chakravanti debe caminar con mucho, mucho cuidado, y no hay que tomar sus magias a la ligera. Sin embargo, en un campo santo lleno de cadáveres también es posible hallar Artes fértiles. Un Euthanatos cree que la Muerte y la Suerte giran del mismo modo. Con una mano serena en la Rueda un mago puede convertir la mala Fortuna en buena.
A pesar de la imagen oscura que comparten, casi todos los Chakravanti son extraordinariamente generosos. Muchos de los hechiceros más inteligentes y amables de la Convocatoria pertenecen a esta Tradición, ya que su secta les exige responsabilidad y previsión. Los descuidos se castigan de forma severa, por lo que para vivir en el cruce de caminos un mago debe ser honesto, perspicaz y sabio. Esta extraordinaria comunidad proporciona una mano firme en el timón del Concilio y una mirada vigilante en el momento de la muerte.
Filosofía: «todas las cosas mueren, y todas renacerán. Sólo tienes que contemplar los cultivos para saber que es cierto. Toda vida lleva en su interior la muerte y la nueva vida. El secreto para comprenderlo es observar ambas.
Los fantasmas nos rodean. Escucha el viento y podrás oír sus voces. Son las almas de que han quedado atrapadas en la Rueda del renacimiento, por lo que es mejor liberarlas y terminar con sus sufrimientos. La buena fortuna también cabalga la Rueda, al menos para aquellos que saben cómo hacerla girar correctamente y con la reverencia adecuada.»
Estilo y herramientas: la afinidad con el Destino convierte a los Encapuchados en sus maestros. Pueden comunicarse con fantasmas, curar o extender la enfermedad y la decadencia, derrumbar una piedra y retorcer las hebras del Destino para que se ajuste a sus propósitos. Sus herramientas dependen de su secta: los celtas prefieren los rituales paganos; los africanos las plegarias, la pintura y los trozos de cadáveres; los hindúes emplean una terrorífica variedad de torturas personales, purificaciones, pruebas y designios; los griegos elaboran ritos con frutas, polvos, cánticos y sacrificios. Todas las sectas utilizan armas y símbolos de la mortalidad.
Organización: cada grupo tiene su propia jerarquía. Como regla general la Tradición acepta los rangos del Concilio, pero de forma más simple: Shravaka (aprendiz), Chakravat/ Euthanatos (magos), Acarya (profesor), y Rimpoche (Magister). Los ancianos son obedecidos sin rechistar, pero raramente actúan sin consultar a sus compañeros. Los Sabios de la Rueda sirven como «consejo rector».
Primus: Chalech.
Iniciación: todos los Chakravanti deben morir y renacer… literalmente. Un Acarya trae de vuelta a su protegido desde un extremo lejano de la muerte (donde Despierta) y luego le enseña las Artes y la Chodona, a menudo por medio de sus vidas pasadas.
El código de la Chodona es esencial. En resumen, decreta la creencia en la reencarnación, en la entropía y en la unidad de todas las cosas, la obligación de aliviar los sufrimientos, negar los excesos, practicar la misericordia y purificar el yo, y la necesidad de la muerte antes de la iniciación. Los Euthanatoi son cuidadosamente entrenados y vigilados por los ancianos. Los que se desvían son reprendidos rápidamente.
Daemon: dependiendo de su fe, un Euthanatos podría ver a su Atman como Shiva, Kali, Percéfone, Hades, Annwynn, la Dama Fortuna o algún espíritu animal simple pero poderoso.
Afinidades: Entropía, Espíritu y Tierra.
Seguidores: fantasmas, parientes afligidos, animales, físicos, mendigos.
Conceptos: sanador, guardián, comerciante, asesino, espía, cuidador de fantasmas, nigromante.
No hay hombre mas corrupto que uno que conoce la muerte y no se preocupa por la vida.