Para Despertar debes saltar de las percepciones mortales a las inmortales… y ningún mago comprende la percepción y su alteración igual que los Videntes de Cronos.
A estos excéntricos hechiceros, que toman su nombre del titán del tiempo, no les preocupa en absoluto las costumbres y preconcepciones. Lo primero que se pierde cuando aparece un Sahajiya es la tranquilidad, seguida de otras cosas (las inhibiciones, la ropa, la cordura…).
La Iglesia y la sociedad desprecian el cuerpo. Las pasiones son el legado que al hombre le quedó de la Caída. Los Videntes o Sahajiya (más o menos, «Naturales»), como se llaman muchos de ellos, creen lo contrario. Según su extraña lógica, hasta las más oscuras pasiones son divinas. Gracias a ellas es posible vislumbrar la Creación como si se fuera un Dios. Desde esta perspectiva exaltada un mago puede contemplar el infinito tejido que mantiene unidas todas las cosas. Para los Videntes la Creación es algo vivo que dicen amar… ¡a menudo del modo más carnal posible! Para abrir la Senda hacia la divinidad practican todos los vicios imaginables, algo que los pone sólo a un peldaño por encima de los demonios en la estimación de casi todos sus compañeros (o uno más abajo que los ángeles para aquellos que quieren disfrutar de sus licencias).
Los llamados Extáticos ocupan un extraño lugar en el Concilio. Por mucha consternación que provoquen sus prácticas, los Videntes comparten un don para la Profesía, el conocimiento del pasado y la empatía que ninguna otra secta puede igualar. Fue su mayor, Sh’zar, el que convocó la reunión. Sus compañeros cercanos, los tres Divyas (Tali, Akrites y Kalas), ayudaron a reunir a todos los magos. Aunque la suya es una comunidad extraordinariamente relajada, los Videntes cuentan con cientos de miembros. Hasta el último de ellos puede percibir el pasado o el futuro recientes, y sus maestros pueden literalmente mover el tiempo, algo que la mayoría de los magos considera imposible. Por tanto, a pesar de su reputación malvada (o quizas debido a ella) los Sahajiya siempre parecen terminar en el mejor lado de la mesa.
Como casi todos los magos, los Videntes aseguran haber heredado las más antiguas Artes mágicas. Sus sectas pueden seguirse con certeza hasta las antiguas India y Grecia, donde los locos Tantrikas, Maenades y Sidduh bailaban en la noche. No sorprende que su gente comparta una larga amistad con los Chakravanti, y Sh’zar ha sido imprescindible para la aceptación de estos últimos. Sin embargo, hasta hace muy poco los Extáticos apenas era siquiera una «secta». Sus devotos se congregaban en pequeños grupos, pero nunca hicieron esfuerzo alguno por unirse… hasta la llegada del Vidente.
Si las historias son ciertas, Sh’zar ha vivido muchas vidas y ha hecho más en una de lo que muchos podrían lograr en cinco. Se dice que con sus terroríficos poderes de persuación y previsión ha viajado por todo el mundo conocido. Es un devoto de la paz que ha derrotado a muchas sectas belicosas con carisma, elocuencia y unas prodigiosas nubes de hachís. Aunque es famoso por sus profesías, su mayor Arte consiste en la unión de varias personas. Compartiendo el amor y el dolor puede convencer a muchos para participar en el primero evitar causar el segundo. Sus seguidores prefieren este método a la violencia abierta, por lo que a menudo crean «ruedas de castigo» empáticas, uniendo a un atormentador a su víctima para mostrarle el dolor que ha causado. A pesar de los ideales de Sh’zar (encarnados en el Código de Ananda, los mandamientos Extáticos), algunos de sus seguidores son extraordinariamente peligrosos. Cuando la «pasión» se convierte en la llave a la divinidad, hasta el mayor mago se ve obligado a vigilar a su rebaño.
Como los profetas, los maestros Videntes tienen la poco envidiable habilidad de ver lo que espera más adelante. Durante la Gran Traición caerán en desgracia. Un libro de Tali Eos, Las Nueve Pasiones Sagradas, los redimirá en cierto modo, pero desde entonces los Extáticos siempre serán recibidos con hostilidad. A pesar de la profesía oscura de estos magos afrontan con pasión el futuro, lo besan y siguen adelante.
Los Sahajiya son demonios para unos y santos locos para otros, y brillan con un fuego interior. Hasta cuando se alejande sus vicios son anormalmente perceptivos, elocuentes y a menudo bien educados. Defienden sus Artes con una lógica tan completa y a la vez tan simple que los maestros Herméticos quedan estupefactos. Para ellos, las fronteras de la moralidad, la forma y el tiempo son meras ilusiones. Cuando dejas de creer en ellas se alejan y te permiten Despertar.
Filosofía: «el mundo es algo vivo. Llora, canta, ama, destruye, y lo hace todo sin freno. La Creación es demasiado vasta para la visión mortal. Nosotros la tomamos como a una amante y nos unimos a su gozo y a su dolor eternos. La pasión es un derecho de nacimiento divino que coloca nuestros pies en esa Senda.
Pero nunca olvides que cada hombre crea ondas en el mar. Para amar un mundo debes olvidarte de la malicia y el descuido. Ya existe suficiente dolor tal y cómo estan las cosas, por lo que crear más es escupir al rostro a tu amante y reírse de sus lágrimas.»
Estilo y herramientas: la Senda de la Pasión tiene muchos caminos. Algunos Extáticos son verdaderos íncubos y súcubos, mientras que otros se rodean de bebidas y drogas. Casi todos bailan, cantan y meditan en extrañas posturas, y unos pocos reniegan de todos los vicios y se castigan retorciendo su carne. Hay otros que hacen todo lo anterior, dejando que la pasión se haga cargo de su voluntad.
Cuando un conjuro Extático toma forma el mundo parece girar, fundirse y difumarse. Una salvaje visión toma su lugar, una figura divvina bailando la música de Shiva y Kali. Puede ver el pasado y el futuro, comulgar con los espíritus, leer las emociones, alterar su cuerpo (con fuerza, velocidad, curación o incluso dolor) y sentirlo todo con presición inhumana. En ocasiones, comparte su visión…
Organización: a pesar de su aparente inexistencia, este Culto de Cronos practica la organización tribal. Sectas de Tantrikas hindúes, apóstatas musulmanes, cristianos herejes, hombres medicina africanos y paganos de descendencia griega, céltica y nórdica siguen sus costumbres ancestrales, uniéndose con otras sectas para producir un híbrido demente. Sh’zar y sus Divyas (maestros) presiden todo el grupo, haciendo cumplir sus proverbios: el Código de Ananda.
Estas normas proporcionan moralidad y estabilidad a la turba. El Código declara que todas las cosas son milagrosas. Fomenta la asunción de responsabilidades por las acciones propias y por la curación de las viejas heridas, protege a los mortales de la Iluminacion forzosa, niega la inevitabilidad de la profesía, decreta los castigos para aquellos que dañan a otros, admite la existencia del miedo (pero le resta poder) y pide a todos lo Videntes que eviten la ira y cultiven el humor.
Primus: Sh’zar el Vidente.
Iniciación: cada Sahajiya ve su vida arrancada por una poderosa visión. A partir de aquí, un mentor con el que tiene un vínculo sagrado de confianza (Diksham) que lo conecta a través del tiempo y la distancia le suele enseñar la Senda de la Pasión. Dependiendo de cada secta, su iniciación final puede ser muy sencilla o muy peligrosa.
Daemon: dioses de la pasión, espíritus tramposos o incluso yoes futuros se manifiestan para guiar al Vidente.
Afinidades: Mente, Tiempo y Agua.
Seguidores: posibles amantes, aduladores, artistas, filósofos, eruditos.
Conceptos: libertino, bailarín, artista ambulante, profeta, loco, poeta.
La santidad de un templo esta en su alma, No es sus piedras.