Libertad frente a organización, voluntad frente a rectitud, antiguos frente a neonatos… Todas estas luchas caracterizan a los vampiros del Sabbat, que parecen unidos tan sólo por el odio que sienten hacia los Antediluvianos y por el desprecio que demuestran hacia el ganado.
Trasfondo: Durante siglos, los Heraldos de las Calaveras hirvieron con una rabia impotente, atrapados más allá de los muros de la muerte. Sólo los talentos nigrománticos del Capuchino y Unre, trabajando a uno y otro lado del Sudario, fueron capaces de abrir un portal que permitiera a los Heraldos se reunieran nuevamente en el reino de los vivos.
Y qué reunión fue ésta…
Enfurecida por la encarcelación de su línea de sangre más allá del Sudario, Unre había ido hundiéndose en la locura durante casi dos siglos. Cuando regresó fue como si cada gramo de odio y desprecio del Inframundo hubiera sido descargado sobre el mundo de los vivos. Había contemplado cómo la Camarilla permanecía inmóvil mientras un vil nigromante consumía la preciosa vitae de su Sire. Había soportado tres siglos de persecución a manos de la familia de ese nigromante. Finalmente, había sufrido un doloroso desvanecimiento hacia el reino de los muertos y presenciado la caída de la línea de sangre que una vez amó.
Pero Unre no era una de esas personas que se revuelcan en las tragedias del pasado. Subsistiendo con la única vitae que pudo encontrar en las Tierras de las Sombras (la de sus hermanos Cainitas atrapados), Unre aprendió las potentes habilidades de la magia de la muerte. Tan prodigiosas eran sus aptitudes que fue incluso capaz de contactar con su Sire a través del velo para informarle de la difícil situación de su progenie.
Al principio Japheth se resistió, aduciendo que los acontecimientos que el Destino había reservado para la Descendencia de Ashur no debían ser revertidos. Sin embargo, con el trato prolongado con la familia Giovanni una gran herida empezó a abrirse en su alma, y se dio cuenta de que la prominencia de los nigromantes era algo que le debían a él. Llegando a un frágil acuerdo con Unre, Japheth prometió ayudarla a ejecutar el ritual que liberara a los suyos de su impía reclusión, pero sólo si ella se comprometía a jugar la mano que él había dispuesto. Unre aceptó con reservas, con un ferviente odio ardiendo en sus venas no-muertas, y así volvieron los Heraldos.
Desde entonces, Japheth (una de sus muchas identidades) ha utilizado su influencia sobre la línea de Sangre para que ésta se uniera al Sabbat, una decisión impopular entre los más o menos 25 Heraldos supervivientes. Sin embargo, para este fin han hecho creer a la Espada de Caín que poseen un inmenso poder, y así han acumulado mucha influencia dentro de la secta.
Hasta que llegue el momento de su inescrutable y vengativo golpe maestro, los Heraldos participan en el juego de antiguos, guiando al Sabbat hacia sus propios fines en la medida de sus capacidades. La propia Unre es una maestra del engaño, e incluso ha llegado a atrapar las almas de sus rivales en sus propios huesos o en montones de ceniza para poder seguir usándolos aún después de haber encontrado la Muerte Definitiva. Por toda la secta se han extendido terribles rumores acerca de su habilidad, y muchos miembros de la Mano Negra suplican su favor. Como si fuera una bruja de las noches medievales los ayuda por un precio, aún cuando la desprecien una vez a salvo de sus oídos. Sin embargo, a Unre ya le es familiar esta duplicidad, así que no presta atención a los ignorantes balbuceos de los demás. Después de todo, cuando llegue el momento, será la señora de todos ellos, esto es, cuando ella y su Sire alcancen la posición de dioses…
Afortunadamente para ella, Unre ha conseguido sacar partido de sus habilidades nigrománticas, tejiendo una red de favores debidos por muchos, muchos vampiros (Sabbat o no). En sus muy pocos años entre los Cainitas de la Mano Negra se ha hecho con el nivel de respeto poseído sólo por los prisci más augustos y los arzobispos. De hecho, muchos de los poderosos antiguos del Sabbat la consideran una amenaza en potencia. También parece tener alguna rivalidad secreta con Sascha Vykos (una que parece provenir de años atrás) pero nadie en la secta ha sido lo suficientemente temerario como para preguntarle al respecto. Hacerlo significaría ciertamente la ruina.
En las noches actuales, Unre tiene su refugio bajo las cambiantes arenas de Egipto. Es una vasta e interminable extensión que se ha ganado el nombre de Gólgota (N del T.- el monte Calvario, donde tenían lugar las crucifixiones en Jerusalén), ya que está “adornado” con cadáveres y zombi en varios estados de descomposición. Aquí, en lo más profundo de las entrañas de lo que es casi una ciudad personal subterránea, Unre lleva a cabo siniestros rituales, vivisecciones y experimentos. Incluso el extraño Istvan Zantosa se encuentra incómodo en este lugar “lleno como está de cráneos, dientes y restos menos saludables de aquellos que se opusieron a ella”.
Imagen: Como Heraldo de las Calaveras, el rostro de Unre no es mucho más que un rictus sonriente con unas cuencas oculares fulgurantes. Viste una harapienta bata confeccionada con la carne seca de jóvenes vírgenes. Quizá el rasgo más impresionante que muestra Unre sea, no obstante, su máscara. Mientras que muchos Heraldos llevan máscaras para ocultar sus espantosas cabezas cadavéricas, Unre hace justo lo contrario; la suya, fabricada con la enorme cabeza de un toro, luce una corona de cráneos humanos inquietantemente pequeños. Sus movimientos son lentos y coreográficos, recordando a la figura del macabro segador de una obra barroca.
Sugerencias de Interpretación: Eres turbulenta y violenta, a no ser que un radical cambio de humor o un estado de fuga domine tu presencia de ánimo. El Sabbat no es más que una herramienta para dirigir tu venganza contra tus enemigos, y tratas a todos sus miembros jóvenes con un mordaz desdén. Incluso los antiguos de la secta (particularmente la traicionera Sascha Vykos) se han ganado tu desprecio. En tu opinión, se han asentado en una cómoda hipocresía, y se contentan con dejar pasar sus noches entretenidos en sus patéticos juegos. Sin embargo el odio que sientes hacia ellos no es nada comparado con el que abrigas hacia los Giovanni. Te han robado repetidamente a lo largo de los siglos (primero las elevadas metas del Sire de tu Sire, más recientemente el Fragmento de Sargón y el Anexhexeton [N del T.- para más información sobre este particular remítete a las Crónicas Giovanni I, II y III), y entre éstas en muchas otras ocasiones. Todos los demás son marionetas de la rencorosa obra cuyo acto final estás intentando escribir.
Clan: Heraldo de las Calaveras
Sire: Japheth
Naturaleza: Confabulador
Conducta: Gurú
Generación: 5ª
Abrazo: Desconocida
Edad Aparente: Indeterminada
Físicas: Fuerza 2, Destreza 2, Resistencia 6
Sociales: Carisma 1, Manipulación 6, Apariencia 0
Mentales: Percepción 8, Inteligencia 4, Astucia 5
Talentos: Alerta 2, Esquivar 3, Empatía 4, Expresión 4, Gracia 4, Intimidación 5, Intuición 3, Liderazgo 1, Pelea 2, Subterfugio 5
Técnicas: Armas C.C. 2, Etiqueta 1, Herbolaria 6, Interpretación 3, Pericias 4, Supervivencia 7
Conocimientos: Academicismo 8, Cultura del Sabbat 2, Documentación 5, Enigmas 6, Finanzas 2, Investigación 3, Lingüística (inglés, francés, árabe, latín) 3, Ocultismo 6
Disciplinas: Auspex 6, Dominación 5, Fortaleza 8, Nigromancia 8, Ofuscación 3, Quimerismo 3, Serpentis 3, Tanatosis 4
Sendas Nigrománticas: Senda de las Cenizas 5, Senda del Osario 5, Senda Mortuus 5, Senda del Sepulcro 5
Trasfondos: Contactos 5, Criados 4, Posición en el Sabbat 5, Recursos 4
Virtudes: Convicción 3, Autocontrol 3, Coraje 2
Moralidad: Senda de los Huesos
Trastornos Mentales: Paranoia, Fuga
Fuerza de Voluntad: 6